(La Revolución Cubana del 30. Ensayos. Fernando Martínez Heredia, Ciencias Sociales, 2007)
Playa, La Habana, octubre 30 de 2008, (SDP) Este libro es el fruto de un trabajo de investigación y reflexión sostenido durante cuarenta años. Rigurosamente documentado y escrito, nos presenta las semblanzas políticas de cinco figuras de aquella etapa histórica: Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Raúl Roa, Pablo de la Torriente Brau y Rubén Martínez Villena, perfilados dentro del contexto histórico que les tocó sufrir y protagonizar. A través de ellos, el autor nos presenta sus conclusiones, a las que ha llegado tras prolongada pesquisa histórica.
A lo largo del libro se reiteran criterios tan polémicos como interesantes, que Martínez Heredia expone con naturalidad, como si fuesen cosas resabidas, y acaso lo sean, pero ciertamente no en Cuba. Cuando le advierte a los jóvenes que el marxismo posee su historia, está recordándole a los inmovilistas que, por mucho que les disguste, la dialéctica del cambio es incesante. Esa es uno de los recursos estilísticos que le permiten sugerirle al lector mucho más de lo que literalmente le dice.
El otro rasgo es el buen número de hechos poco conocidos o tendenciosamente ocultos, de los que nos entera o confirma, acorde con su rechazo a la política de silenciamiento sistemático de todo lo que no coincida con los esquemas diseñados por los burócratas de turno.
Si bien esquiva toda referencia directa a la actualidad, a menudo parece dejarle esos vínculos para que los establezca el lector, de acuerdo con su propio nivel de información y suspicacia.
Hablando de Mella, la figura más atractiva del comunismo cubano, nos entera de que fue expulsado del Partido, del cual era uno de los fundadores en 1925, a raíz de su célebre huelga de hambre contra Machado. Más significativa aún es la confirmación de algo que ya sabíamos por la pluma de uno de los primeros herejes del movimiento comunista latinoamericano, el peruano Eudocio Ravines: la elección de Mella para el Presidium de la Internacional Sindical, que le hubiese permitido permanecer en Moscu, a salvo de los gatillos homicidas, fue bloqueada por el Partido comunista mexicano. Aunque Martínez Heredia no llega a señalar al líder , Lombardo Toledano, la verdad es que esta revelación es primicia en las ediciones oficiales del Instituto Cubano del Libro. Las simpatías de Mella respecto a la oposición troskista, es decir, su rechazo al stalinismo, constituye también una afirmación no del agrado de los viejos rojos criollos.
Tampoco se queda corto el autor para rechazar tajantemente la deformación fatal intronizada por Stalin en el proyecto socialista del Siglo XX.
En el caso de Guiteras, el hombre que introdujo en la subversión política métodos de acción gansteriles (coches bombas, secuestros para obtener recursos financieros etc) combatido como fascista por los comunistas de entonces, Martínez Heredia propone considerarlo el primer militante del “comunismo cubano”, a partir de su antimperialismo. Esta denominación se la aplica también al brillantísimo Pablo de la Torriente Brau ( por cierto , precedente indudable del periodismo independiente de hoy,) y al pugnaz Raúl Roa. Por supuesto, podemos extender esta definición al máximo exponente de esa corriente entre nosotros, pero la astucia de Fernando lo conduce a no meterse en esa camisa de diez millones de varas.
Merece destacarse el señalamiento respecto a la carencia en nuestra historiografía de “trabajos serios acerca de las personalidades que sirvieron a la dominación o militaron en las contrarrevoluciones. A renglón seguido, arroja uno de sus dardos más venenosos contra la ortodoxia marxista leninista del patio: “Otro error muy ligado al primero, es creer que el movimiento histórico que se produjo debía guardar una relación de dependencia con lo que ellos entienden por estructura económica lo que expresan con ideas como determinación, necesidad y cosas parecidas---“
Se trata de un libro merecedor de relectura, que se abre sin temor a la polémica, para revivir el espíritu combativo de una época ejemplar.
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