jueves, 16 de octubre de 2008

GUSTAV E IKE ABREN LA CAJA DE LOS DEMONIOS, Rafael Pérez González.


Santa Clara, octubre 16 de 2008 (Cubanacán Press) Hasta ahora no había un conocimiento público de la forma cómo vive el pueblo de Cuba. La propaganda oficialista solo mostraba los nuevos apartamentos que se construyen, pero nunca la miseria en que vivía la mayor parte de la población cubana. Los huracanes Gustav e Ike la expusieron al público.

Se hace necesario ahora definir que cosa es una casa. En el periódico Trabajadores del lunes apareció una foto, de cómo dicen los cubanos, cuatro tablas con varias tejas de fibrocemento arriba, con el eufemístico subtitular, “Otra vivienda reparada”.

No les da pena llamar vivienda a eso que insulta al cubano de a pie. ¿Cuantos dirigentes nacionales, provinciales o municipales, viven en casas como la que muestra el periódico como “otra vivienda reparada”? ¿A cuantos de ellos se les afectó o cayó la vivienda por el ciclón?

Entonces no somos iguales. No vivimos en igualdad de condiciones. Gustav primero e Ike después, han mostrado la miseria colectiva de un país al que se cataloga como potencia medica, deportiva, como el vencedor de mil batallas quijotescas. Queda ahora al descubierto que una gran parte de sus habitantes viven en covachas muy parecidas a las que encontró el Gran almirante al pisar tierra cubana.

¿Que espera a esos miles de damnificados? Hay cubanos que llevan años en albergues esperando por una casa. Allí han crecido los hijos, y ya llegan los nietos. Cada ciclón que ha pasado tiene sus albergados que siguen esperando.

En el año 2007 no se cumplieron las metas de fabricación de nuevas viviendas. Este año tampoco. Entonces, ¿como se resolverá este nuevo y masivo problema? ¿Que planes pueden argüir ahora para la solución de este caos?

Politizar la ayuda internacional va mas allá de lo que pueda permitirse un régimen que nunca le ha facilitado al pueblo resolver el problema de la vivienda. Al cubano de a pie siempre se le ha obstaculizado la construcción o reparación de sus casas, con multas, prohibiciones y trabas burocráticas de todo tipo. Hay casos increíbles de fuertes multas impuestas a personas solo por pintar su fachada, y que han sido publicadas en cartas a la redacción del periódico oficialista Juventud Rebelde.

Ahora se dice que el fondo habitacional está en mal estado. En este caso, no le pueden achacar ese mal al imperialismo. Por todos estos años, los inmuebles han pertenecido al estado y este es el único responsable de su deterioro y destrucción sistemática.

El problema de la vivienda, que Fidel Castro dijo que resolvería en “La Historia me Absolverá”, está en su peor momento, no por los ciclones sino por culpa del estado que se desentendió de ese problema.

Con toda la destrucción producida en su inmensa mayoría, no por la fuerza de los vientos y la lluvia, sino por el estado caótico de las casas de los cubanos, no han declarado un estado de emergencia humanitaria, pedido ayuda a todos los países, y se niegan a aceptar la ayuda de los Estados Unidos.
El gobierno americano solicitó el envío de una comisión evaluadora de daños. Cuba se negó, adujo que aquí había personas capaces de hacerlo. Sin embargo, a los dos días aceptaron una comisión venezolana compuesta por militares. Entonces, ¿hay o no hay gente capaces para determinar los daños? ¿O el problema es politizar la cuestión?

Cuba ha enviado ayuda a muchos países, en ocasiones a países con orientación política muy diferente, y estos nunca la han rechazado aduciendo problemas ideológicos. Esos gobiernos la aceptaron porque priorizaron a sus pueblos ante el desastre. ¿Por qué el gobierno cubano no puede hacer lo mismo?

Este es el momento de cerrar filas. Exigir al gobierno que piense en esa gente que está sin techos y no tiene nada. Entre ellos también hay adeptos al sistema, allí hay presidentes de Comité, miembros de las organizaciones políticas y de masas del gobierno. Si no lo quieren hacer por los otros, que lo hagan por lo menos para ayudar a los suyos.

Que no sigan politizando el asunto y acepten la ayuda venga de donde venga. Que hagan esto como un gesto de buena voluntad hacia su pueblo. Para que en el futuro las nuevas generaciones puedan decir que, al menos en una ocasión, dejaron la politiquería a un lado y pensaron en su pueblo.
primaveradigital@gmail.com

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