Santa Clara, setiembre 4 de 2008, (SDP) Los lectores del diario Granma fueron timados. En Hilo Directo apareció la noticia: “Por acuerdo del Consejo de Estado de la República de Cuba, fue condecorado con la Orden Playa Girón el Teniente General (r) Nicolai Sergueievich Leonov, en ocasión de su 80 cumpleaños y como reconocimiento de su actitud hacia la Revolución cubana, durante más de cinco décadas”.
Debido a lo lacónico de la comunicación, a continuación solo se puede leer: “La Orden le fue impuesta en acto solemne celebrado en la sede de la embajada de Cuba en la Federación Rusa, por el embajador Juan Valdés Figueroa. En sus palabras de agradecimiento, Leonov definió a la Revolución como única en la historia de la humanidad”.
La información es tan escueta en si misma que resulta sospechosa para los más suspicaces lectores. Algo extraordinario ha hecho este “bolo” para los hermanos Castro. Pero el motivo concreto de tan alta condecoración es críptico. Detrás de cada cuestión secreta siempre existe una culpa oculta.
En primer lugar, no se especifica por la redacción de Granma, de cual cuerpo armado el señor Nicolai es Teniente General retirado. Por todo esto caben recelos. No se dice si Leonov es jubilado del Ejercito, la Marina o la Aviación de la antigua Unión Soviética.
Lázaro Barredo Medina y Oscar Sánchez Serra fungen como director y subdirector respectivamente de este medio. Ambos son hombres de confianza de Raúl Castro. Ellos recibieron instrucciones precisas: no revelar la procedencia de la alta graduación militar de Nicolai Sergueievich, pues sería contraproducente para un público desinformado.
El problema es que este personaje, también nombrado por la alta nomenclatura fidelista como El Viejo Kolia, no es un Teniente General ruso cualquiera. Sus grados castrenses proceden del Comité Estatal de Seguridad del Estado. Para desgracia de muchas de sus víctimas, fue el famoso KGB, que dirigía a la Contra Inteligencia e Inteligencia civil soviética.
Es peligrosa toda indagación sobre El Viejo Kolia. Su trayectoria puede ser relacionada con la carencia de legitimidad histórica de la Revolución Cubana. Dicen las malas lenguas anticastristas que Nicolai fungió como el primer entrenador de Raúl Castro. Fue en una fecha no precisada entre 1953 y 1956. Los archivos de la KGB están bien cerrados a escrutinios de ajenos.
Cierto es que en el año 1953, el actual gobernante cubano viajó al bloque comunista. Lo hizo como miembro del Comité Organizador de Cuba al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Bucarest, capital de Rumania. Después, peregrinó por algunos países socialistas de Europa del Este, incluso por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Como por casualidad, Raúl y Nicolai coincidieron en el mismo barco hacia América. Allí se hicieron amigos e intercambiaron ideas pro comunistas durante la larga travesía.
Aparentemente sus caminos se bifurcaron. Leonov se camufló como un joven Agregado Cultural en la embajada soviética en México. Mientras, Raúl Castro regresaba a La Habana a las filas de la Juventud Socialista Popular. Su cofrade Nicolai Sergueievich se posesionó en su verdadero cargo en la capital azteca. Funcionó como oficial de la KGB soviética para la atención de América Central, México y el Mar Caribe.
La Aduana Cubana de aquella época reportó por lo menos unas 8 visitas del joven Kolia a Cuba.
Estos modos de hacer antesala resultan sospechosos bajo el prisma del tiempo. Cronológicamente coincide con los preparativos del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, un hecho sorpresivo y sangriento acaecido en la ciudad de Santiago de Cuba, con decenas de muertos por ambos bandos.
Leonov atendió y ayudó en Guatemala al pro-socialista Jacobo Arbenz. En esos menesteres contactó con exiliados cubanos amnistiados tras el asalto al Cuartel Moncada, entre ellos al futuro guerrillero Ernesto Che Guevara. Fue quien le introdujo en la expedición del yate Granma, según afirma el también expedicionario y Comandante del Ejercito Rebelde, Jaime Costa.
Una aparente debacle le sobrevino a Nikolai Leonov en el segundo semestre de 1956. Los seguidores de Fidel Castro que preparaban un desembarco armado, fueron apresados por la Policía Federal de México. Entre los documentos ocupados se encontraron instrucciones firmadas por Leonov, por lo que fue retirado como diplomático y regresado a Moscú.
Tras el triunfo de la rebelión guerrillera de 1959, los Castro no olvidaron a su mentor. Se plantea que coordinó los 6 aparatos de Contrainteligencia e Inteligencia cubanos. Lo hizo a semejanza de los instalados en la Unión Soviética. Resultó una especie de intermediario entre la KGB y los hermanos Castro.
Miembros de alto nivel de los órganos represivos del régimen cubano plantean que el propio Nikita Kruschov lo sancionó. La medida se debió a que mostró más lealtad a los hermanos Castro que a los propios comunistas soviéticos. Posterior a la caída en desgracia de Kruschov, resultó ascendido a las máximas instancias de la inteligencia soviética.
Con la perestroika y el desmoronamiento de la URSS, perdió mucho poder. Nikolai Sergueievich fue el hombre clave que intermedió entre la nomenclatura fidelista y aquellos que gestaron un golpe militar contra Mijaíl Gorbachov. Después del fracaso de esta conspiración en 1991, Nicolai Leonov fue retirado y por un tiempo vivió en Cuba.
Ha recibido este alto galardón del estado cubano y sin embargo, está prohibido mencionar su verdadero papel en la gestación de Revolución Cubana. Eso le restaría el carácter autóctono que sus dirigentes siempre atribuyen a este proceso social. Por eso, los lectores del diario Granma, con esta corta noticia, fueron embaucados a conciencia por los redactores.
cocofari62@yahoo.es
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