jueves, 7 de agosto de 2008

DESDE LAS PRISIONES, Torturas avaladas , Iván Hernández Carrillo.








Prisión Provincial de Las Villas, Santa Clara, agosto 7 de 2008, (SDP) A varios hermanos del presidio político les he explicado que se me hace imposible escuchar los discursos de los principales dirigentes del régimen. Cólera fácil de aducir. De forma reiterada les escucho aseverar, entre otras muchas mentiras, la ausencia de torturas y desaparecidos por su represión. Incluso, ponen de ejemplo los sucesos acaecidos en la prisión Iraquí de Abuh Ghraib para demostrar que EE.UU si recurre a esa abominable practica.

Reiterar la ausencia de tortura en su régimen, es una afrenta para todos los que la sufrimos y la hemos sufrido. La anterior afirmación puedo avalarlo si hago alusión a las torturas contra presos políticos. Estos, además de soportar las extremas condiciones de vida en las cárceles, lidian con golpizas, ataques, amenazas y otras muchas agresiones propinadas por sus mercenarios y en ocasiones, por sus uniformados verdeolivo.

Yo no necesito buscar pruebas para desmentir al flamante presidente del gobierno cubano, general Raúl Castro. Conozco de crímenes cometidos por sus fuerzas represivas tan atroces como los de Abuh Ghraib.
A principios del año 2006, cuando el escándalo de la susodicha prisión Iraquí estaba en su apogeo, llegué a la prisión del "Pre" en Santa Clara. Allí fui testigo ocular de un sin número de abusos y torturas a manos de sus principales jefes. Supe de primera mano del protagonismo del capitán Delvis López Quesada Jefe de la prisión, del Teniente Ariel Jovel, el Sub-Oficial Yunior jefe de reeducación, de los mellizos, Febre y otros conocidísimos personajes. Todos con una participación muy activa en toda clase de episodios violentos.
En esta prisión me tropecé con el joven Alexander García Lima, del reparto "JOSÉ MARTI", en la ciudad de Santa Clara, quien seis meses antes de yo llegar a esta prisión, había sido victima de brutal tortura.
Contó Alexander, que el mismo día 13 de agosto, cuando el ex gobernante cubano Fidel Castro cumplía 79 años de edad, recorrió las calles de la prisión portando una enorme sabana blanca grabada con un letrero que decía ¡ABAJO FIDEL! Inmediatamente, recibió la respuesta violenta y brutal de los principales jefes de la prisión a los que hice alusión anteriormente. Lo arrastraron por toda la calle a la vista demás reclusos hasta el área que ocupan las celdas de castigo. En este lugar se ensañaron y le propinaron una fuerte paliza, al extremo de hacerle escupir los dientes como le prometieron. Mientras lo pateaban, otros le provocaban contusiones y heridas en el rostro y la cabeza. Algunas requirieron de suturas. Pero no le brindaron asistencia médica. Lo desmayaron y lo tiraron en una de esas sucias celdas tapiadas, sin luz eléctrica, sin agua y a merced de la buena de Dios.
No debe sorprender a nadie la impunidad para los militares perpetradores de esta tortura:"Castro no tiene un pelo de bobo. El no va ha proveerle al mundo las pruebas reveladoras de la verdadera naturaleza de su régimen. ¡Imagínense los titulares si hubiera castigado a estos secuaces! "Oficiales de la fuerza represiva de la dictadura castrista fueron castigados por cometer los mismos crímenes perpetrados en ABUH GHRAIB" ¡No! El nunca iba a permitir eso.
Lo que si ocurrió fue la desaparición de Alexander. En el argot presidiario "desaparecer", quiere decir ser trasladado para una prisión en un recóndito lugar como castigo. En este caso, hacia la prisión de máxima severidad de Aguíca, en Colón, provincia de Matanzas. A unos 120 KM de distancia de su casa y de su familia. A modo confidencial, dudo mucho que el joven Alexander salga con vida de estas prisiones. Su testimonio algún día le podrá demostrar al mundo que las torturas sí forman parte de la represión del régimen al más alto nivel.
El anterior caso no es el único que conozco. Se dice que es un método utilizado con bastante frecuencia por la tiranía. Pero antes de continuar quiero darles la explicación que he dado a mis hermanos del presidio político sobre la importancia de escuchar la verbosidad de los principales dirigentes del régimen, punto de vista que dio origen a este escrito. Muchos de nosotros escuchamos estos discursos atentamente, aunque no los soportemos. A partir de esta palabrería, surgen las armas de nuestra lucha.

Citemos por ejemplo: Las bibliotecas independientes nacieron tras Castro aseverar ante la prensa nacional y extranjera acreditada en La Habana, en febrero de 1998, que en cuba no había libros prohibidos. Apoyados en su afirmación, el matrimonio formado por Berta Mexidor y Humberto Colas Castillo, lograron abrir una brecha de libertad entre sus garras. Este trabajo demostrará que desde sus mismas mentiras, pueden nacer las armas para combatirlos. Como también es verdad que hicieron pagar con creces la osadía, a los bibliotecarios independientes. Cuando le vino en ganas, nos metió en la cárcel, a cumplir largas condenas.
Hace apenas unos días, el general de ejercito Raúl Castro, actual presidente, dijo de forma pública que en Cuba no existe un solo caso de torturados ni desaparecidos. Aún los medios de prensa controlados hacen mención a estas elegantes declaraciones como algo inmaculado, puro, y casto. Sin embargo, a sólo 270 KM de distancia de La Habana, dos oficiales de su cuerpo represivo ponen a prueba la susodicha ausencia de tortura.
El ‘negrito’ de Camajana como se conoce al joven Rafael Espinosa González, de 31 años de edad, mientras se encontraba aislado en una de las celdas de castigo de la prisión de "Guamajal", en Santa Clara, fue víctima de una brutal tortura. Oficiales de esta penitenciaria, que responden uno al nombre de Alexander y el otro por su apellido Osorio, perpetraron una espeluznante golpiza contra el reo.
Según Rafael, primero el 24 de Mayo y después el lunes 26, repitieron la tortura. "Me golpearon sin razón, ni justificación, me golpearon porque les caigo mal. Me avasallaron y ahora quieren levantarme una causa por ‘atentado’. Mira como me dejaron. Me ocasionaron tres heridas en la cabeza que requirieron 13 puntos de suturas. Me fracturaron el antebrazo derecho. Me provocaron este hematoma bajo el pómulo del ojo izquierdo y me ocasionaron una hemorragia en el ojo derecho. -y continuó- "me dejaron tirado en el suelo de la celda tinto en sangre. Perdí el conocimiento y recobré el mismo cuando estaba en hospital...".
Igual suerte han corrido otros reclusos en esta penitenciaria, como Iván Marrero Muñoz y Eric Morejón Castillo. Esto sucedió en fecha más reciente, pero no pienso hacer alusión a los mismos. Lamentablemente las torturas se han convertido en una realidad demasiado frecuente, que se ha hecho común y que pudiera evitarse y prevenirse. Es por ello que volvemos nuestra reflexión, una vez más sobre este peligroso tema, al que por desgracia el régimen cubano apoya con el silencio.
Si hay alguien que piense que lo anterior ocurrió porque unos secuaces de Castro hicieron caso omiso a sus palabras, lamento decirles que la realidad es otra. Los torturadores prefieren seguir una máxima bien racional que dice así: "Haz lo que yo digo y no lo que yo hago".
Raúl Castro es un orador poco locuaz, pero capaz de insertar un sinfín de hermosas palabras en sus discursos. Por eso su hacer lo tilda de inexorable. Prueba de ello es la continuidad de esta férrea tiranía, que ha llevado a prisión a varias decenas de miles de cubanos amantes de la Libertad y la democracia.
Es lo que el pueblo cubano exige: Cero tortura y cero desaparecidos. Que se predique con el ejemplo y la flexibilidad. Únicamente en una verdadera democracia los crímenes que hoy se cometen en sus prisiones, no quedarían impunes.
primaveradigital@gmail.com

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