jueves, 18 de septiembre de 2008

Los músicos de oído EDITORIAL Nro 38

Son muchos los cubanos que desde la distancia ponen su alma y su corazón en el empeño de ayudar a los suyos. Esos son los imprescindibles. Regularmente son respetuosos y extremados en la legitimidad del servicio que prestan a la libertad. Otros viven amargados y resentidos porque en su momento, hicieron gala de antológica cobardía en las dependencias de la policía de Seguridad del Estado, antes de partir. Hoy necesitan esa difícil forma de rehabilitación que permanece dentro, cuando el peligro pasa y queda la deshonra.

Dentro de este grupo están los gusanos rojos que andan por ahí por el mundo. Los gusanos rojos nunca escribieron o hicieron algo que les comprometiera en Cuba. Su carrera política comenzó cuando abandonaron la Isla. Algunos alcanzaron éxito y marcan pautas sobre que hay que hacer dentro de la Isla. Mantienen una alianza orgánica con los resentidos, tan necesitados como andan los pobres de atención y aplauso.

Merodean por pasillos de ministerios y ONG del mundo y me dijo un amigo que se desplazan junto a las paredes. Que rehuyen el medio. Entre ellos, la inteligencia castrista se mueve como pez en el agua. Son sus aliados naturales. Son el centro y la sal de cada ‘victoria diplomática’ castrista. El condimento adecuado. Un ‘backup’ útil, adecuado y discreto.

Aunque pretendan moverse en silencio, se sabe cuando hacen su entrada a algún proyecto. Las cosas de inmediato cambian para peor en Cuba. Uno los percibe por su rastro como a cucarachas. Pero la vida sigue y la buena noticia continúa terca: A pesar de estos pesares, Cuba será libre.
SDP

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