Managua, La Habana, octubre 2 de 2008. (SDP) Hace varios días que los cubanos de la isla fuimos azotados por dos huracanes. Entre uno y otro medio muy poco tiempo.
Y aunque ya la madre naturaleza se encargó de disolver esos fenómenos climatológicos, muchos en Cuba aseguran que ahora es cuando viene el verdadero ciclón.
“Un ciclón trae mucha miseria”, Eso opina Eloisa, de 62 años y residente en Ciudad Habana. “Pero nuestro gran problema, afirma, es que la miseria está implantada desde hace mucho tiempo en Cuba. Lo que nos pasó sólo ha venido a agravar la crisis”.
“Ayer fui al mercado, continúa. La gente andaba de un sitio a otro, como autómatas, preguntándose entre sí sobre lo que habían visto. Si viandas o algo de carne. Porque las posibilidades de comprar eran muy pocas”.
Para Rónald, de 24 años, en la Isla de la Juventud (de Pinos) la situación es crítica. “Yo vivo en Nueva Gerona, allí hay personas que siguen durmiendo a la intemperie. Dicen por los noticieros que habían mandado casas de campañas de donación. Allí yo no he visto nada”.
“Vendieron una lata de carne por la libreta (de racionamiento), agrega en su narración, a $1,50, y muchas estaban en mal estado. Son alimentos viejos que sacan de las reservas de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y luego, como muchos protestaron, distribuyeron sin costo adicional latas de embutidos. Estas sí parecían de donación, se veían más frescas”.
El joven también afirmó que en Isla de Pinos han vendido tejas de fibrocemento, pero una parte significativa de la población no ha podido utilizarlas pues el huracán se llevó la madera de los techos y esta no es fácil encontrarla.
Daniel, de 38 años, reside en Ciudad Habana, es chofer de un camión rastra que está transportando tejas a la provincia Pinar del Río.
“Aquello es terrible, hay gente que lo ha perdido todo y aún no se recuperan. Cuando llega la rastra con las tejas, las broncas entre los mismos vecinos son hasta con machetes. Nadie quiere quedar fuera de la entrega, pues no saben cuando volverá la rastra con más de esa carga”.
María, de 58 años, reside en la ciudad de Matanzas. Dice que los alimentos escasean por días para la población, pero que los dirigentes tienen de todo.
“Tengo una amiga que trabaja en uno de los almacenes de la corporación Gaviota (perteneciente a las FAR), ella comenta que da lástima como se votan los alimentos porque se han vencido, y que en ese lugar hay de todo. Gracias a ella he podido comer en muchas ocasiones mantequilla, galletas de soda y refrescos enlatados”.
Caridad, de 30 años, reside en Ciudad de La habana y milita en el Partido Comunista. Sobre la negativa del gobierno de Cuba de aceptar la ayuda de Estados Unidos, opina:
“La ayuda se debe aceptar, venga de donde venga. Porque el problema del cubano ahora no es de política sino de subsistencia”.
Mientras las secuelas de los huracanes se sienten con más fuerza entre la mayoritaria clase pobre de la isla, los medios destacan las actuaciones de brigadas artísticas en las zonas más afectadas, a donde afirman llevan un poco de alegría y calor humano.
El ministro de cultura, Abel Prieto, visitó este lunes 29 de septiembre algunos de los sitios donde se encuentran estos artistas intercambiando con los damnificados. Allí expresó que había encontrado a personas que a pesar de las difíciles circunstancias en que quedaron tras el paso de los meteoros, continuaban demostrando apoyo y confianza a la revolución.
amarilisrey@yahoo.com
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