jueves, 2 de octubre de 2008

“ESTE ES EL MOMENTO DE LOS CAMBIOS”", Luís Cino



Arroyo Naranjo, La Habana, octubre 2 de 2008 (SDP) Luego de 11 meses de decir por el mundo la verdad sobre Cuba, muchos pensaban que Héctor Palacios no volvería. No es usual que un hombre de 64 años, con la salud seriamente quebrantada por la prisión, regrese al país donde debe 21 años de cárcel por oponerse pacíficamente a una dictadura.

Como es de todos conocido, Héctor Palacios Ruiz es el líder de la Unión Liberal de la República de Cuba (ULRC) y secretario del bloque político ‘Todos Unidos’. Sancionado a veinticinco años de prisión durante la Primavera Negra de 2003, fue declarado Prisionero de conciencia y recibió una licencia extrapenal en diciembre de 2006 por su delicado estado de salud.

Héctor Palacios y su esposa, Gisela Delgado, llegaron a La Habana, procedentes de Ciudad México, el sábado 20 de septiembre. “Nuestro regreso fortalece, no nuestra imagen, sino la de la oposición”, dijo Palacios, cubanazo y vehemente, durante la entrevista que tuvo la amabilidad de conceder a SDP.

Luís Cino: Ante todo, ¿cómo está su salud?

Héctor Palacios: Mejor, pero quedan secuelas. Me diagnosticaron 12 enfermedades bastante complicadas, producto de la prisión. A la cárcel entré sin enfermedades, pero estuve mucho tiempo en celdas tapiadas sin que me sacaran a coger sol. El sistema cardiovascular se resintió muchísimo. En prisión me dieron 17 isquemias. También el sistema respiratorio se afectó mucho. En España, especialistas holandeses me implantaron un marcapasos de última generación. Por cierto, España es uno de los países donde mejor funciona la salud pública. Me operé en el San Carlos, un hospital público municipal de Madrid que atiende a 250 000 personas. Tiene 1250 habitaciones con aire acondicionado y calefacción. El marcapasos resuelve el problema del ritmo cardiaco. El sistema circulatorio se recupera lentamente.

En febrero debo volver a España para que chequeen el marcapasos. Imagino que no haya problemas, porque si me dejaron ir…

LC: ¿En qué circunstancias se produjo el viaje?

HP: Fue una gestión del gobierno español para que pudiera operarme y recibir tratamiento médico. En diciembre del 2006, un día me llamaron del alto mando de la Seguridad del Estado y me dijeron que fuera a Inmigración y pidiera el permiso de salida. Todo se resolvió en 6 días.

Estoy muy agradecido al gobierno español, pero desde antes de salir, advertí que estaba en contra de la política española hacia Cuba. Cuando llegué a Madrid, también lo dije. En todas partes repetí que no se puede cambiar presos por migajas. El gobierno español, más que todo, lo que quiere con su política hacia Cuba, es anotarse un punto con la Unión Europea, pero ha ganado mucho menos de lo que pensaba. Felipe Pérez Roque, que es bastante atrevido, por no decir otra palabra, se atrevió a decir delante de Moratinos que éramos “mercenarios”. Por esa razón, no fuimos a la reunión con San Domingo, el personaje que dejó Moratinos en La Habana. Lo vi en España y le expliqué nuestras razones.

Ahora la Unión Europea toma la medida de cambiar su posición hacia Cuba sin hablar antes con la oposición cubana. Es como si no existiéramos. El gobierno norteamericano dicta que los cubanos no pueden venir a Cuba y que sé yo que se cuanto, sin hablar con los cubanos. El pueblo cubano merece que se le consulte. Eso me he cansado de decirlo, en el Congreso de Estados Unidos, en todos lados. Me he dado banquete, porque en definitiva, como iba a regresar a Cuba y me faltan 21 años de cárcel por cumplir…

Tuve la oportunidad de viajar a Eslovaquia, la República Checa, Polonia, Suecia (estuve 3 veces en el parlamento sueco), Alemania, Suiza. En todos los países tratamos de ver la mayor cantidad posible de cubanos. Ese era uno de nuestros objetivos, acercar la oposición a la diáspora.

Cuando me dieron el alta médica, decidí ir a Estados Unidos. Fue un viaje personal, porque nos dio la gana, como todos los viajes que hicimos, sin imperativos de nadie. Fuimos a nombre de Cuba, y no para que nos estuvieran manejando. Nos reunimos con toda “la fauna” que dicen que hay en Miami y lo que encontramos fue a la gente muy compungida por la situación que dejaron los ciclones y muy deseosa de ayudar y de que haya cambios en Cuba. Participé con delegado con voz y voto en la Convención de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Me entrevisté con Barack Obama y gente del equipo de Mc Cain. Obama coincidió con lo que queremos para Cuba. Tengo mucha fe en los cambios en Estados Unidos. Salga quien salga en las elecciones, va a hacer cambios. Estados Unidos no puede seguir así porque está perdiendo prestigio. Este es el momento en que tendrán que redefinir su política.

LC: ¿Qué pasó en el Congreso de los Estados Unidos?

HP: Fui citado a una audiencia congresional y expliqué las cosas que están pasando en Cuba: un gobierno debilitado y tambaleante y una oposición unida y bien estructurada, porque si no lo estuviera, no habría Agenda para la Transición. El pueblo ha empezado a levantarse y a perder el temor. Debido al magnetismo de Fidel Castro, la gente tenía más compromiso con él que con su ideología, porque Fidel Castro no tiene ideología. Además, mucha de su gente ya lo que quiere es capitalismo. El gobierno cubano tiene una situación muy difícil. Ahora tiene 3 presidentes: Raúl, Fidel y Chávez. El egocentrismo de Fidel Castro y Hugo Chávez es muy alto, a veces siento pena por Raúl Castro.

En Estados Unidos se sabe más de lo que pasa en Cuba que aquí, pero es tanta la bronca radial y televisiva que no entienden nada.

¿Qué debe entonces hacer Estados Unidos? Dejar que los cubanos vengan a Cuba a traer ayuda y esperanza a su gente. Que las remesas no tengan límites, que los cubanos puedan enviar la cantidad de dinero que quieran como hacen los mexicanos y los colombianos. ¿Por qué los va a limitar el presidente norteamericano sin contar con los cubanos? Si los cubanos con recursos quieren ayudar a la oposición, ese es su dinero y el gobierno de los Estados Unidos no tiene derecho a meterse en eso. Aparentemente dan 48 millones de dólares para la libertad de Cuba, pero aquí no llega nada. ¿Dónde está ese dinero? Se queda en esa maraña burocrática. Los congresistas Díaz Balart fueron a verme por separado para pedirme que no hablara de ese asunto. ¿Cómo no iba a hablar de eso?

LC: ¿Y el embargo norteamericano?

HP: El embargo es una cosa de carácter político. Sería un triunfo político de Fidel Castro si le quitan el embargo. Al gobierno cubano no le interesa ningún triunfo económico, sino los triunfos políticos. ¿Cuál es el embargo si Cuba puede comprar mil millones de dólares en mercancías? Si los cubanos pueden ir a Cuba y enviar dinero, y si los Estados Unidos le venden a Fidel Castro todo lo que pida, entonces para qué hablar de embargo. La agricultura norteamericana es subvencionada y Fidel compra productos agrícolas a precios subvencionados. Los créditos que exige los puede recibir de Venezuela o de cualquier banco.

LC: También estuvo en México…

HP: Se presentaron problemas para ir a México. El canciller mexicano, que es del PRI, dijo que yo era un convicto, como si me hubiera escapado de una cárcel cubana y que ya no tenía derecho a ir porque había agotado todo mi tiempo en el exterior y que eso podría enturbiar las relaciones con Cuba. El embajador cubano estaba detrás del asunto de que no fuéramos a México. Se tuvieron que meter una cantidad de diputados y personalidades en el rollo. Todo se resolvió. Tuvimos muy buena acogida, sobrepasó nuestras expectativas. Hasta a casa del ex presidente Vicente Fox fui a parar. Fox está muy comprometido con la causa de la democracia y los derechos humanos en América Latina.

LC: Ahora que está en Cuba, ¿qué pasará?

HP: Ahora mismo, ante la debilidad del gobierno, la oposición no puede seguir con las 400 organizaciones que tenía. Estas se tienen que definir por líneas políticas. Hay que crear y fortalecer las instituciones: el Proyecto de Bibliotecas Independientes, el periodismo independiente, los sindicatos. Los partidos políticos también son instituciones. No me da ningún rubor decirlo: los liberales somos la mayoría. Hace un año se creó la Unión Liberal de la República de Cuba. De todos lados han tratado de romperla, de dividirla. Unos lo han hecho con buena intención, otros con muy mala intención, otros orientados por la policía. Pero ahí está la Unidad Liberal, que está bien. Ya hemos tenido encuentros y hay criterios, pero eso es bueno, porque una organización sin criterios no puede caminar.

Al regresar a Cuba tengo cuatro cosas que atender. Primero, Todos Unidos, que es lo más interesante que tiene la oposición, soy su secretario desde que se creó en 1999 e insisten en que lo siga siendo y no voy a rehusar esa tarea. Además, la Unidad Liberal, el Círculo de Estudios Sociales y Agenda para la Transición. Hoy nos acostamos de un modo y mañana amanecemos de otro. Si no adelantamos la Agenda, estamos perdidos. La Agenda demuestra que sí hay unidad de la oposición. Que hay gente que piense un poco más acá o un poco más allá, no tiene importancia; lo importante es que se vayan definiendo los colores.

Soy liberal, siempre lo he sido. En 1989 fundé la primera organización liberal. Creo en el liberalismo a secas, no en el neoliberalismo o el liberalismo americano o europeo. Cuba tiene una tradición liberal. Varela, Martí, Maceo, ¿qué eran sino liberales? No tenemos que averiguar mucho para saber que es un liberal. Es el que quiere que un campesino pueda vender libremente lo que siembra, que un periodista pueda crear su periódico, que cualquiera pueda tener un negocio, que el gobierno sea de todos, que haya un estado de derecho, que se respeten los derechos humanos.

No estamos a favor de un solo color político. Estamos dispuestos a trabajar hasta con personas del gobierno, las que sirvan, las que estén por el bien del país. La cuestión es que lleguen los cambios.

LC: ¿Cómo avizora Héctor Palacios la transición a la democracia?

HP: Pensamos que la transición en Cuba tiene que ser sin odios. Yo mismo estoy dispuesto a perdonarlo todo. Esa guerra intestina y ese odio entre cubanos hay que acabarlo. Eso es lo que favorece la poca estabilidad que le queda al régimen. Lo he repetido en todos los lugares. A veces no se ha entendido y me han preguntado, ¿pero tú perdonarías a Fidel Castro? Bueno, ¿y quien soy yo para condenarlo? Él es un mortal, Dios sabrá donde lo va a poner…

Los cambios se acercan y todos tenemos que estar preparados. Toda la sociedad tiene que estar organizada. Por eso defiendo tanto la sociedad civil. El periodismo independiente que cada día es más fuerte, las bibliotecas independientes, que han querido romperlas dentro de la misma oposición. Hasta los mismos fundadores del Proyecto de Bibliotecas Independientes han tratado de desbaratarlo desde los Estados Unidos. Pero ahí están, hay más de 140 bibliotecas independientes en todo el país donde millares de cubanos leen los libros que están prohibidos…

LC: ¿Qué importancia le concede a su regreso?

HP: La Unidad Liberal está a la vanguardia en la concentración de las fuerzas y no nos la van a quitar. Mientras estuve afuera, hicieron lo imposible por dividirla. Plantearon que Gisela y yo nos quedábamos, que sé yo cuantas cosas. Bueno, nuestro regreso lo que hace es fortalecer, no nuestra imagen, sino la de la oposición.

Este es el momento de los cambios, y los cambios se dan en Cuba, no fuera de Cuba. Los gobiernos que se metan en nuestros asuntos, tienen que saber que los problemas de Cuba son de los cubanos. Este es un problema de los cubanos y lo vamos a resolver en un plazo no tan lejano como alguna gente piensa. Esta es nuestra tierra, nos vio nacer y nos verá morir. Nadie nos la puede quitar. La principal compensación que tiene un ser humano es tener su Patria. He visto cubanos allá afuera llorando por ver las palmas, millonarios llorando porque no tienen su tierra. La de todos los cubanos, incluyendo los del gobierno, está aquí.

Si en algo ha servido nuestro regreso para elevar la autoridad mía o de Gisela, nunca la vamos a usar a nuestro favor, sino al servicio de la patria. Corro un alto riesgo, a mí no hay que hacerme juicio para enviarme a la cárcel. Pero si tuviera que cumplir los 21 años, que no lo creo, si los pudiera vivir, que tampoco lo creo, lo haría por mi país con tremendo gusto. Esta es la posición que hay que tener, dejarse de tanto personalismo. Este es el momento de liberar a la patria del totalitarismo, sin sangre y sin rencor. Te puedo asegurar que es posible.
luicino2004@yahoo.com

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