jueves, 5 de febrero de 2009

JAIMANITAS Y FIDEL, Francisco Chaviano González


Jaimanitas, La Habana, febrero 5 de 2009, (SDP) Jaimanitas, poblado costero ubicado en el Municipio Playa, al oeste de la capital habanera, donde concluye la 5ta. Avenida, celebró el 107 aniversario de su fundación el sábado 24.

Un día como este de 1902, − cuatro meses antes de que se inaugurara la República – por la orden 23 del Ayuntamiento de Marianao fue reconocido oficialmente el asentamiento poblacional. Se destacaban las familias Machado, Morales y Cunill; estos últimos conocidos como “los mallorquines” por proceder de las Islas españolas del Mediterráneo. Eran gente avezada en el arte de la pesca, que introdujeron para incremento de la economía local.

Había además actividad agrícola en la zona, un tejar y la primera cantera de piedras calizas, muy usada en la construcción para enchape, que a partir de 1943, toma el nombre del pueblo: “Piedra Jaimanitas”.

La ensenada del Río de Jaimanitas jugó un rol de importancia en diferentes épocas. A mediados del pasado siglo, la actividad de recreo ganó importancia, siendo muy intensa durante el verano, por lo que aparecieron numerosos clubs que brindaban diferentes servicios, entre otros: Linchi Club, El Cañón, El Cacique, Neptuno, Hispano y Club Playa.

Más tarde aparecieron balnearios de talla mayor como “El Cabo Parrado”, “La Conchita”, “La Sociedad” y “Lucilo de la Peña” (Balneario de Marianao). También los aristocráticos “Marina Barlovento” y el muy exclusivo y selecto “Havana Biltmore Yatch and Country Club”. Muy pocas personas de la zona asistían a los dos últimos, pero el resto cubrían las necesidades del pueblo y de muchos más; eran abundantes las actividades de los mismos para niños, jóvenes y adultos.

En los últimos 50 años todo cambió: desaparecieron todos los bares, clubs y otras muchas instalaciones que brindaban servicio a la población. También “La Conchita y La Sociedad”.

El balneario de Marianao (hoy Marcelo Salado) se ha convertido en particular para cierto sector privilegiado de la Industria Ligera. Los pobladores de Jaimanitas no pueden disfrutar de él y aunque fue intervenido en nombre del pueblo, este perdió el derecho que siempre tuvo para entrar en el mismo.

Con el “Cabo Parrado” (hoy Los Marinos) sucede lo mismo, aunque este brinda un servicio limitado a la población. Los otros dos nunca estuvieron al servicio del pueblo.

Las actividades recreativas, desaparecieron casi en su totalidad. Las pocas que se realizan son de encomio al líder y vecino más poderoso.

A pesar de que la población ha crecido en número, no ha ocurrido lo mismo con el espacio, pues estamos rodeados por un cinturón exclusivo para la nueva aristocracia y hasta la Bahía homónima del pueblo, la perdimos al militarizarla Tropas Guardafronteras.

Sin embargo, este año algunos jaimanitenses se tomaron en serio el onomástico de su pueblo y se dispusieron a festejarlo. Algunos engalanaron su hogar y los más, cada quien a su manera, brindó por este pueblo.

Las autoridades de la localidad, con más disposición que recursos, trataron de corresponder: el puesto del agro sacó a una de sus dependientas a despachar viandas fuera de su local; lo mismo hizo la cafetería y también la pescadería. La oferta fue la misma de siempre. Si acaso mejoró, fue imperceptible, a pesar de que uno de los vecinos del pueblo, Fidel Castro, es el que dispone de todos los recursos del país.

El Comandante, tiene su morada principal en Jaimanitas, − en la zona donde antiguamente estaba la cantera. Todo un reparto donde solo viven personas de su absoluta confianza, cercado en su periferia, con acceso prohibido para los transeúntes, oculto de la vista de todos y muy bien custodiado por todas partes. Está flanqueado además por una Unidad de Seguridad Personal, donde hay enormes almacenes repletos de todo tipo de cosas a su disposición. Frente a esta, del otro lado de 5ta. Avenida, se encuentran los muelles para sus yates. Cuenta además con otras muchas instalaciones para uso personal a lo largo de todo el país, que darían envidia a los presidentes de los países más ricos.

Pero el líder del régimen que nos gobierna nunca se ha sentido jaimanitense. De hecho, a su zona de residencia acostumbran a llamarla Punto Cero, que sugiere la no pertenencia a nada. Nunca ha tenido gesto alguno para con este pueblo, a no ser que se trate de quitarle cosas mas allá de las confiscaciones generales y las pérdidas de libertades. Y aunque la propaganda, repetida una y otra vez hasta el cansancio, habla de “logros de la revolución”, la verdad es que no tenemos nada que agradecer a este vecino de la localidad y sí mucho que reprocharle.

Entre su casa y el hospital que construyó para sí en este pueblo, trascurre el ocaso de este anciano y su efluvio maligno. Cuando ya no esté, comenzará el fin de este invierno de 50 años y volverá la primavera. Una nueva generación de Machados, Morales y Cunilles libres, harán feraz a la tierra y el mar. Renacerá el pueblo de su ruina. Volverá con su morir, la vida.
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