Santa Clara, octubre 2 de 2008, (SDP) Todos los cubanos que viven del robo al estado tiemblan motivados por las Reflexiones del compañero Fidel del 20 de septiembre del 2008. En Cuba, los que trabajan para el estado reciben sueldos de miseria para el alto costo de la vida. Por eso aquellos que laboran con el gobierno, se apropian de los recursos bajo su custodia.
Son nacionales que se encuentran en puestos intermedios de la burocracia. Ocupan cargos de dirigentes no privilegiados por las máximas instancias del Partido Comunista de Cuba. Estos administrativos no reciben las holgadas facturas alimentarias del Grupo de Apoyo al Comandante o del Consejo de Estado.
Nos referimos aquí a disímiles trabajos ocupados por funcionarios estatales cubanos, militantes del único partido político aceptado en Cuba. Estas responsabilidades pueden ir desde un simple estibador de una Empresa de Acopio del Ministerio de la Agricultura hasta un jefe de departamento en el Ministerio de la Industria Ligera.
Puede ser un humilde chofer de un dirigente de la Asamblea Nacional del Poder Popular o un Delegado Provincial del Ministerio de Comercio Interior. El chofer tiene que ahorrar la gasolina que usa para trasladar a su jefe, para después venderla. El delegado necesita crear facturas falsas para tomar recursos a su cargo.
A todos los une una cuestión esencial, ven con disgusto los privilegios en la manutención de esos altos jefes. Ellos no se resignan a vivir como indigentes y mucho menos sus familiares. Alrededor de unos 200 altos cargos en Cuba están autorizados, a poseer franquicias en la obtención de prerrogativas materiales.
Tras la destrucción dejada en el archipiélago antillano por el paso de los ciclones tropicales Fay, Gustav y Ike, llegó el reconocimiento oficial por parte del Gobierno Revolucionario de que las pérdidas ascienden preliminarmente a unos 5000 millones de dólares. Esta cifra resulta descomunal para una economía tan pequeña como la cubana.
Reflexiona con contenida impotencia Fidel: “Todo conspira contra las reservas en materiales y en divisas del país, lo cual puede traer escasez de productos y exceso de dinero circulante. Lo mismo ocurre cuando los que tienen dinero abundante corren a comprar en exceso lo que les vendan en las tiendas de divisas”.
El Reflexionante Insepulto conoce todas las miserias materiales de sus gobernados y en otras circunstancias las usó como una forma de Control Social. Pero sabe que ahora la Reserva Estatal quedará exhausta. Sólo está calculada para unos 90 días, por lo que ya apretó las alarmas represivas para no perder el poder político.
Las contrainteligencias del Ministerio del Interior, del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la menos conocida del Partido Comunista de Cuba, ya han sido activadas. A partir de ese momento, se ha desatado una verdadera cacería de brujas, contra la corrupción y el desvío de recursos materiales de todo tipo.
Los cubanos aludidos tomaron cual una auténtica amenaza el párrafo donde se puede ver con claridad, que todo es realmente peligroso, al escribir el Comandante en Jefe para sus lectores: “Hay países que no vacilan en aplicar la pena capital contra estos delitos. No pienso realmente que sea necesario en nuestro caso……”.
En el discurrir de su convaleciente senectud, el anciano líder no se da cuenta de que el contexto histórico-político ha cambiado. Eso de una gran ofensiva gubernamental contra la corrupción a nivel social, desestabilizaría al propio estado fidelista, que precisamente se mantiene porque sus seguidores pueden robar.
Sin dudas de ningún tipo, el terror ha cundido entre las filas de los forzados ladrones cubanos. Cleptómanos obligados por las circunstancias en que les tocó vivir. Pero los que detentan el poder en Cuba deben estar alerta ante venideras y bien fundamentadas protestas, porque en la isla, sin robar, no se puede existir.
cocofari62@yahoo.es
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