jueves, 23 de octubre de 2008

EL DILUVIO QUE VIENE, Juan González Febles


Lawton, La Habana, octubre 23 de 2008, (SDP) El primer dictador en la vida republicana cubana, también fue general. Sus grados los obtuvo de forma muy honrosa. Les fueron otorgados nada menos que por el Generalísimo Máximo Gómez.

Gerardo Machado Morales, además era liberal. Le tocó o se asignó el papel de ser quien arrojara una mancha, de esas difíciles de lavar, sobre su Partido Liberal. Además de ser la suya la primera dictadura o dictablanda, dejó para la historia una frase inolvidable: “Después de mí, el diluvio”.

El actual dictador, el también general Raúl Castro, cuarto en la línea de esa especie, que como ya dije, comenzó con Gerardo Machado, seguido por Fulgencio Batista, Fidel Castro, hasta llegar al también general Raúl Castro, que para variar, dice ser comunista y no habló de diluvios, tiene como segundo a otro Machado. Dicen que pariente lejano del primero. Lo novedoso de Raúl Castro, es que aunque no habla de diluvios, los prepara.

El gobierno cubano ha retomado el camino de las represiones masivas. La policía realiza incursiones punitivas constantes contra la población menos favorecida. La posesión de más de cinco o cuatro artículos de la misma especie, es sancionada por complacientes jueces y fiscales, con un año de privación de libertad. Entre aumentos de precios, reducciones en el transporte público, carestía artificial de alimentos y medidas que no contribuyen a solucionar la profunda crisis estructural que vive el país, algo siniestro comienza a delinear sus contornos.

El gobierno prepara un terror blanco que le permita aplicar su terror rojo. Es una variante al éxodo masivo, porque todo parece indicar que es poco probable que se atrevan a emprender el próximo. La posición norteamericana al respecto es clara: lo considerarán un acto de guerra.

Pero aun para la banda aventurera que gobierna Cuba, esta descartado el riesgo de “la guerra popular prolongada”, a partir de un incidente migratorio de éxodo masivo. Los avances tecnológicos con que cuenta el ejército de los Estados Unidos, fueron el mejor disuasor.

Una Isla larga, sin escondites para la banda, amenaza con que las primeras bajas de los certeros misiles de la democracia caigan en primera instancia en sus cubiles. Esto terminaría las hostilidades en menos de quince minutos, para un tremendo alegrón del pueblo cubano que se vería libre de ‘esta gente’, en un chasquido de dedos: ¡Así!

Es por esto que la banda opta por la variante caribeña de un ‘Tian An Mein’ de bolsillo con unos cuantos miles de muertos, que incluirían entre las primeras bajas a los presos políticos, los disidentes y los pocos de los que entre ellos, hayan ganado ese honor. Luego los Zapatero, los Moratinos, los Michel y el resto de la canalla pro castrista europea, mediará en su favor y neutralizará cualquier reacción de los odiados yanquis y los cubanos con sentimiento y vergüenza en el exilio.

Este es el verdadero diluvio que viene. Una tormentita controlada y cocinada por los ‘conspiradores natos’ que gobiernan la Isla en el mejor estilo de la Familia Soprano de New Jersey. Por cierto, un rumor inquietante recorre los medios políticos de la Isla.
Según Radio Bemba, Raúl Castro está enfermo y algo distanciado de los resortes del poder. Estos descansarían en manos de una Junta Militar colegiada. ¡Solavaya!
jgonzafeb@yahoo.com

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