jueves, 19 de junio de 2008

Poema del gato


Después de diez o doce años
todavía rechina en mis oídos
el imperativo reclamo de tu
indefensión: aquel debilísimo,
hambriento, huérfano maullido
de gato apaleado con que, posta
de medianoche junto al río, me
llamaste, !apenas un copo
de algodón ovillado en mis botas!
S.O.S. vibrando, de solitario a
solitario, que atendí como pude
-leche dentro del casco, al calor
del reflector, y tu cabeza redonda
hundida en mi jarro sorbiendo a
lenguazos la nata-. Luego dormiste
y cuando amaneció cogiste monte
aprisa, amigo gato cuyo maullido,
clave de soledad, no defraudé,
hermano gato, como yo, huérfano de Dios.

Rogelio Fabio Hurtado
El poeta entre dos tigres

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