jueves, 12 de junio de 2008

ECONOMÍA “¡No es algo nuevo, pasa todos los días!” Paulino Alfonso






Un artículo que leí, aparecido hace algunos años en CubaNet y titulado ‘Lavar la leche’, me incentivó a escribir el presente.

En el año 1997, se nos convocó a Teo Garcés y a un servidor para realizar una auditoría temática (es decir sobre control, origen y destino de productos en almacenes) en el Ministerio de la Industria Alimenticia. El motivo de la misma, pues bien, el trillado y sempiterno ‘anónimo’ o chivatazo directo a la Oficina del Ministro.

Cumplidos los trámites de presentación, nos personamos en la referida unidad y al cabo de 90 días de trabajo de auditoría, detectamos:

Primero, la alta idoneidad de los administradores, el primero médico veterinario, el 2do técnico en Recursos Laborales. Olvidaba decir que ambos eran miembros del Partido Comunista. Lo supimos porque ellos mismos, más asustados que honestos se adelantaron en hacerlo saber. Dijeron también que llevaban sólo una semana al frente del cargo. Pero, además de ese pecadillo hallamos, entre otras cosas:

Una fábrica clandestina de mayonesa (dentro de los almacenes) cuyos ingresos iban a parar al bolsillo del asesor jurídico de la empresa y por supuesto, a otros funcionarios. Hablamos de 2000USD mensuales por este concepto.

Una próspera tienda de especies, que vendía mensualmente cerca de 14 000USD, equivalente en aquellos días al salario de 4000 trabajadores. La venta era en moneda nacional al acceso de todos los bolsillos. También encontramos dos establecimientos ‘privados’, el primero dedicado a la venta de ropa reciclada, cuyo destino original fueron los trabajadores de ese gremio, pero que se vendían en realidad a campesinos a buenos precios. Vale destacar que a esos no se les vendía ropa de trabajo por tratarse del sector privado.

La segunda, es digna de una historia de Walt Disney. Se trataba de ventas al por mayor de pasta de tomate, manzana, pera y mango dedicada (con excepción del tomate) a la población infantil. También chocolate decomisado por baja calidad que se vendía en moneda nacional, aunque a precios leoninos. Existía además un Servicio de Reparación de autos particulares, atendido por mecánicos que serviciaban a una pequeña flota de camiones propiedad de la unidad.

Calculada según los parámetros estatales, la malversación, sólo en el periodo auditado (un año) ascendió a los dos millones de pesos cup y se suponía que los negocios llevaban en marcha antes de nuestra llegada, más de tres años.

Con estos datos, preparamos y entregamos nuestro informe y se nos citó a una reunión, “con todos los ‘factores’ relacionados” en el ministerio. Por tratarse de un asunto económico, la reunión fue presidida por la vice ministra del área. La señora, más aburrida que interesada nos dejó informar sin hacer interrupciones. En ocasiones anotaba algo en un block. Cuando terminamos, nos dijo, y la cito: “Esto no es algo nuevo, pasa todos los días”. Nos preguntó: “¿Algo más?”.

Al tener la callada por respuesta, nos felicitó por el buen trabajo y nos agradeció nuestro servicio.
Al salir, el viejo Teo, me dijo con toda la sorna de su bautista corazón: “Esto no lo salva ni Jesucristo acompañado por el Queen Mary y el Titanic juntos”.

Nos tomamos un café y echamos a andar por la ancha y fresca Avenida 41. Hacía falta, la noche invitaba para paliar el enojo. Al cabo del tiempo y de años y decepciones pasadas, considero mi queridísima Sra. Tejo, viceministro de aquella ocasión, que tenía usted razón. Es verdad, esto pasa y ha pasado todos los días durante casi 50 años en mi pobre país. Pero, como todo lo que comienza, tiene que acabarse. Es el mejor momento para eso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro que sí, la Sra. Tejo tenía toda la razón. Lo que es más, la considero una persona honrada por admitirlo y buena de corazón al no tomar represalias contra Uds. Seguro, todo lo que empieza acaba... pero, a veces para que se acabe, y el borracho se caiga, es necesario darle un empujoncito o hacerle tropezar con algo. Como dicen los guajiros: "A volar, que el sol cambea."