Lawton, La Habana, julio 3 de 2008, (SDP) Hace cerca de cuatro años, en una rara intervención por la televisión oficial, apareció un Sr. muy respetable, Dalmau de apellido. En realidad no se trató del Dr. Dalmau, ex médico de cabecera de la vedette de Cuba Rosita Fornés y además ex recluso. Tampoco se trató de un ex condiscípulo del Instituto Edison devenido en oficial del Ministerio del Interior. Este que televisó era uno de los vice ministros del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex).
El asunto del programa era el ‘Bloqueo Imperialista’. A una cándida pregunta de una más cándida reportera mexicana: “¿No le parece peligroso depender del comercio venezolano solamente?”, el viceministro respondió: “¿Poner los huevos en una canasta? Ya eso nos pasó una vez. No se repetirá. ¡Lo tenemos resuelto!”
Baste decir que si no fue retirado, le prohibieron ofrecer otra entrevista por TV. No podrá hacerlo en mucho tiempo, aunque se trate de la red local de TV en Camajuaní, si la hubiera.
Desde 1962 hasta la promulgación de la Ley Helms-Burton, el ‘Bloqueo-Embargo’ logró sus mejores resultados. Mucho más que toda la alharaca recién creada desde ambas orillas. Durante el intervalo del gobierno de Lyndon B. Jonson, Nixon y Ford, fue casi imposible conseguir una cuchilla de afeitar Gillette en Cuba. Fue a partir del gobierno de Jimmy Carter que se empezaron a ver algunas cositas made in USA en Cuba.
Después fue la época de oro de José Luís Padrón, Tony de La Guardia, Napoleón Vilaboa, el pastor Espinosa y la Comunidad Cubana en el Exterior, hasta el “terrible” George W. Bush, que ha permitido desde el año 2001, la venta de $1600 millones USD, en alimentos a Cuba que representan (devaluaciones aparte) el 65% del comercio exterior en alimentos de Cuba.
ADM, Cargill y KFC, firmas mundialmente conocidas y localmente desconocidas para cualquier cubano de a pie y camello, venden más en Cuba que en Costa Rica. Entonces, uno se pregunta: Si ya no se compra la leche en polvo en Nueva Zelanda y se adquiere en USA ¿Dónde está el bloqueo?
Decididamente, todos los huevos no están en la misma canasta. Dalmau habló demasiado y se merece el ostracismo de la pantalla chica. George W. Bush, se parece al Caifás del chiste, no mató a Cristo: ¡Pero como lo ha hecho sufrir!
primaveradigital@gmail.com
El asunto del programa era el ‘Bloqueo Imperialista’. A una cándida pregunta de una más cándida reportera mexicana: “¿No le parece peligroso depender del comercio venezolano solamente?”, el viceministro respondió: “¿Poner los huevos en una canasta? Ya eso nos pasó una vez. No se repetirá. ¡Lo tenemos resuelto!”
Baste decir que si no fue retirado, le prohibieron ofrecer otra entrevista por TV. No podrá hacerlo en mucho tiempo, aunque se trate de la red local de TV en Camajuaní, si la hubiera.
Desde 1962 hasta la promulgación de la Ley Helms-Burton, el ‘Bloqueo-Embargo’ logró sus mejores resultados. Mucho más que toda la alharaca recién creada desde ambas orillas. Durante el intervalo del gobierno de Lyndon B. Jonson, Nixon y Ford, fue casi imposible conseguir una cuchilla de afeitar Gillette en Cuba. Fue a partir del gobierno de Jimmy Carter que se empezaron a ver algunas cositas made in USA en Cuba.
Después fue la época de oro de José Luís Padrón, Tony de La Guardia, Napoleón Vilaboa, el pastor Espinosa y la Comunidad Cubana en el Exterior, hasta el “terrible” George W. Bush, que ha permitido desde el año 2001, la venta de $1600 millones USD, en alimentos a Cuba que representan (devaluaciones aparte) el 65% del comercio exterior en alimentos de Cuba.
ADM, Cargill y KFC, firmas mundialmente conocidas y localmente desconocidas para cualquier cubano de a pie y camello, venden más en Cuba que en Costa Rica. Entonces, uno se pregunta: Si ya no se compra la leche en polvo en Nueva Zelanda y se adquiere en USA ¿Dónde está el bloqueo?
Decididamente, todos los huevos no están en la misma canasta. Dalmau habló demasiado y se merece el ostracismo de la pantalla chica. George W. Bush, se parece al Caifás del chiste, no mató a Cristo: ¡Pero como lo ha hecho sufrir!
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