Arroyo Naranjo, La Habana, octubre 2 de 2008, (SDP) Mantener afinados los viejos parlantes de la revolución cubana, esos que sin limitación de decibelios grita sus logros sociales por el mundo, a los cuatro vientos, tiene sus costos.
A pesar que la sonata política repite incesantemente sus estribillos para quienes vivimos dentro de la isla, la mayoría se rehúsa a escucharlos.
Aunque los enfoques suelen ser diferentes, oír sandeces lejos del escenario real no es igual que palpar el doble rasero de la propaganda política en su propio terreno.
La salud pública cubana, más que enarbolarla como un logro social, un baluarte o una gratuidad de la revolución, es un instrumento que revitaliza y a su vez subvenciona, el poderío político.
El régimen cubano antepone la ayuda médica internacional, la capacitación de estudiantes latinoamericanos de medicina y sus espectaculares índices de mortalidad infantil, ante un deterioro moral e infraestructural en su propio sistema de salud.
¿Cómo hacerle entender a sucreños, caraqueños, o a los mineros de Cochabamba, en Bolivia, que el sistema de salud cubano, a pesar de ser un producto con gran demanda en el mercado tercermundista, se degrada a si mismo?
¿Militantes o mercaderes de batas blancas?
El reclutamiento de capital humano por parte del Gobierno despierta interés en médicos, enfermeros y técnicos se la salud cubana. Cumplir misión internacionalista es una vía de escape en busca de mejores remuneraciones. Ejercer la profesión en Cuba implica estar sujeto a escasez de recursos materiales y de salario, en medio de largas y agotadoras jornadas de trabajo.
A 37 mil asciende la cifra de médicos internacionalista cubanos diseminados entre África, Asia y América Latina. Venezuela es la nación que alberga y prostituye, en cada uno de sus departamentos, la mayor cantidad de militantes de la salud cubana. Los galenos cubanos, además de estar expuesto a la violencia callejera en el “socialismo chavista del siglo XXI”, se valen de las misiones para solventar a sus familiares en Cuba.
Con tantas vicisitudes dejadas atrás, los militantes de la salud se convierten en mercaderes de batas blancas. Aprovechan la misión para comprar electrodomésticos, teléfonos móviles, accesorios para ordenadores y otras bisuterías a precio de contrabando. Luego la revenden en Cuba 3 ó 4 veces por encima de su valor original.
Por ejemplo, un reproductor de DVD en Venezuela cuesta de 35 a 45 dólares americanos, en dependencia de la marca. En Cuba, este mismo reproductor se revende en 120 o 150 pesos convertibles (CUC), equivalente a 3 mil 750 en moneda nacional (MN).
El Estado cubano saca su mejor tajada de estos convenios. No sólo obtiene el petróleo y sus derivados de Venezuela. También ha creado un programa de construcción de viviendas en varios municipios del país para los cooperantes cubanos de la salud.
Un apartamento, con tres habitaciones y un cuarto de estudio incluido, le cuesta a un cooperante 17 mil CUC, equivalente a 425 mil en moneda nacional. El precio de otro más pequeño, con dos habitaciones y un cuarto de estudio adicional, es de 14 mil CUC (350 mil en moneda nacional)
Agentes del nosocomio
Los voceros del régimen se hartan de promocionar sus logros biotecnológicos, además de presentar un control estricto de las enfermedades transmisibles en sus campañas preventivas. Sin embargo, esconden otros reveses en materia de salud, estadísticas en las cuales el prestigio de la salud cubana se ve amenazado.
No se puede tapar los registros sobre infecciones nosocomiales o intrahospitalarias por el simple hecho de que cada cubano goce del derecho y la gratuidad en la atención médica. Muchos pacientes fallecen por complicaciones originadas por “los agentes del nosocomio”, organismos bacteriológicos que se adhieren en paredes, camas, sanitarios o salones quirúrgicos de policlínicas y hospitales.
En algunos salones quirúrgicos, principalmente aquellos pertenecientes a las clínicas más antiguas del país, son frecuentes las bacterias Staphyloccus aureus y Neisseria meningitidis. Las cepas de estas bacterias cada vez se hacen más resistentes a la esterilización por calor o formol. Pequeñas colonias de bacterias permanecen por año adheridas a las paredes o en los conductos de aspiradoras portátiles y de pared, en las salas de cirugías.
Cuba registró en el año 2007 un 84 % de infecciones nosocomiales, registro que se clasifica por edad, enfermedades, hospitales e institutos. El portal digital INFOMED, una red nacional con servicio exclusivo para médicos y colaboradores de la salud, se reserva algunos registros del Instituto Nacional de Higiene y Epidemiología, entre ellos los fallecimientos por infeccionas nosocomiales.
La prematura Mari Paz Gonzáles, con sólo cuatro días de nacida, fue una de las victimas en hospital materno infantil Hijas de Galicia. Según familiares de la víctima, otros tres niños fallecieron en la semana del 6 al 12 de julio a causa de una bacteria. El hospital fue clausurado temporalmente.
Biotecnología al servicio de la casta.
Los logros científicos de la revolución suelen enmascararse con el eslogan de la “justicia social”, cuando en realidad para el monopolio de los hermanos Castro, pesan más los dividendos que la propuesta política.
La producción del polo científico, liderada por el CIN (Centro de Inmunología Molecular) y el CIGB (Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología), aportaron al país 350 millones de dólares en el período 2007. Después del níquel, la venta de medicamentos producidos en Cuba ingresa al país un diez por ciento por concepto de exportación de bienes.
Gracias a la superventas de medicamentos, Cuba puede autoproclamarse punta de lanza en la biotecnología en Latinoamérica. Además, dice cubrir “sin dificultades” su demanda de prevención nacional.
Según estadísticas del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), Cuba produce dos tercios de su cuadro básico, compuesto por 866 medicamentos que abarcan todas las enfermedades que afectan a los pacientes del patio.
Entre los 38 productos biotecnológicos producidos por Cuba más demandados en el mercado internacional, están la vacuna Antimeningocoxica de tipo B, el Interferón y el Heberbiovac B (vacuna contra la hepatitis B), esta última con 157 millones de dosis exportadas desde 1992 hasta la fecha.
La última adquisición es la vacuna contra el cáncer de pulmón CIMAVAX-EGF. Fue creada por el Centro de Inmunología Molecular (CIM) bajo la asesoría de la doctora en ciencias biológicas y militante comunista, Gisela González.
Sin embargo, a pesar de la avalancha de medicamentos en las farmacias del país, escasean algunos de manufactura tan sencilla como el citrogal, el bicarbonato, la dipirona, sales biliares, aspirina, vitamina C, algodón o el Agua Oxigenada.
Si llegamos a lograr lo que nuestros científicos llaman “la primera vacuna contra el cáncer de pulmón”, ¿por qué no se encuentra en nuestras farmacias el Amicode, fármaco imprescindible para los pacientes con cáncer en fase terminal?
Muchos políticos y personas comunes del mundo ven la salud cubana como una conquista de la revolución. El reverso de un baluarte nos muestra otra cosa, un gobierno que le vende al mundo sus recursos y el capital humano del que dispone.
odelinalfonso@yahoo.com
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