Si algo no se llevaron los huracanes Gustav e Ike son los amarres totalitarios y la soberbia de los gobernantes cubanos. Incapaz de enfrentar con eficacia las secuelas de los huracanes, el gobierno continuista continúa con sus medidas erráticas e impopulares. Las adopta de modo conspirativo, cual si fueran emboscadas a la población inerme.
Pese a la dramática situación de centenares de miles de cubanos, el principal interés del régimen es el enfrentamiento con los Estados Unidos y las coartadas políticas que puede derivar de él. El papel de David, hambreado y desafiando a Goliat desde las ruinas de su bohío, aún da dividendos internacionales.
El gobierno cubano ha aceptado reanudar el diálogo con la Unión Europea. Dicen que es de modo incondicional, pero el canciller Pérez Roque y los demás voceros del régimen siguen con sus quejas respecto a las continuas críticas y la defensa terca de lo que entienden por soberanía. Habrá que ver entonces de que versa el diálogo. Ojala la próxima visita de Louis Michel a La Habana no sea sólo para pasear en una moto clásica Harley Davidson por el Malecón.
Por otra parte, la política alternativa cubana hace un aporte novedoso. Menudo trabajo para compiladores del futuro.
Recientemente, esa facción en la oposición interna que se auto proclama socialista democrática y moderada, tomó por asalto, con renovado brío mediático, el tema del racismo. Para ello, políticos con una probada veteranía en el tema, han sido descalificados por ‘poca solidez intelectual y debilidad estructural-programática’.
Con argumentos de ese cariz, podría haberse descalificado a Lech Walesa, que a fin de cuentas, sólo era un simple electricista. Pero en Polonia, no hubo ‘oposición moderada’. Faltaron los políticos con instinto de conservación, habilidad mediática, solidez intelectual y fortaleza estructural y programática. En Cuba, por suerte o por desgracia, los hay.
SDP
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