jueves, 26 de junio de 2008

DE CUBANET Un extraño juguete bizantino, Juan González Febles



La Basílica Menor de San Francisco de Asís, es uno de los espacios más emblemáticos en los predios del llamado Casco Histórico de la Ciudad. Conciertos, exposiciones y espacios museables componen este complejo arqueológico capitalino. Aunque más orientada al turismo y a las aspiraciones políticas de la dictadura, el Historiador de la Ciudad logró combinar estos fines, con una modesta pero activa participación de los nacionales, en las opciones que se ofertan.

En la acera, la escultura en bronce del legendario Caballero de París. Ya dentro, en los bien cuidados jardines: la Madre Teresa de Calcuta, también en bronce. Ambas obras de la autoría de José Villa, un escultor cubano que ha ganado espacios en los ámbitos nacionales e internacionales. Junto a obras del cubano Villa, otras donadas por artistas europeos y de diversas regiones del mundo.

Tanto la Basílica como el resto del Casco Histórico están permeados con la impronta y las fantasías del Historiador de la Ciudad, el Sr. Eusebio Leal Spengler, devenido en hábil empresario y de acuerdo con criterios de prestigiosos investigadores, uno de los millonarios tapiñados de la cúpula castrista. Un convidado a la piñata.

La vecindad o la cercanía de los poderosos, marca una diferencia. Hemingway enterraba a sus gatos y perros en los jardines de Finca Vigía. Leal concede sepultura y reposo a algunos de sus empleados en los jardines de su Basílica.

Bajo sus lápidas, descansan las cenizas del erudito Emilio Roig de Leuchsering, su antiguo patrón. Allí comparten honores y sepultura la esposa y otros, que ganaron el respeto y la consideración de Leal. No se encuentran las cenizas del Caballero de París. Dicen que no fue cremado. Parece lógico, una cremación es muy costosa en La Habana. No creo que el Caballero haya dejado caudales suficientes para ello.

En el extremo de los jardines que miran a la Avenida del Puerto, se encuentra La Catedral Ortodoxa Griega de San Nicolás de Mira. Un exquisito juguete arquitectónico a escala reducida. El templo ostenta la categoría de catedral.

Está concebido con los parámetros establecidos por Salomón para su templo. Estos rigen en lineas generales, la construcción de casi todos los lugares de adoración divina, en la mayoría de las confesiones conocidas. El altar principal en el este, la entrada al oeste. El norte y el sur custodiado por los guardianes.

Mantiene dentro de esto, la estructura bizantina en forma de cruz. El centro de la cruz, siempre de acuerdo con esta liturgia, se corresponde con el centro del mundo físico, esto es abajo. Esta parte simboliza además, al imperio bizantino. La cúpula, directamente arriba, representa al cielo. En la cúpula, Jesucristo como pantocrátor.

Este centro está flanqueado por cuatro columnas o pilares. Estas representan los cuatro evangelistas de la Iglesia. Estos son: Mateo, Marcos, Juan y Lucas. Entre las columnas y suspendida entre el cielo y la tierra, una lámpara fuente de luz. La lámpara de aceite, representa a la Santísima Trinidad y a los doce apóstoles. El huevo de avestruz en su parte inferior, representa la simiente de vida.

La Catedral Ortodoxa Griega habanera, esta vistosamente decorada con maderas preciosas. Los iconos muy valiosos, al igual que las maderas para la ornamentación, la liturgia y los bancos del templo, fueron traídos desde Grecia con este fin. En la parte frontal, el iconostasio está dividido en dos partes: izquierda y derecha.
A la derecha, los iconos representativos de Jesús, Juan el Bautista y el arcángel Gabriel. A la izquierda, la Virgen Maria, San Nicolás de Mira y el arcángel Miguel.

Los iconos están hechos en madera. En su confección se sigue el método tradicional decantado a lo largo de siglos. Se pinta primero de negro, arriba blanco y sobre el blanco, lámina de oro. El templo atesora un icono que fue retocado por última vez en 1849. Representa a Jesús pantocrátor. Fue donado al templo por una familia griega, de paso por la Isla.

El templo está atendido por tres sacerdotes: Un archimandrita colombiano (hiero monje célibe), junto a dos sacerdotes seculares cubanos (casados), un sub diácono cubano, casado también y un sacristán. Para la Iglesia Ortodoxa Griega, el celibato es una vocación y no una obligación.

En relación con el sacristán, se trata de un negro, intensamente negro y fuerte. Más que el sacristán tradicional de una iglesia cristiana, recuerda con su aspecto a los guardianes nubios de los templos de Egipto antiguo. Educado y de finos modales, nadie le superará en
sus maneras exquisitas. Parece ocuparse de servir de cicerone a los visitantes. Los datos aportados en este trabajo, fueron resultado de su conocimiento y profesionalidad. También, él es la única huella ostensible de cubanía en el lugar.

La confesión ortodoxa griega cuenta en La Habana con aproximadamente 300 feligreses cubanos. También existen pequeñas comunidades de feligreses en Holguín, Cienfuegos y Pinar del Rio. Poco, pero algo.

Aunque uno de los alabarderos de voz más prístina, entre el coro de aduladores del Comandante, el Historiador de la Ciudad, demostró tener, al menos clase. Sus manías de poderoso y su eventual condición de convidado a la piñata, no le han impedido crear belleza en las parcelas de su jardín virtual.

Sus manos no están manchadas con la sangre o con la honra de ningún cubano. Ciertamente, el paso de su caballo permitió y en algunos casos, hizo crecer la hierba. Su extraño juguete bizantino y la Basílica Menor de San Francisco de Asís, así lo demuestran.
Lawton, 2006-11-11
jgonzafeb@yahoo.com
Tomado de CubaNet org


No hay comentarios: