jueves, 16 de octubre de 2008

LOS CLÁSICOS Y LOS NUEVOS, Laritza Diversent





Arroyo Naranjo, La Habana, octubre 16 de 2008, (SDP) Ciertamente el periodismo independiente cubano atraviesa una etapa de revitalización con la entrada de figuras jóvenes. Dentro de ellas me incluyo. Desde mi inicio, hace más de un año, aprendí una cosa: es justo respetar y admirar el valor de aquellos que soportan torturas por la libertad de su tierra.

Esa nueva generación cuenta con las facilidades que brinda una sociedad que no para de desarrollarse. Por ejemplo, las nuevas tecnologías de los medios digitales de información.

Cuenta además con la experiencia y cuidado de aquellos sufrieron maltratos por mantener en alto sus ideales. Fueron los consejos y ejemplos de los periodistas disidentes, 25 de los cuales sufren prisión en cárceles cubana, los que me han enseñado el camino a seguir.

La diversidad debe respetarse en todos sus géneros. Vale tanto la labor de periodistas disidentes que la de bloggeros. Ambos se esfuerzan por informar al pueblo y al mundo lo que pasa en Cuba. El reconocimiento debe ser para ambos.

Las nuevas tecnologías influyen en los consumidores de información, cuando estos tienen acceso a ellas. Las generaciones mas jóvenes, en Cuba, manejan una tecnología que no esta al alcance del ciudadano de a pie.

La nueva tecnología, en las circunstancias actuales del país, no tiene ningún tipo de relación con los problemas que agobian a la ciudadanía. Aquí es un lujo tener un teléfono móvil, más aún una computadora. Más del 70 por ciento de la población jamás ha navegado en Internet.

Tengo 28 años, soy licenciada en derecho y periodista independiente. Se me puede incluir en la Generacion “Y” o “Nike” porque sufro lo mismo que los demas jóvenes.

Las nuevas generaciones no son producto de experiencias subjetivas. Reflejamos la realidad que nos golpea. Esa que no permite hacer planes futuros ni satisfacer las expectativas de esta edad.

Jamas he salido de este país. Esto no es motivo para que me llamen “periodista cautiva”. Esa suerte, la corren casi todos los jovenes dentro de Cuba.

Soy casada, tengo un hijo, un título universitario y vivo en un cuartucho hecho con tablas al que no se le puede llamar casa. Mi situación es la misma que la de miles de jóvenes cubanos que intentan formar una familia. Eso no me da derecho a proclamarme representante de las nuevas generaciones.

En Cuba no luchamos “contra la apatía, la inacción y las insatisfacciones”. Estamos ante un pueblo con nivel de instrucción, pero ignorante, reprimido y lleno de miedos. Para saber lo que siente, hay que tomar un ómnibus del transporte público una hora para trasladarse de un extremo a otro de la ciudad.

Hay que ver las condiciones de vida en las zonas periféricas de la capital o en el interior del país “para hablar de la rutina diaria que afrontan los cubanos de a pie”. En Nuevo Vedado, no se ven niños cruzar riachuelos de aguas albañales para ir a la escuela.

Las diferencias generacionales y el desarrollo tecnológico no deben servir de excusa para hacer a un lado a aquellos que con valor ganaron espacio y referencia obligada en la historia del periodismo. Las generaciones mas jóvenes disfrutan del lugar que para ellos conquistó la “disidencia clásica”, a costa de su libertad, su aprensión y su peligro.

El periodismo independiente en Cuba no debe dividirse. No valen distinciones entre disidencia clásica y generaciones nuevas. Somos una misma cosa, una la continuidad de la otra. Tenemos un mismo objetivo, informar y preparar las autopistas de la sociedad libre y el estado de derecho.
laritzadiversent@yahoo.es

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