Managua, La Habana, octubre 9 de 2008, (SDP) Estados Unidos ha ofrecido ayuda humanitaria millonaria a Cuba en cuatro ocasiones tras el paso por la isla de los huracanes Gustav e Ike que ocasionaron daños de enorme magnitud.
El gobierno de la Habana rechazó tres de los ofrecimientos, y sobre el cuarto aún no se ha pronunciado. Tampoco ha dicho si aceptará o no la ayuda brindada por la Unión Europea.
Sólo en el sector de la vivienda hubo más de 444 mil casas afectadas, un número mayor de 63 mil humildes inmuebles de familias muy pobres fueron destruidas. Ante la magnitud de la tragedia que ha afectado directamente a más de un millón de personas, y de forma indirecta a la mayoría de la población cubana, son muchos los que no aprueban la decisión gubernamental de no aceptar la ayuda estadounidense.
Sobre el particular se pronunció Fidel castro en su columna de opinión que todos los medios en Cuba reproducen.
“Se equivocan rotundamente los que en nuestro país se disgusten por ello. Si en vez de cinco millones fuesen mil millones, se encontrarían la misma respuesta”, escribió Castro el 16 de septiembre.
La frase es contundente, pero pierde todo su potencial porque no ha sido escrita desde las grandes necesidades materiales que ha sufrido la inmensa mayoría de la población durante casi medio siglo, sino desde los inmensos privilegios de que ha gozado la casta gobernante desde que asumió el poder en l959.
De todas formas,nunca se sabe si cuando Castro se pronuncia lo hace como un oráculo internacional, como Zeus o como Lucifer. Pero el caso es que siempre los equivocados son los demás. La razón siempre está en su morral.
Si alguien duda de ese acierto que le eche un vistazo a la economía de la isla y a las estadísticas del éxodo. Si eso no le basta que recuerde la instalación en Cuba de los cohetes atómicos soviéticos y la instauración en todo el país en 1980 de los actos de repudio.
En la reflexión de referencia, el aún Primer Secretario del Partido Comunista, el “compañero Fidel”, dice: “Baste señalar que para disponer de una vivienda duradera que resista los más fuertes vientos, se requiere un elemento indispensable que escasea
mucho, la fuerza de trabajo”.
Eso es algo novedoso en la retórica gubernamental. Es como decir que la culpa de que no existan buenas viviendas la tiene la población, no el Estado.
Durante su conocida autodefensa tras los fallidos asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1953, el entonces joven Fidel Castro aseguró que en Cuba existían materiales y brazos de sobras para fabricarle una casa confortable a cada familia cubana.
Ahora la población es el doble de la que existía en esa fecha. ¿Qué ha pasado con los brazos? Se fueron a Miami o es que los cubanos decidieron perder las extremidades superiores como la Venus de Milo.
Los cubanos hemos estado durante casi medio siglo atrapados en un hueco negro. Y nada más parece existir una opción: Poner en práctica nuestros derechos ciudadanos y como razón absoluta sacar del poder a los hermanos Castro y sus seguidores. De esa forma restauraremos la República. No se observan en el horizonte más vías para la salvación.
fornarisjo@yahoo.com
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