Santa Clara, Villa Clara, febrero 5 de 2009, (CP-SDP) El primero de enero de 1959 del pasado siglo XX, la forma de actuar y de pensar de los cubanos sufrió un vuelco. De los personeros de la vieja política de la república democrática, se pasó a las nuevas figuras de la novedosa época, representados por barbudos comandantes y personas emblemáticas que se convirtieron en leyenda.
Entre la estela de mujeres que proyectó la Revolución Cubana entre las mas conocidas estuvieron entre muchas otras Celia Sánchez Manduley, Vilma Espín Guillois y sin lugar a dudas Pastorita Núñez. Cada una por separado y en cargos nacionales de relevancia jugó su papel en el nuevo proceso.
A Celia Sánchez Manduley le escribían todos aquellos que esperaban resolver un problema material y que por las vías oficiales no lo habían logrado. Ella era el caso de un gobierno dentro de otro, pues muchas de estas personas tenían sus poderes, en la forma de un estado paralelo al existente.
Pastorita Núñez fue un caso diferente. Al poco tiempo del triunfo eliminó la Lotería Nacional que funcionaba desde los tiempos de la colonia española. Según la nueva perspectiva social pro comunista, obtener algo con el azar iba contra la nueva forma de pensar. De ahora en adelante sólo con el trabajo, se lograrían los éxitos económicos y personales.
Por eso, aquel viejo sistema de juego fue sustituido por nuevos Bonos de Ahorro y Viviendas. Se suponía que al cabo de varios años estos ganaran intereses y usted los cambiaría para obtener las ganancias acumuladas. Esto nunca ocurrió y quienes compraron fueron estafados por la Revolución Cubana.
Pastorita estuvo al frente de esta “Nueva Lotería Revolucionaria” y los fondos recaudados por esta vía se emplearon en construir casas para el pueblo. Ella sembró de apartamentos confortables casi todas las principales ciudades del país, sin ahorro de materiales de la construcción. Todavía estos inmuebles son conocidos como los “Edificios de Pastorita”.
Los apartamentos construidos por ella han llegado hasta el día de hoy en perfectas condiciones constructivas. Sobre todo, porque no adolecen del mal de las construcciones revolucionarias típicas, que es presentar “filtraciones” a partir del robo o el ahorro de materiales. Estos y otros deterioros, están presentes en el momento en que son inaugurados.
A tal punto ha llegado la mala fama de estas obras constructivas, tras el cese de la gestión empresarial de la señora Núñez, que el cubano de a pie cuando anda en trámites de permuta aclara siempre: “No es un bloque de prefabricado lo que yo ofrezco sino un Apartamento de Pastorita”. Explicación hecha para levantar el valor a su propiedad domiciliaria.
Es significativo que ella dirigió ese plan de construcción, con sólo los fondos que esa Nueva Lotería Revolucionaria pudo recaudar. Ella empleó técnicas de construcción que quedaban en el país del depuesto capitalismo. Pues en esa época no se contaba aun con la economía socialista planificada, que según se dijo, es superior a la capitalista.
No obstante en nuestro país hay una especie de maldición de que se resume en la frase: “Todo lo que funciona bien desaparece”. Aquella nueva lotería vio muy pronto su fin, a partir de la concepción socialista del juego. Debió desaparecer de una sociedad que pregonaba “el trabajo hace al hombre”.
Seria muy fácil, si contáramos con libertad de información comparar lo que hizo esa sola fémina, con escasos fondos y sin el enorme e inoperante aparato burocrático, al estilo de hoy. Claro, sobre esto no puede hablar porque empequeñecería toda la obra de involución que le sucedió.
Su nombre ha quedado en la sociedad socialista, como símbolo de los lugares donde deben vivir los revolucionarios más humildes. La calidad no es enemiga del dinero, del capital y del buen gusto, si de negocios constructivos se trata. Esta mujer lo demostró con creces y sus pruebas se levantan en toda Cuba.
Pastorita Núñez fue desaparecida de la palestra pública debido a que era más organizada y eficaz que el propio líder y todo su equipo de adulones juntos. Ella por si sola constituía un peligro para el culto a la personalidad en el socialismo. Este no puede tolerar a otro dirigente con demasiada popularidad.
primaveradigital@gmail.com
Entre la estela de mujeres que proyectó la Revolución Cubana entre las mas conocidas estuvieron entre muchas otras Celia Sánchez Manduley, Vilma Espín Guillois y sin lugar a dudas Pastorita Núñez. Cada una por separado y en cargos nacionales de relevancia jugó su papel en el nuevo proceso.
A Celia Sánchez Manduley le escribían todos aquellos que esperaban resolver un problema material y que por las vías oficiales no lo habían logrado. Ella era el caso de un gobierno dentro de otro, pues muchas de estas personas tenían sus poderes, en la forma de un estado paralelo al existente.
Pastorita Núñez fue un caso diferente. Al poco tiempo del triunfo eliminó la Lotería Nacional que funcionaba desde los tiempos de la colonia española. Según la nueva perspectiva social pro comunista, obtener algo con el azar iba contra la nueva forma de pensar. De ahora en adelante sólo con el trabajo, se lograrían los éxitos económicos y personales.
Por eso, aquel viejo sistema de juego fue sustituido por nuevos Bonos de Ahorro y Viviendas. Se suponía que al cabo de varios años estos ganaran intereses y usted los cambiaría para obtener las ganancias acumuladas. Esto nunca ocurrió y quienes compraron fueron estafados por la Revolución Cubana.
Pastorita estuvo al frente de esta “Nueva Lotería Revolucionaria” y los fondos recaudados por esta vía se emplearon en construir casas para el pueblo. Ella sembró de apartamentos confortables casi todas las principales ciudades del país, sin ahorro de materiales de la construcción. Todavía estos inmuebles son conocidos como los “Edificios de Pastorita”.
Los apartamentos construidos por ella han llegado hasta el día de hoy en perfectas condiciones constructivas. Sobre todo, porque no adolecen del mal de las construcciones revolucionarias típicas, que es presentar “filtraciones” a partir del robo o el ahorro de materiales. Estos y otros deterioros, están presentes en el momento en que son inaugurados.
A tal punto ha llegado la mala fama de estas obras constructivas, tras el cese de la gestión empresarial de la señora Núñez, que el cubano de a pie cuando anda en trámites de permuta aclara siempre: “No es un bloque de prefabricado lo que yo ofrezco sino un Apartamento de Pastorita”. Explicación hecha para levantar el valor a su propiedad domiciliaria.
Es significativo que ella dirigió ese plan de construcción, con sólo los fondos que esa Nueva Lotería Revolucionaria pudo recaudar. Ella empleó técnicas de construcción que quedaban en el país del depuesto capitalismo. Pues en esa época no se contaba aun con la economía socialista planificada, que según se dijo, es superior a la capitalista.
No obstante en nuestro país hay una especie de maldición de que se resume en la frase: “Todo lo que funciona bien desaparece”. Aquella nueva lotería vio muy pronto su fin, a partir de la concepción socialista del juego. Debió desaparecer de una sociedad que pregonaba “el trabajo hace al hombre”.
Seria muy fácil, si contáramos con libertad de información comparar lo que hizo esa sola fémina, con escasos fondos y sin el enorme e inoperante aparato burocrático, al estilo de hoy. Claro, sobre esto no puede hablar porque empequeñecería toda la obra de involución que le sucedió.
Su nombre ha quedado en la sociedad socialista, como símbolo de los lugares donde deben vivir los revolucionarios más humildes. La calidad no es enemiga del dinero, del capital y del buen gusto, si de negocios constructivos se trata. Esta mujer lo demostró con creces y sus pruebas se levantan en toda Cuba.
Pastorita Núñez fue desaparecida de la palestra pública debido a que era más organizada y eficaz que el propio líder y todo su equipo de adulones juntos. Ella por si sola constituía un peligro para el culto a la personalidad en el socialismo. Este no puede tolerar a otro dirigente con demasiada popularidad.
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