Arroyo Naranjo, La Habana, setiembre 25 de 2008, (SDP) ¿Solidaridad es procurar el bienestar del prójimo en detrimento del propio o es brindar apoyo mutuo y espontáneo a las causas comunes?
Una de las propagandas políticas del gobierno cubano, a nivel internacional, es la solidaridad de un pueblo que dona sus modestos recursos a otras naciones necesitadas, a pesar de tener una de las economías mas empobrecidas del hemisferio.
En este sentido, vende a los cubanos como ciudadanos que sacrifican lo poco que tienen y que no les alcanza para subsistir, por solidaridad. Envían sus médicos a Venezuela aunque se afecten la calidad del los servicios de salud nacionales por falta de personal.
No interesa que la educación de nuestros niños se perjudique por falta de maestros debido a los bajos salarios. Los cubanos se sacrifican y donan al gobierno de Evo Morales más de cuarenta clínicas oftalmológicas con la más alta tecnología médica.
Sin embargo, la población cubana aun se pregunta de donde salieron los recursos para hacer estos donativos. Porque si existían con ellos no se mejoro la situación alimentaría que afecta el país desde inicio de la década de los 90.
Realmente ¿Cuál es la causa común de solidaridad entre los cubanos? ¿Ir a Venezuela en medio de tanta violencia a prestar servicios médicos o traer un contenedor lleno de equipos electrodomésticos y pacotilla para la reventa en Cuba de regreso?
La causa común de los cubanos no es sacrificarse por otros. Es apoyarnos mutuamente para resistir la crisis. Hay solidaridad cuando un ciudadano decide que el precio de pasaje del transporte popular termine en el bolsillo del chofer y no en la alcancía del erario publico.
Incluso va más allá. La mayoría de los cubanos en su actuar en la vida cotidiana incurren en algún tipo de acción delictiva y toleran que otros las cometan. Es una especie acción unitaria de los ciudadanos para enfrentar la permanente crisis y la hostilidad de las políticas del gobierno. No es una cuestión de necesidad, es supervivencia.
Por ejemplo, callar cuando conoces que tus vecinos tienen negocios ilegales, o compras bienes a un revendedor ambulante es delito. Estas acciones son típicas de la vida diaria de los cubanos.
Guardar silencio implica el riesgo de ser sancionados por la ley penal vigente. El Art. 161.1 del código penal impone la obligación de denunciar a las autoridades cuando se tenga conocimiento de que se comete o se intenta cometer un delito.
Esta prohibido vender sin autorización estatal. Comprar también lo esta, en el caso de que sea evidente o se suponga que la mercancía proviene de fuentes ilícitas (delito de reaceptación, Art. 338). Todos los bienes y servicios que se intercambian en el mercado negro cubano tienen esas características.
La solidaridad es la adhesión ilimitada y total a causas comunes. Implica asumir y compartir por ella, beneficios y riesgos. Esa es la verdadera solidaridad del pueblo cubano. No es sacrificio subjetivo; es apoyo mutuo, incondicional y espontáneo. Pero, entre cubanos.
laritzadiversent@yahoo.es
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