jueves, 7 de agosto de 2008

ECONOMÍA, La censura económica I, Paulino Alfonso





Lawton, La Habana, agosto 7 de 2008, (SDP) En 1978, trabajaba en Moa, Oriente como especialista en el Proyecto 301, el más importante que se ha emprendido en Cuba. El desarrollo niquelífero es sin dudas, el único que ha sobrevivido dentro de esta categoría. Créanme: lo único que ha sobrado en mi país durante 50 años de gobierno revolucionario, ha sido eso, Proyectos.

Como hablo ruso, desde mi arribo fui asignado al área de los asesores soviéticos. A solicitud de estos, junto con otros 3 compatriotas fui transferido a un edificio del reparto asignado a ellos. Se hacía con el fin de alargar la jornada y poder consultarnos a cualquier hora.

Como todo en la vida no es trabajo, al termino de estas sesiones se organizaban fiestas. En ellas, sólo participábamos los soviéticos y nosotros, los especialistas cubanos.
Durante una de estas fiestas, un moldavo (lo más parecido a un cubano que había en la URSS), me hizo un chiste sobre 2 perros rusos que por error llegaron a los EE.UU. en un barco.

Mientras ladraban con los perros americanos, estos últimos se maravillaban de que los rusos se quisieran quedar en América ya que en la URSS se vivía (como perro, claro) casi tan bien como allí. La respuesta no se hizo esperar. El perro ruso mas viejo, llamado Igor, le dijo a Joe: No nos dejaban ladrar.

Este preámbulo aparte de amenizar, realmente sirve par darle sentido al mismo, verán por qué.

El tiempo para construir una procesadora de níquel es a lo sumo 5 años. Esto, si incluye infraestructura (viviendas, facilidades temporales, servicos, viales. generación eléctrica y otras) puede llegar a 8 años, no mas. A partir de ahí, todo lo agregado encarece el proyecto.

Mi especialidad era en Presupuesto de Proyecto. Esto me daba acceso a todo lo referente a plazos de construcción. Incluso las terminaciones de cada parte que conformaban el Proyecto total.

Este fue calculado por cubanos y soviéticos en GIPRONIKEL, una empresa de Leningrado. Era una buena tarea técnica, que contemplaba plazos muy precisos. Bastante holgados en terminación, dada la baja productividad de los cubanos.

Al presentarse el proyecto, la parte cubana protestó más que los jóvenes de 1968 (Bob Dylan, incluido).

Esto nos asombró, previamente lo habíamos revisado en unión de los cubanos que lo hicieron en la URSS. Así que solicitamos una reunión, en la que para nuestro asombro, participaron una constelación de Jefes. Vinieron encabezados por el entonces todo poderoso miembro del Politburó del partido comunista; Miguel Cano Blanco. Además de este, había no menos de 3 viceministros y 7 directores nacionales. En fin, todo quien podía decidir en algo o en todo.

Si esto hubiera sido en otro país y sus líderes no fueran tan geniales, esta historia no seria motivo de una crónica. Se pretendió y se logró alargar de forma irracional la terminación y cada parte del Proyecto. El mismo generó una trampa colosal. Los gastos crecieron en proporción astronómica. Lo verán la próxima semana. Hasta entonces, si Dios quiere
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