Arroyo Naranjo, La Habana, octubre 30 de 2008, (SDP) El saltador de altura Javier Sotomayor, atesora por 15 años el record mundial de 2.45 metros, logrado en España en 1993. En una de sus visitas reciente al “Salón del Voli”, restaurante capitalino ambientado con fotos y trofeos del “voleibol revolucionario”, sostuvo ante las cámaras de televisión que no descarta que surja un nuevo campeón mundial en su modalidad.
Entre todas las glorias deportivas cubanas, Sotomayor y la revolución de Castro son los únicos que ostentan registros mundiales hasta hoy imbatibles. Sin dudas, el equipo capitaneado por el colegial canciller cubano Felipe Pérez Roque, regresará a la patria con otra medalla consecutiva lograda ante el “genocida bloqueo” sobre el tatami de las Naciones Unidas.
No hay dudas de que el embargo, considerado por el gobierno norteamericano como tema bilateral, es la herramienta política del régimen que más ha cincelado el oportunismo con su quehacer ideológico y propagandístico. Su entramado de consignas ha sido capaz de transformar médicos en mercaderes, intelectuales en zombis y deportistas en políticos.
Mientras Pérez Roque y sus estrategas del Ministerio de Relaciones Exteriores limaban su verborrea “humanista”, y sumaban adeptos en contra de su oponente norteño en los predios de la ONU, Javier Sotomayor daba su opinión al respecto en La Habana.
Su cita fue en el programa dominical Todo Deportes, que transmite el canal Tele Rebelde. Javier refiere que el bloqueo es una “limitante por la parte médica”, porque priva a los deportistas de medicamentos y aparatos para la rehabilitación. Más adelante afirma que “de no existir el bloqueo existieran mejores condiciones y resultados en las competencias internacionales”.
No puede haber otra excusa para un campeón que ahora se ocupa de organizar los viajes al exterior del equipo nacional de atletismo. ¿Por qué no dar riendas sueltas al oportunismo con tanto privilegio?
Dice Sotomayor que el embargo “imposibilita a los atletas cubanos de participar en competencias dentro de los Estados Unidos” y que los atletas norteamericanos también son “victimas del bloqueo”.
Al campeón se le olvidó que en menos de un año desertaron ocho futbolistas cubanos dentro del propio territorio norteamericano, seis de la liga juvenil y dos del equipo “grande”. ¿Acaso no vio el partido de fútbol entre Cuba y el once norteamericano en el estadio Pedro Marrero, en la capital cubana?
A pesar de todo, no tardarán mucho tiempo en batir el record manipulado de la diplomacia cubana, ese que persigue poner fin al bloqueo económico y financiero impuesto por EE.UU. Esto será cuando exista una verdadera democracia en Cuba, así lo veo, así lo quiero.
Quizás para ese entonces ya esté superado el 2.45 metros de Sotomayor, y el campeón de campeones pueda ver mejor las cosas, cuando baje de las alturas.
odelinalfonso@yahoo.com
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