jueves, 14 de agosto de 2008

La censura económica II, Paulino Alfonso



Lawton, La Habana, 14 de Agosto de 2008, (SDP) Tras 18 horas de agotadores explicaciones, y viendo que no podían con nuestros argumentos, llegó el verdadero sentido de la revuelta en la granja.

Este no era otro que alargar los plazos para solicitar más créditos a los soviéticos. Se trataba de construir un proyecto paralelo concebido por la superioridad (sic) para (cito): “desarrollar una ciudad minero metalúrgica”. Esta debió incluir una Universidad, y aplicar los eficientes y probados métodos del estudio-trabajo de la doctrina martiana y entre otras innovaciones, una casa de visita para el ¨ Consejo de Estado ¨. En fin, ordeñar la vaquita hasta donde alcanzara la leche.

Este fue el mensaje. Modificar la novela, perdón, el proyecto. Está de más decir que no se invitó a ningún soviético para (cito de nuevo): “no atiborrarlos de cifras innecesarias”. Y además (a pesar que tres de nosotros hablábamos el ruso muy bien) evitar el uso de interpretes, “que hubieran dilatado la reunión mas de lo necesario”. Esto pasó, cuando se ensalzaba a diario la eterna gratitud con los hermanos soviéticos por su ayuda desinteresada y fraternal, con: Idioma ruso por radio y televisión...

A pocos meses de esta jugada, se aparecieron los cándidos periodistas de Granma, para según ellos: “Saber de primera mano que estaba ocurriendo en Moa”.

Se nos citó sin apuro a la oficina de nuestro Vice Director. A nuestra pregunta de: “¿Jefe, qué le decimos a esta gente?”, nos contestó lo siguiente: “¿A los bobos, estos?, verán…”

Y nos alargó un documento de 3 páginas con una sonrisa, a la vez que nos decía con sorna: “Si Uds. fueron capaces de reconstruir una tarea como la de los rusos y convertirla en un documento ‘tan serio’ cómo nuestro presupuesto general, bien pueden meter una mentiraza a estos infelices. Eso si no los coge primero Pacheco y los emborracha tanto, que van a confundir Moa con Baikonur”. Nos despidió con el consabido lema: “La cosa esta bajo control”.

Todo pasó como se predijo, se hizo la entrevista, les respondimos y después se fueron entre tumbos. Uno de ellos fue el ilustre y laureado fotógrafo Liborio Noval. Demás está decir que allí aprendí el chiste que los rusos le atribuyen a Stalin: “Cuídate del toro, de Churchill y de los periodistas americanos, de lo demás, no”.

La Planta Ernesto Guevara de la Serna demoró un poco menos que la Pirámide de Kheops: 16 años. Años después y sólo después que la Sherrit le hiciera una remodelación capital. Lo más parecido a una cirugía plástica. Pudo operar con mediana eficiencia.

Ah, se me olvidaba… La casita de la maraña la disfruta de forma rotativa el canadiense que esté al frente de la explotación minera. ¿Para que son los amigos?

Lo triste es que esa mentiraza y otras que se deben haber dicho, se tradujeron en un despilfarro de recursos materiales y financieros de cerca de 100 millones de USD. Estoy seguro le hubieran venido muy bien a ambos pueblos y que pasaron a formar parte de la multimillonaria deuda que ni Rasputín, perdón Putin, va a poder cobrar.
Ni kagda, ni kamu, nunca ni a nadie¨. A menos que renazcan el PCUS, la URSS y Brezhnev a la vez. Por suerte, Cristo está en el cielo, y los milagros se acabaron.

Por eso es el título. Eso pasó por que no podíamos ladrar. Dios quiera que a los profesionales venezolanos, bolivianos u otros más, que caigan en el infortunio de las utopías, no les pase igual. Al menos, por suerte, hay bastantes periodistas libres, en sus respectivos países. ¡Cuídenlos!


Hasta otra vez, si Dios quiere.
primaveradigital@gmail.com

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