jueves, 8 de mayo de 2008

CULTURA, Silvio estuvo con los presos, Luis Cino




El cantautor Silvio Rodríguez estuvo con los presos. No con los presos de las UMAP (que sigue afirmando el régimen que no eran presos, sino reclutas). Silvio volvió a negar haber estado alguna vez (Pablo Milanés sí estuvo) en los campamentos de Camaguey donde proclamaban que el trabajo forzado convertiría a “los desviados” en hombres libres, aptos para el socialismo.

Tampoco estuvo “con los presos de su propia cabeza atormentada” que decía en “Resumen de noticias”, aquella vieja canción con la que nos tomó el pelo y posó de rebelde en el Festival de Varadero de 1970.

Aquel era otro Silvio. Uno de los tantos que ha habido. Regresó rehabilitado de su castigo en un barco pesquero para convertirse en el cantor oficial, diputado y millonario. Ahora, entre otras cosas, se preocupa por los presos. Al menos, se preocupa porque pinten y escuchen canciones.

Silvio estuvo con los presos que ahora mismo colman las cárceles cubanas. No con todos, sino con una parte de ellos. Con los que desearon (dicen que la asistencia no fue obligatoria) y les permitieron asistir. Silvio cantó para ellos y sus carceleros.

Silvio Rodríguez y un puñado de artistas acaban de concluir su expedición por las prisiones cubanas. Con tantas prisiones como hay en Cuba, resultó una agotadora expedición. No visitaron todas las cárceles. Era demasiado.

Silvio y sus compañeros, con la aprobación unánime de la Asamblea Nacional (no podía ser de otro modo) actuaron en 16 de los más de 200 penales que hay en el país.

Silvio y los demás expedicionarios quisieron enviar una señal a los presos de que, cuando salden su deuda, tienen otra oportunidad. Para ello, además de los 15 minutos del turno de Silvio, el programa contó con las armonías vocales de Sexto Sentido, “Acuérdate de abril” y los chistes de Amaury Pérez y Carlos Ruiz de la Tejera, las llamas del cuarto de Tula (que se quedó dormida y no apagó la vela) por Eliades Ochoa, y poemas de Antonio Guerrero musicalizados por Vicente Feliú.

También hubo pintores. En cada prisión visitada quedó un mural. Algunos presos cantaron rap y guaguancó, bailaron rumba y leyeron poemas. Todo con tanto júbilo, disciplina y fervor revolucionario, que no se podía distinguir a los presos de los policías disfrazados.

Todo bien lindo y conmovedor, pero sería mejor si mientras pagan la deuda, los reclusos tuvieran mejor alimentación, más atención médica y los trataran como a seres humanos. Que no sólo de las canciones de Silvio vive el hombre nuevo.

Pero Silvio como si tal cosa. El definitivo cantor de la revolución cubana, como Máximo Gorki cuando le dio por querer reformar el GULAG, está convencido que llevar el arte a las prisiones es lo más importante.

Es una vieja idea suya. En 1990, inició una gira por las prisiones del occidente del país. Tuvo que cancelarla por los problemas en el transporte que originó la llegada del Período Especial.

A propósito, dice Silvio que “los índices de conflictividad” disminuyeron sensiblemente en las prisiones que visitó en 1990. Creo que influyó más el hambre del Período Especial que las canciones de Silvio. Los presos tenían demasiada debilidad para ponerse conflictivos. ¿Oyó hablar del agua con azúcar y la sopa de fideos con espinas de pescado? Recuerde qué comíamos en las casas durante el Período Especial y trate de imaginar cómo sería la comida en la cárcel…

¿Para qué contrariar los sueños con serpientes y aviones de Silvio Rodríguez? Silvio cree en el mejoramiento espiritual a través del arte y seguirá abogando por nuevas expediciones artísticas a las cárceles. Reclamar comida, medicina, y un trato humano para los presos corresponde a otros. Puede que por ello vayan a prisión. No lo dude. Silvio Rodríguez, que afirma cantar a todos los presos sin distinción, cantará también para ellos.
Arroyo Naranjo, 2008-05-03
luicino2004@yahoo.com
Dice Silvio que siempre estuvo con los presos.

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