jueves, 12 de febrero de 2009

ARTIMAÑAS DICTATORIALES, Félix Reyes Gutiérrez


Ranchuelo, Villa Clara, febrero 12 de 2009, (CP-SDP) La mentira y el engaño son dos de las armas utilizadas por la dictadura castrista para mantenerse en el poder. Durante más de medio siglo, ciudadanos de diferentes sexos, profesionalidad, oficio y categoría social han sido víctimas de ello.

Leonardo Martínez Luque, en compañía de su esposa e hijos, Yuniet Águila Piz, Cristian Rafael y Rosanna Martínez Águila habitaban, en el año 2001, una casa con paredes de madera podridas, recogidas del vertedero municipal. El piso era de tierra y el techo de cartón con agujeros, se mojaba cuando ocurrían lluvias.

El domicilio, situado en el Reparto Rubí, del municipio Ranchuelo, en Villa Clara, se derrumbó el citado año debido al paso por la región central del país del huracán Michelle. Varios de los afectados fueron evacuados en el “Combinado”, lugar ubicado en las afueras del poblado, donde se fabricaban bloques para la construcción y colchones, entre otras producciones.

Martínez Luque y su familia fueron situados en un cuarto de mampostería de tres metros cuadrados, carente de cocina y baño. Orinaban en los alrededores del domicilio y defecaban en jabas de nylon que botaban a la basura. Convivían próximos a tanques de hormigón que contenían cal en su interior. Dichos tanques fueron causantes de un sin número de ingresos hospitalarios de Rosanna, quien padece de asma.

Dada la situación, el perjudicado viajó a Ciudad de La Habana y entregó misivas en la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, los Consejo de Estado y de Ministros de la República de Cuba, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Instituto Nacional de la Vivienda, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y otras entidades gubernamentales. Todas le respondieron que tratara el asunto con las autoridades villaclareñas.

Martínez Luque se dirigió a la sede del Partido Comunista de Cuba (PCC) y el Parlamento en la municipalidad. Conversó con Orlando Luján y Teresa Martínez, primer secretario del PCC y presidenta del Poder Popular respectivamente. Ambos hicieron caso omiso al demandante porque con anterioridad este se había quejado a las direcciones nacionales del gobierno. A su vez, como represalia, lo excluyeron de la lista de los damnificados por el huracán Michelle.

En febrero del 2001, el afectado fue citado a las oficinas de Lujan y Martínez y estos le expresaron: “Si quieres casa tienes que incorporarte a la microbrigada del municipio. Allí obtendrás tu domicilio, pues un 60 % de la totalidad que construyan, será para ustedes, los microbrigadistas”.

También el perjudicado sostuvo una entrevista con Miguel Díaz Canel, por entonces primer secretario del PCC en el territorio villaclareño.

En septiembre del 2002, los ubicaron con calidad de préstamo en una cuartería, en la vivienda # 50 de la calle Coronel Acebo entre Juan B. Contreras y Avenida de los Mártires, en Ranchuelo.

El lugar tiene paredes de madera y por los huecos que tiene el tejado, se moja cuando ocurren precipitaciones.

No poseía agua y estaba carente de baño. Del mismo modo que en el “Combinado”, la familia tenía que defecar en jabas de nylon. Leonardo decidió construir una letrina en el patio. El hueco de la fosa permaneció abierto alrededor de cinco años porque el directivo de la vivienda municipal, nombrado Orelvis, negó los materiales para su construcción.

Ante el peligro que corrían sus hijos, el ahora devenido constructor, antiguo cortador de caña del Complejo Agroindustrial (CAI) Ifraín Alfonso, envió una misiva al Vaticano, dirigida al Cardenal Celestino Migliori. La iglesia facilitó los recursos y en menos de 15 días, la fosa se construyó.

Al cierre del 2008, los 27 microbrigadistas culminaron 65 viviendas. A su vez trabajaron en la remodelación de la policlínica municipal y las escuelas primarias “José Martí” y “Javier Calvo”. Sin embargo, el gobierno sólo ofertó a los constructores 18 casas. Contrae una deuda de 21 domicilios.

En noviembre del pasado año, los obreros fueron informados que no había entrega de casas hasta el 2011 pues había que priorizar a los afectados por los huracanes Gustav, Ike y Paloma. Las autoridades aprobaron dos casas para la microbrigada, prácticamente ya terminadas y asignadas.

Nueve de la totalidad de los trabajadores, incluido Leonardo, esperan por vivienda.

Leonardo, de 47 años, a pesar de la alergia que le ocasiona el cemento, aún labora en la construcción. Está a punto de quedarse totalmente ciego por una Toxoplasmosis. Víctima de una artimaña gubernamental durante casi un decenio, ha disipado el sueño de poder brindar una casa a su familia.
feregut@yahoo.es


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