Lawton, La Habana, junio 19 de 2008, (SDP) No pienso relatar la vida de Rocky Balboa, son sólo dos trabajos que por lo extenso del tema no se pueden sintetizar en uno. El tema ha sido tocado por otros desde prismas diversos, pero al menos yo, pretendo tocarlo de forma directa. Espero que este aporte brinde mayor claridad para una comprensión cabal del tema.
Surgió al principio del año 90, más que como noble intento de rescate, como medida desesperada. Dieciocho años después, sólo el 21, 4% de las 3500 empresas registradas en Cuba, clasifican en el mundo real como lo que se conoce como, PyMes (pequeñas y medianas empresas) De este exiguo número, más del 50% son militares. ¿Extraño verdad? Quizás para un extranjero, para nosotros no. Por esto, es bueno hacer un poco de historia.
La génesis de este sistema fueron las reformas chinas, por supuesto, en su versión más light. El ‘Big Brother’ siempre temeroso y cauto, lo autorizó en el único lugar que escapa al escrutinio parlamentario y burocrático: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Tomada esta decisión, el ministro, entonces (contrario a lo que muchos piensan) una persona con una visión y una capacidad organizativa dignas de mejores empeños, se dio a la tarea de hacer realidad lo que muchos consideraron un sueño.
Para ello, agrupó bajo la dirección de su más hábil y diligente sustituto a un grupo de jóvenes oficiales que comenzaron a viajar hacia cuanta universidad en la Unión Europea ofreciera cursos de administración de empresas, finanzas y contabilidad. En Cuba, se abrieron en las FAR, cursos emergentes de economía (horror) capitalista e inglés. Al cabo surgió una hornada de especialistas muy buena, entre los cuales se destacó un alumno estrella. Se trata del Sr. Roberto Pérez Betancourt, coronel de la Marina de Guerra y aventajado seguidor de Milton Friedman. Pérez Betancourt, fue nombrado jefe de la Dirección Operativa de este empeño.
Como lo primero es lo primero, la autopsia del anterior sistema arrojó como ‘causa mortis’, algo digno del serial televisivo CSI y su carismático protagonista Grissom. Así, se detectó entre otras:
-Una economía basada en balances materiales (consumo) y no financieras (resultados) lo cual generó un descontrol de proporciones faraónicas y que posibilitó de todo por todos.
-Un laberinto de leyes, decretos y mamotretos laborales que funcionaron más como camisas de fuerza que como efectivas legislaciones laborales.
-Almacenes abarrotados de productos inservibles por un monto de 200 millones de pesos cup
-Por último, lo más importante: Un obrero, mal pagado, mal vestido, mal alimentado y peor representado que tenía más de zombie que de ser racional.
Para revivir a Frankestein fue necesario:
-Ignorar 161 cuerpos legales de todo tipo, entregar modestos estímulos monetarios y de servicios, cerrar todo lo que fuera oneroso e irrentable (unidades militares incluidas) abrir o reciclar empresas que fueran competitivas y operaran según normas internacionales (Tecnofex, Gaviota, TRD Caribe, Caribbean Dry Dock) no muchas.
A esto se le llamó ‘Redimensionamiento Empresarial’. Jack Welch y Roberto Goizueta hicieron lo mismo en GE y Coca Cola. Por esto, los sindicatos en los Estados Unidos se les fueron encima como tiburones blancos hambrientos. En Cuba, se les declaró ‘interruptos’ que en la jerga económica significa ‘lay off’. Entonces, se les pagó el salario con una moneda similar al del juego Monopolio y ‘tutti contenti’.
Lógicamente, en un plazo de cuatro años, aunque de forma modesta, la situación mejoró. Lo que impresionó al Comandante tanto, que con su ‘wishful thinking’ habitual, preguntó al Ministro (Raúl Castro) si no se podría lograr lo mismo en la ‘Corte de los Milagros’, perdón, en la vida civil.
Con su cautela asiática, el Ministro envió al Sr. Pérez Betancourt de exploración. A su regreso el scout trajo, como dice el presentador de Direct TV, noticias más pero mucho más malas que las que se habrían recibido cuatro años atrás: Ni Hércules podría limpiarlo. Pero esto queda como material para la segunda parte.
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