jueves, 12 de junio de 2008

Insomnes depredadores, Amarilis C. Rey





Managua, La Habana, junio 12 de 2008 (Semanario Digital Primavera) En Cuba, el hurto y el robo son cosas que no alarman a nadie. Estas prácticas ya han pasado a formar parte de la cultura de la nueva sociedad,
creada a través de 50 años de sistema Comunista.

Así que no es nada extraño que uno o más miembros de una familia, hayan tenido que acudir a los tribunales o pasarse un tiempo en `prisión por cualquiera de estos delitos.

Robar en el argot popular, significa “búsquedas, mayores ganancias,”
y al ser imposible vivir del salario, tener “búsquedas” en los lugares de empleos, todos propiedad del estado, es tan normal que en los sitios donde esa “búsqueda” es poca, entonces los empleos carecen de importancia.

Sin embargo, cuando se escucha decir que se robaron la estatua del músico austriaco Joseph Strauss que estaba situada en un parque de la barriada del Vedado capitalino, la cuestión llama la atención.

O cuando se conoce que de un reciente memorial erigido a Mártin Luther Kink, en otro parque del Vedado ya no es posible leer el texto que formaba parte de ese memorial pues las letras de bronce han ido desapareciendo poco a poco, se llega a pensar que hay excesos en la sociedad por el hurto.

Los espejuelos de la estatua de Jonh Lennon, prohibido por muchos años para los cubanos y hoy formalmente sentado en otro parque habanero, han sido robados en varias ocasiones.


Pero el robo que parece ser más trascendental dentro de esta temática, es la desaparición de una estatua de cuerpo entero que había sido erigida en honor al popular poeta de tópicos campesinos Justo Vega ubicada en una pequeña plazoleta en un lugar muy transitado conocido por todos como La Palma, en el municipio Arroyo Naranjo.


No obstante hay versiones surgidas meses después que afirman que dicha estatua fue retirada del lugar debido a su deterioro prematuro por fallas en su confección. Sin embargo el sitio continúa vacío.

Esas cosas no parecen ser privativas de Cuba. Hace poco en Buenos Aires Argentina, la estatua de Osvaldo Pugliese, afamado compositor y ejecutor de tangos, fue arrancada del lugar donde se encontraba. El hecho, se asegura que en la capital argentina ha causado conmoción.

Muchos medios en ese país, dieron cobertura del inusual hurto. Pero en Cuba eso ya dejo de ser inusual, es casi ya una constante.

Y algo que es aun más dramático que la inescrupulosa situación que reflejan esos robos, es que los medios, todos propiedad del estado, rara ves mencionan esos hechos, y cuando alguno lo hace es de una forma que casi pasa inadvertido.

Esa actitud parece que forma parte de la adicción del gobierno al secretismo, y a que la imagen que continuamente se trata de proyectar al exterior de que Cuba es un país donde sus ciudadanos son modelos porque la revolución así lo ha logrado, se desdibuje.

Lo grave es que la degradación social va en constante aumento, y ya ni siquiera las estatuas y los memoriales pueden estar tranquilos porque los depredadores son abundantes y no duermen.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene que haber algún peje gordo comunista metido en ese robo de bronce. China está comprando todo el cobre y el bronce que aparezca en el mercado mundial.