La Habana, septiembre de 2008, (SDP) En Cuba, al cierre del año 2002 se habían inventariado 993 mil hectáreas totalmente desatendidas. Transcurridos más de cinco años, la situación del campo es peor. Al cierre del 2007, se reportaron cerca de un millón 333 000 hectáreas de tierras cultivables cubiertas de marabú y mal atendidas.
Para que se tenga una idea más precisa de lo desolador del paisaje en este sector; las tierras aptas para el cultivo en Cuba están cercanas a las 11 millones de hectáreas. De esa superficie están asignadas a la producción agrícola 6.6 millones de hectáreas, pero en el 2007 solo estaban en producción 2,9 millones de Ha., lo cual contrasta con las 3,5 millones de Ha., dedicada a los diferentes cultivos, cría de ganado y selvicultura en el 2002.
Como se puede apreciar, en estos últimos cinco años hubo un significativo retroceso en la producción del agro, lo cual se refleja en los elevados precios de los productos agrícolas que se ofertan en la red minorista.
Como consecuencia de los elevados precios de los productos agrícolas en el mercado internacional, para Cuba la producción de alimentos ha pasado a constituir un problema de seguridad nacional. Pero tal como se están enfrentando los problemas del campo por parte de las autoridades para darle solución a esta negativa situación, las señales que están enviando es que no han ganado conciencia de la gravedad del asunto. Ejemplos abundan para certificar ese pésimo comportamiento como consecuencia de la desidia y mal trabajo de la ineficiente y parasitaria burocracia estatal.
La responsabilidad por parte del gobierno es grande debido a que las tierras aptas para el cultivo que están en manos de empresas estatales sobrepasan las 627 mil Has. Súmele a lo anterior 465 mil Hectáreas en poder de las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC). Entre una y otra tienen cerca del 88% de las mejores tierras, deficientemente atendidas y mantienen grandes extensiones totalmente abandonadas.
Del total de tierras asignadas al cultivo a nivel nacional, las cooperativas y agricultores privados concentran aproximadamente el 11% de la tierra. Por las producciones que están entregando es por lo se garantiza, con precios altamente especulativos y oligopólicos, debido a los sórdidos manejos que realizan los inescrupulosos intermediarios, la entrega de productos agrícolas para casi los casi 11 millones de cubanos.
Existen infinidad de ejemplos negativos de la inrresponsable política que se viene aplicando en estos momentos por parte del gobierno en la agricultura cubana, con la vergonzosa complicidad y silencio de las administraciones provinciales, los sindicatos plegados al gobierno, la manipulación escandalosa de la prensa oficialista y el principal culpable, el Partido Comunista. Todos ellos, sin excepción, son los responsables directos de la actual crisis y principalmente de la descabellada aventura de estar realizando compras de alimentos en el exterior que este año, por sus altos precios, tendrá que erogarse, tal como anunció el Presidente Raúl Castro, la astronómica cifra de 2 mil millones de dólares.
Gran parte de ese dinero se pudo haber asignado a la aplicación de una política sostenida de recapitalización de la abandonada y en gran parte perdida infraestructura agrícola, así como inversiones para obtención de novedosas y más productivas tecnologías, distribución de tierras ociosas, pagos que incentivaran a los productores y salarios decorosos a los obreros agrícolas. Si hubieran hecho eso, hoy el campo cubano no estaría presentando el panorama desolador y de abandono en que se encuentra.
La situación ha llegado a tal extremo de irresponsabilidad que en el 2007 se destinaron 2,5 millones de dólares para la compra en Brasil, China y Sri Lanka, de pulpa de guayaba, tomate y copra de coco, para las fábricas conserveras, a pesar de que estos cultivos están totalmente abandonados y en no pocos casos han desaparecido por la obstinación de no pagarle a los productores lo que su trabajo y esfuerzo merecen. Pero nadie ha dicho nada, total silencio.
Lo anterior empalidece cuando conocemos que el gobierno destina cientos de millones de dólares para comprar 600 mil toneladas de arroz en el mercado internacional para cubrir la cuota de la canasta básica y el consumo social. El precio del arroz es de 1 100 dólares la tonelada.
De acuerdo a los estimados del Ministerio de Agricultura, la producción nacional del grano para el presente año, será a lo máximo de 220 mil toneladas. Pero es poco probable que se cumpla. En muchas zonas arrocera no se está recogiendo la totalidad del cereal y como los productores no tienen condiciones de secado ni almacenamiento y en muchos casos no tienen a quien vendérselo, se está cometiendo la barbaridad de que gran parte de esas producciones terminan como alimento para cerdos.
Como los arroceros están presentado grandes dificultades para la obtención de semillas, debido que hay carencia de secaderos y de otros medios para que estas sean optimas para el cultivo, cuando recogen el grano y no tienen donde meterlo, eligen la solución más rápida: se lo venden al mejor postor. No pocos lo están desviando para alimentar animales.
Ante este desastre, nos preguntamos, ¿donde realmente esta la crisis? ¿Es culpa de los altos costos del petróleo, la producción de biocombustibles, el “despiadado embargo norteamericano? O realmente, ¿no será culpa del ineficiente modelo económico con cientos de tentáculos improductivos que hoy, contra toda lógica y pragmatismo, se aplica obstinadamente en Cuba?
primaveradigital@gmail.com
Para que se tenga una idea más precisa de lo desolador del paisaje en este sector; las tierras aptas para el cultivo en Cuba están cercanas a las 11 millones de hectáreas. De esa superficie están asignadas a la producción agrícola 6.6 millones de hectáreas, pero en el 2007 solo estaban en producción 2,9 millones de Ha., lo cual contrasta con las 3,5 millones de Ha., dedicada a los diferentes cultivos, cría de ganado y selvicultura en el 2002.
Como se puede apreciar, en estos últimos cinco años hubo un significativo retroceso en la producción del agro, lo cual se refleja en los elevados precios de los productos agrícolas que se ofertan en la red minorista.
Como consecuencia de los elevados precios de los productos agrícolas en el mercado internacional, para Cuba la producción de alimentos ha pasado a constituir un problema de seguridad nacional. Pero tal como se están enfrentando los problemas del campo por parte de las autoridades para darle solución a esta negativa situación, las señales que están enviando es que no han ganado conciencia de la gravedad del asunto. Ejemplos abundan para certificar ese pésimo comportamiento como consecuencia de la desidia y mal trabajo de la ineficiente y parasitaria burocracia estatal.
La responsabilidad por parte del gobierno es grande debido a que las tierras aptas para el cultivo que están en manos de empresas estatales sobrepasan las 627 mil Has. Súmele a lo anterior 465 mil Hectáreas en poder de las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC). Entre una y otra tienen cerca del 88% de las mejores tierras, deficientemente atendidas y mantienen grandes extensiones totalmente abandonadas.
Del total de tierras asignadas al cultivo a nivel nacional, las cooperativas y agricultores privados concentran aproximadamente el 11% de la tierra. Por las producciones que están entregando es por lo se garantiza, con precios altamente especulativos y oligopólicos, debido a los sórdidos manejos que realizan los inescrupulosos intermediarios, la entrega de productos agrícolas para casi los casi 11 millones de cubanos.
Existen infinidad de ejemplos negativos de la inrresponsable política que se viene aplicando en estos momentos por parte del gobierno en la agricultura cubana, con la vergonzosa complicidad y silencio de las administraciones provinciales, los sindicatos plegados al gobierno, la manipulación escandalosa de la prensa oficialista y el principal culpable, el Partido Comunista. Todos ellos, sin excepción, son los responsables directos de la actual crisis y principalmente de la descabellada aventura de estar realizando compras de alimentos en el exterior que este año, por sus altos precios, tendrá que erogarse, tal como anunció el Presidente Raúl Castro, la astronómica cifra de 2 mil millones de dólares.
Gran parte de ese dinero se pudo haber asignado a la aplicación de una política sostenida de recapitalización de la abandonada y en gran parte perdida infraestructura agrícola, así como inversiones para obtención de novedosas y más productivas tecnologías, distribución de tierras ociosas, pagos que incentivaran a los productores y salarios decorosos a los obreros agrícolas. Si hubieran hecho eso, hoy el campo cubano no estaría presentando el panorama desolador y de abandono en que se encuentra.
La situación ha llegado a tal extremo de irresponsabilidad que en el 2007 se destinaron 2,5 millones de dólares para la compra en Brasil, China y Sri Lanka, de pulpa de guayaba, tomate y copra de coco, para las fábricas conserveras, a pesar de que estos cultivos están totalmente abandonados y en no pocos casos han desaparecido por la obstinación de no pagarle a los productores lo que su trabajo y esfuerzo merecen. Pero nadie ha dicho nada, total silencio.
Lo anterior empalidece cuando conocemos que el gobierno destina cientos de millones de dólares para comprar 600 mil toneladas de arroz en el mercado internacional para cubrir la cuota de la canasta básica y el consumo social. El precio del arroz es de 1 100 dólares la tonelada.
De acuerdo a los estimados del Ministerio de Agricultura, la producción nacional del grano para el presente año, será a lo máximo de 220 mil toneladas. Pero es poco probable que se cumpla. En muchas zonas arrocera no se está recogiendo la totalidad del cereal y como los productores no tienen condiciones de secado ni almacenamiento y en muchos casos no tienen a quien vendérselo, se está cometiendo la barbaridad de que gran parte de esas producciones terminan como alimento para cerdos.
Como los arroceros están presentado grandes dificultades para la obtención de semillas, debido que hay carencia de secaderos y de otros medios para que estas sean optimas para el cultivo, cuando recogen el grano y no tienen donde meterlo, eligen la solución más rápida: se lo venden al mejor postor. No pocos lo están desviando para alimentar animales.
Ante este desastre, nos preguntamos, ¿donde realmente esta la crisis? ¿Es culpa de los altos costos del petróleo, la producción de biocombustibles, el “despiadado embargo norteamericano? O realmente, ¿no será culpa del ineficiente modelo económico con cientos de tentáculos improductivos que hoy, contra toda lógica y pragmatismo, se aplica obstinadamente en Cuba?
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