EDITORIAL # 33
De Osetia y Olimpia
La mayoría de los cubanos siguen con atención los Juegos Olímpicos de Beijing. Tele Rebelde trasmite la señal las 24 horas del día. Todo un privilegio. Alguna ventaja tenía que reportar para Cuba la reanudación de la alianza estratégica con los camaradas chinos.
Nunca fueron tan oportunas las olimpiadas para el régimen cubano. No sólo para mantener entretenida a una población insatisfecha y desesperanzada por las reformas que no llegan. También para promover ante sus ojos el modelo chino de desarrollo sin democracia.
El régimen cubano divide sus apuestas entre el resplandor chino y los aviones rusos. Cualquiera de los dos puede ser su tabla de salvación para cuando falle el petróleo bolivariano. Es conveniente apoyar la ocupación del Tíbet y aplaudir la actuación de las fuerzas rusas en Osetia del Sur. ¿Qué más da que sea a través de una declaración firmada por el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros o por una reflexión del Compañero Fidel en Cuba Debate?
Hasta ahora, es pobre el desempeño de los deportistas cubanos en Beijing. Hay pocas esperanzas con respecto al purgado equipo beisbolero. Parece que ya pasaron los mejores tiempos del tan propagandizado “deporte revolucionario”. Las causas de la decadencia van desde el deterioro de las instalaciones deportivas hasta las selecciones hechas más por criterios de confiabilidad política que de rendimiento deportivo.
Al Comandante en Jefe y los jerarcas del INDER le es más fácil hablar de “decisiones injustas de los árbitros” y de “deporte asediado” que enfrentar la realidad.
El Máximo Líder solía despedir a los deportistas cubanos como a soldados que partían a la guerra. “Con el escudo o sobre el escudo”, les decía. Últimamente, los jerarcas tienen que resignarse a la idea de que algunos se quedarán. Los demás regresarán atados a los escudos, custodiados por los segurosos que viajan con la delegación. Llegarán justo a tiempo para “condenar a los traidores” y dedicar sus medallas “a Fidel y la revolución”.
Redacción SDP
De Osetia y Olimpia
La mayoría de los cubanos siguen con atención los Juegos Olímpicos de Beijing. Tele Rebelde trasmite la señal las 24 horas del día. Todo un privilegio. Alguna ventaja tenía que reportar para Cuba la reanudación de la alianza estratégica con los camaradas chinos.
Nunca fueron tan oportunas las olimpiadas para el régimen cubano. No sólo para mantener entretenida a una población insatisfecha y desesperanzada por las reformas que no llegan. También para promover ante sus ojos el modelo chino de desarrollo sin democracia.
El régimen cubano divide sus apuestas entre el resplandor chino y los aviones rusos. Cualquiera de los dos puede ser su tabla de salvación para cuando falle el petróleo bolivariano. Es conveniente apoyar la ocupación del Tíbet y aplaudir la actuación de las fuerzas rusas en Osetia del Sur. ¿Qué más da que sea a través de una declaración firmada por el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros o por una reflexión del Compañero Fidel en Cuba Debate?
Hasta ahora, es pobre el desempeño de los deportistas cubanos en Beijing. Hay pocas esperanzas con respecto al purgado equipo beisbolero. Parece que ya pasaron los mejores tiempos del tan propagandizado “deporte revolucionario”. Las causas de la decadencia van desde el deterioro de las instalaciones deportivas hasta las selecciones hechas más por criterios de confiabilidad política que de rendimiento deportivo.
Al Comandante en Jefe y los jerarcas del INDER le es más fácil hablar de “decisiones injustas de los árbitros” y de “deporte asediado” que enfrentar la realidad.
El Máximo Líder solía despedir a los deportistas cubanos como a soldados que partían a la guerra. “Con el escudo o sobre el escudo”, les decía. Últimamente, los jerarcas tienen que resignarse a la idea de que algunos se quedarán. Los demás regresarán atados a los escudos, custodiados por los segurosos que viajan con la delegación. Llegarán justo a tiempo para “condenar a los traidores” y dedicar sus medallas “a Fidel y la revolución”.
Redacción SDP
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