jueves, 4 de septiembre de 2008

DESDE LAS PRISIONES, Intolerancia, Pedro Arguelles Morán


Prisión de Canaleta, Ciego de Ávila, setiembre 4 de 2008, (SDP) En horas de la mañana del lunes 25 de agosto, me encontraba sumido en la lectura en la celda en que me mantienen secuestrado, en condición de rehén del régimen castrista. En esos instantes apareció el oficial de la policía política que trabaja contra nosotros en esta Prisión Provincial de Ciego de Ávila, Canaleta y me preguntó que leía.

Le respondí que una fotocopia del diario español El País. Este oficial de la policía de Seguridad del Estado, expresó: “¡Esto no puede ser! Tengo que ver como esto ha entrado aquí”-dijo en referencia a otros ejemplares que yo tenía sobre mi cama en ese momento. Todo porque en este periódico se ataca o se critica al gobierno cubano. Todas estas son palabras textuales de este agente represivo castrista. Yo esperaba que me confiscara todos los ejemplares que tenía arriba de la cama, pero esto afortunadamente, al momento de redactar esta nota, esto no ha sucedido y ojala no suceda.

El caso es que estos militares, usan a los carceleros y a los otros guardias para que ejecuten sus órdenes contra nosotros, los prisioneros políticos y de conciencia. Si vienen otros guardias y me confiscan las fotocopias del diario El País, tendré que pronunciarme ante esa prohibición de ejercer la libertad de información. Mi derecho a obtener información ajena a la información manipulada y tendenciosa que ofrece la prensa oficialista cubana.

Este oficial vino porque yo solicité su presencia. El pasado 8 de agosto me correspondía una visita, por cuestiones personales no me fue posible disfrutarla. Necesitaba hablar con él, para que me reprogramara otra. Este policía político me dijo que esto sería muy difícil, porque se tenía en cuenta mi disciplina. Alegó que yo sacaba denuncias desde la prisión. Dijo que tendría que esperar otros cuatro meses, (ocho en total) para tener ese derecho, de acuerdo con el riguroso calendario impuesto para las visitas familiares.

Todo se debe a que no acepto la mal llamada ‘reeducación penal’, que nunca existió bajo este régimen castrista. Aunque si existiera, no la aceptaría porque mi forma de pensar no comulga con este régimen.
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