jueves, 5 de febrero de 2009

TODO LO QUE NO SE DEBE HACER, Luís Cino


Arroyo Naranjo, La Habana, febrero 5 de 2009 (SDP) Está más allá de mi comprensión. A estas alturas del juego, cuando el régimen pide por señas el conteo de protección, la oposición democrática se empeña en hacer precisamente casi todo lo que el sentido común aconseja no se debe hacer.

Asistimos a la duplicación de organizaciones, las crisis en el seno de proyectos que parecían consolidados, el aumento de los conflictos entre la disidencia interna y el exilio, la improvisación y el voluntarismo, la exacerbación de los protagonismos, la paranoia y las descalificaciones a los que piensan distinto.

Pareciera, a juzgar por las frecuentes acusaciones de “segurosos” intercambiadas entre opositores, que aumentó notablemente en los últimos meses la nómina secreta de los agentes de penetración de la Seguridad del Estado.

Tropezamos, una y otra vez, con la misma piedra. Y el régimen gana con cada uno de nuestros errores, a los que no es ajena la mano de su policía política. Como se dice en mi barrio, “está ahí, gozando, echándose el prisma”.

Conflictos que brotan como hongos amenazan la estabilidad y supervivencia de algunos de los frentes que más preocupan al régimen: las Damas de Blanco, el Proyecto de las Bibliotecas Independientes.

Agenda para la Transición boicotea el suministro de informaciones a Radio Martí. La coalición opositora tiene razón en muchas de los cuestionamientos que plantea. Pero, ¿será ahora el mejor momento para ventilar viejos agravios con la emisora?

TV Martí no se puede ver en Cuba. Exacto. El caso de Radio Martí es muy diferente. Su programación no es la mejor, repite demasiado los programas y la interferencia electrónica le mete un ruido infernal. Pero se oye en Cuba. No por gusto el régimen invierte una suma millonaria en interferirla. Su eventual desaparición nos haría retroceder, casi 25 años atrás, a los tiempos en que la disidencia no tenía voz. Ni mala ni regular. Ninguna.

Un documento que circula por La Habana atribuye el estancamiento de la situación cubana al hecho de que se desoyeron las iniciativas propuestas en agosto de 2007 por el Partido Cubano de Renovación Ortodoxa y la organización radicada en Puerto Rico Operación Liborio.

El documento tiene razón en algunos puntos, tales como en la reticencia de algunos opositores (en Cuba y el exilio) a auto-regularse y aplicar en sus filas la democracia por la que dicen luchar.

La oposición, por disímiles factores, dista todavía de ser una alternativa de poder. Si ahora mismo el gobierno aceptara dialogar para formar un gobierno provisional de transición, tal como andamos por la disidencia (Dios quiera me equivoque) sólo puedo imaginar un peligroso vacío de poder de incalculables consecuencias.

Pero los autores del documento, como buena parte del exilio, confunden sus deseos con la realidad. Peor aún, subestiman a los disidentes en Cuba. No son todos los que aspiran a conseguir visa de refugiado político para irse del país ni los que venden los equipos que reciben de las organizaciones exiladas para costear el viaje. Quizás ese fue su modo de salir de Cuba y por eso lo dicen…

Los líderes opositores deben ser (de hecho lo son) capaces de asumir riesgos y sacrificios. Eso no implica que necesariamente tengan que tener madera de héroes. Importan más su prudencia, previsión y habilidad política. Arreglados estaremos si desde ahora empezamos a buscar héroes de balaceras, gritones pendencieros y caudillos carismáticos.

Tampoco necesitamos mártires. Suficiente martirio hay ya en las dantescas prisiones cubanas. Saturar la represión es una estrategia de lucha que se aconseja fácil desde Miami. Con tanto come candela como anda suelto por allá, pudieran agarrar sus botes y yates y poner proa a Cuba. Tal vez el presidente Obama (a quien algunos atribuyen una varita mágica) permita el éxodo masivo a la inversa. Entonces, entre todos, saturaremos la represión más rápido y provocaremos la ingobernabilidad…
luicino2004@yahoo.com

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