Prisión de Canaleta, Ciego de Ávila, febrero 12 de 2009, (SDP) En marzo próximo se efectuará la fiesta universal del juego de las bolas y los strikes. Será una batalla campal entre varias naciones. Todas lucharán a brazo partido por la pasión que nos consume, la fiesta nacional de muchos países. Según fuentes oficiales, las federaciones protagonistas ya han hecho los preseleccionados y por los nombres citados se puede deducir que algunas novenas serán verdaderos ‘dream teams’, por contar con peloteros que brillan con luz propia en la gran carpa.
Este segundo clásico beisbolero puede demostrar si verdaderamente Japón es el mejor del mundo o si la actuación de Cuba en la anterior edición fue pura suerte, como la llaman mucos fanáticos ingenuos. Los cubanos sabemos poco de las Grandes Ligas. El acceso al mejor béisbol del mundo es bastante restringido. Sólo una pequeña minoría disfruta del mejor béisbol profesional.
Personalmente, yo apuesto por el béisbol, por los peloteros cubanos y por una buena actuación de estos en el clásico mundial que viene. En mis 38 años de edad, me han proporcionado más glorias que penas. Si las autoridades cubanas permitieran la participación de José Ariel Contreras, Alexei Ramírez, Dayan Viciedo, Rikimbili Betancourt, los hermanos Orlando y Liván Hernández, Kendry Morales, Yadiel Martí, Yaser Gómez y otros muchos que se lucen o lo harán en el béisbol profesional de los Estados Unidos, estoy convencido que otro gallo cantaría.
Lo importante ahora es el deporte. Que las dos orillas se pongan de acuerdo, para ver a nuestros peloteros dejar la piel en el terreno, como dijo el industrialista Carlos Tabares, en el clásico mundial anterior. Cuando comience la competencia, no estará en juego un sistema social o una ideología. Tampoco un modo de vida diferente. Durante varias semanas, todos serán iguales, como iguales serán las oportunidades. No se tendrá en cuenta quien gana más de 50 millones de USD o quien recibe menos de 30 USD al mes. Cuando se de la voz ‘¡A Jugar!’, será el amor al traje, la pasión, el ímpetu por nuestra fiebre nacional, el béisbol.
primaveradigital@gmail.com
Este segundo clásico beisbolero puede demostrar si verdaderamente Japón es el mejor del mundo o si la actuación de Cuba en la anterior edición fue pura suerte, como la llaman mucos fanáticos ingenuos. Los cubanos sabemos poco de las Grandes Ligas. El acceso al mejor béisbol del mundo es bastante restringido. Sólo una pequeña minoría disfruta del mejor béisbol profesional.
Personalmente, yo apuesto por el béisbol, por los peloteros cubanos y por una buena actuación de estos en el clásico mundial que viene. En mis 38 años de edad, me han proporcionado más glorias que penas. Si las autoridades cubanas permitieran la participación de José Ariel Contreras, Alexei Ramírez, Dayan Viciedo, Rikimbili Betancourt, los hermanos Orlando y Liván Hernández, Kendry Morales, Yadiel Martí, Yaser Gómez y otros muchos que se lucen o lo harán en el béisbol profesional de los Estados Unidos, estoy convencido que otro gallo cantaría.
Lo importante ahora es el deporte. Que las dos orillas se pongan de acuerdo, para ver a nuestros peloteros dejar la piel en el terreno, como dijo el industrialista Carlos Tabares, en el clásico mundial anterior. Cuando comience la competencia, no estará en juego un sistema social o una ideología. Tampoco un modo de vida diferente. Durante varias semanas, todos serán iguales, como iguales serán las oportunidades. No se tendrá en cuenta quien gana más de 50 millones de USD o quien recibe menos de 30 USD al mes. Cuando se de la voz ‘¡A Jugar!’, será el amor al traje, la pasión, el ímpetu por nuestra fiebre nacional, el béisbol.
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