jueves, 3 de julio de 2008

“El fidelismo entre Barak Obama y John Mc Cain”. Guillermo Fariñas Hernández






Santa Clara, julio 3 de 2008, (SDP) Casi todos los cubanos intuyen los novedosos tiempos por venir, en las históricamente tensas relaciones Cuba versus Estados Unidos de América. Pero hasta hace poco, nadie oficialmente lo había reconocido. Pues la cuestión se manejaba a sotto voce, por la envejecida nomenclatura en el poder.

Los lectores del periódico Granma, el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, se toparon con el tema en su edición matutina del viernes 27 de junio del 2008. Nada menos que bajo la firma del sempiterno “tanque pensante” del fidelismo Armando Hart Dávalos. Llegó con un sugerente titulo: “Hacia un nuevo saber”.

A no pocos analistas de la realidad cubana, les llamó la atención el segundo párrafo del artículo periodístico. Esto fue debido a la proyección de un miedo insuperable por parte del grupo gubernamental en Cuba, si pudiera resultar electo como presidente del gigantesco país del norte, el senador de piel negra Barak Hussein Obama.

El segundo párrafo dice así: “Barak Obama, candidato por el Partido Demócrata a las próximas en Estados Unidos, ha declarado que si triunfa derogará las disposiciones vigentes en ese país que impiden operaciones económicas de viajes a nuestro suelo dictadas por la administración Bush….”

Y continua: “…. Si cumple su promesa, nacerá una nueva etapa en el combate ideológico entre la Revolución Cubana y el imperialismo. En ella, para alcanzar la invulnerabilidad ideológica a que aspiramos, será necesario el diseño de una nueva concepción teórica y propagandística acerca de nuestras ideas y su origen”.

En estas letras el propio Hart Dávalos acepta una cuestión esencial: La cultura político-ideológica de los seguidores del socialismo cubano no es óptima para librar la batalla en el campo de las ideas, que sin discusión alguna sobrevendrá. Se produce en un terreno y unas circunstancias que nunca desearían. Aunque se sienten disminuidos, es la mejor de las variables.

La otra opción para horror de los castristas, se personaliza en el también senador federal John McCain. Representante de la derecha más beligerante y decidida, posee el respaldo unánime del Complejo Militar Industrial. Una institución, no por gusto temida, por casi todos los gobiernos terroristas de este planeta.

A quienes gobiernan ahora en la isla mayor del mar Caribe, les atemoriza el arribo de McCain al despacho oval de la Casa Blanca. Todos los perfiles psicológicos de los cuerpos de inteligencia castristas, arrojan resultados parecidos en cuanto a la postura que asumirá respecto a Cuba, el ex – prisionero en Viet Nam.

La recopilación de datos de los expertos de los Equipos de Análisis de la Conducta, dejan ver a un John McCain, que tomará a la cuestión cubana como un asunto muy personal. Ya que resultó torturado por los discípulos de Fidel Castro, mientras era cautivo de los comunistas vietnamitas.
Hasta este momento las encuestas favorecen al aspirante Obama, por un margen de entre 7 y 9 % sobre McCain. Pero la distancia se ha acortado ostensiblemente entre los candidatos, pues hace solo un mes era de un 12 % a favor de Obama. Pero de aquí al mes de noviembre, un escándalo cualquiera pudiera inclinar la balanza electoral.

En el tercer párrafo escribió Hart Dávalos: “La supresión de las limitaciones económicas impuestas a los viajes a Cuba significará que alrededor de un millón de nacidos en esta tierra o sus descendientes puedan venir como turistas o por el interés de entrar en contacto con el terruño y sus familiares….”.

Y prosigue Hart: “…. En esa categoría se incluyen “cubanos” contrarios a la Revolución o quienes simplemente se marcharon por otras razones y no podemos caracterizar como tal…. Es decir tenemos ante nosotros el reto inmenso de cómo enfrentar un tiempo nuevo en la lucha cultural contra el enemigo”.

Por estas letras se deduce, que no desean la apertura propuesta por Barak Obama. Comenzará a derrumbarse ante el mundo y ante los cubanos los cubanos de dentro, la tan necesaria e útil imagen de la “Plaza Sitiada”, que rompería con las justificaciones para las excesivas represiones.

Los miembros más encumbrados del desastroso experimento social ejecutado en Cuba, desde enero del ya lejano 1959, saben que llega la hora final al poder ejercido por ellos y a la llamada Revolución. Pero los carcome la incertidumbre que acarrea toda disyuntiva, porque el Fidelismo anda columpiado entre Barak Obama y John McCain.
cocofari62@yahoo.com

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