jueves, 16 de octubre de 2008

ARMAS Y CIRCO, (Fragmento del libro Italianos en Cuba), Richard Roselló




La Habana, octubre 16 de 2008, (SDP) Dadas las costumbres y gustos del siglo XIX se hace evidente que tan necesario como un buen abogado o un buen médico resultaba un maestro de armas. Y van a ser precisamente los italianos, junto a los franceses, quienes se destaquen en la enseñanza de la esgrima como modalidad deportiva.

En 1856, Don Tirso Arregui inauguraba en la calle Consulado, esquina a Virtudes, la primera Escuela de Gimnástica donde se impartían clases de esgrima y radicaba una Sala de Armas destinada a la práctica de esta especialidad.

Años antes, en 1837, el también italiano Juan Galleti había establecido una Academia de Esgrima en la calle O'Reilly, frente al Convento de Santa Clara. Emprendedor y aficionado a las armas, Galleti instauró en 1848 el primer juego oficial de tiro al blanco en Cuba y se empeñaría en crear una sociedad de tiradores que agrupara a los aficionados a las armas blancas y de fuego.

En 1893, pese a su breve estancia en la Isla, otro italiano despertaba el interés de la revista El Fígaro. Se trataba de Eugenio Pini, esgrimista famoso por sus torneos en Madrid, París y los Estados Unidos. Durante su visita sostuvo encuentros con profesores italianos y franceses.

La prensa habanera se ocupaba igualmente de manifestaciones menos aristocráticas, pero de excelente acogida por el público. Casi siglo y medio más tarde nos informa sobre los esposos José y Josefina Chiarini, quienes junto al director Riveri y Escapoletti, desembarcaron en el puerto de La Habana en mayo de 1857. No venían solos, los acompañaba toda una compañía circense. Tal fue el éxito que durante seis años mantuvieron el espectáculo.
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