viernes, 5 de septiembre de 2008

Equidad discutible Nro 36


Aunque la Unión Europea (UE) apuesta por la democratización y el respeto a los derechos humanos en Cuba, está por ver bajo qué presupuestos. Algunos gobiernos del Viejo Continente parecen no darse cuenta, con quien tratan de hacerse entender. Siempre que de dialogar con el régimen cubano se trata, los políticos europeos actúan con una ingenuidad pasmosa.

El cabildeo de la diplomacia gamberra del régimen cubano en las cancillerías europeas busca privar de recursos y apoyo a la oposición interna. En la mayoría de los casos, confunde y lo logra.

Los activistas pro democracia chocan con la incomprensión o la indiferencia de los representantes diplomáticos de muchos países de la Unión Europea. Estos se muestran reticentes a crear espacios de Internet para el uso de miembros de la sociedad civil, periodistas independientes y activistas de derechos humanos.

Los gobiernos europeos no aplican con Cuba los principios de reciprocidad que deben regir las relaciones bilaterales. En el caso de Internet, el gobierno cubano presiona y en muchos casos consigue obligar a las embajadas a conectarse a la red a través de servidores controlados por las agencias que administra. Alegan que si las embajadas usan conexiones satelitales autónomas, violan la soberanía nacional cubana.

Los países que aceptan esta caprichosa y extravagante acepción del término ‘soberanía nacional’ entregan su información clasificada al Departamento de Seguridad del Estado a través de sus cíber policías.

El gobierno cubano presiona para que las pocas embajadas que brindan servicio de Internet a, la disidencia interna y los periodistas independientes, dejen de hacerlo. El gobierno cubano argumenta que no organiza cíber cafés en las embajadas cubanas de Europa. ¿Para qué iban a hacerlo? A diferencia de Cuba, en los países miembros de la Unión Europea, la Internet es libre.

Lo más singular de este caso es que las autoridades cubanas alegan que los servicios de Internet no pueden prestarse desde las embajadas. El planteamiento por si mismo, constituye una verdadera intromisión en los asuntos internos de cada uno de estos países. El régimen cubano se atribuye el derecho de decidir a quien recibe cada embajada y que servicio o apoyo puede brindar. Lo peor es que se le permite.
SDP

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