Arroyo Naranjo, La Habana, octubre 9 de 2008, (SDP) Dice Fidel Castro que Kangamba es “de los filmes más serios y dramáticos” que vio nunca. Fue a través de un disco de DVD en la pequeña pantalla (que no debe ser tan pequeña) de su televisor.
Luego de tan autorizada opinión, si interesa la de un servidor (que la vio en la pantalla grande), no me gustó la película. No es de extrañar. Suelo diferir con el Compañero Fidel, pero no pude contener la tentación de colgar mi comentario a su blog personal que es Cuba Debate.
Excepto “Nosotros y la música”, nunca me pareció bueno el cine que hace Rogelio Paris. Menos cuando le da por las películas de guerra. No me gustan los dramas bélicos. Vi demasiadas películas de guerra rusas en los cines de mi niñez.
Fidel Castro reconoce que tal vez su juicio esté “influido por recuerdos que no es posible olvidar”. Me ocurre algo similar. Un amigo que quise mucho murió en el sur de Angola. Lo destrozó una mina. No había cumplido los 20 años. Siempre he sospechado que no sabía bien que andaba haciendo en África. Sospecho que tampoco le hubiera gustado ver Kangamba, aunque fuera con “k”.
La película tuvo buenos actores y estuvo bien la ambientación. La llanura del norte de Camaguey, donde volaban fragmentos de rocas con las explosiones, guarda cierta similitud con el sudeste angolano. Pero no me gustó Kangamba. Demasiada pirotecnia y efectos especiales para mi gusto. Bastante chapuceros, por cierto. Las volteretas de los Migs parecen salidas de uno de los horribles juegos de guerra para computadoras que tanto daño hacen a los niños y a algunos de esos mayores que gustan de las operaciones militares a larga distancia.
En cuanto a las imágenes de las casas incendiadas por los proyectiles que daban los sudafricanos a la UNITA, supongo sean tan difíciles de borrar como las llamas que devoraban los quimbos de los seguidores de Savimbi y sus familias, provocadas por las bombas y los proyectiles que daban los soviéticos a las FAPLA y los cubanos.
Ahora que los barcos de guerra rusos, con apetitos imperiales y nostalgias de la Guerra Fría, navegan por el Caribe con la venia de Hugo Chávez, el compañero Fidel aprovecha su reflexión sobre la película Kangamba para sacar varios trapos sucios a los ex camaradas soviéticos.
Como quien no quiere las cosas, Fidel Castro recuerda el sacrificio inútil de vidas de las brigadas de las FAPLA, armadas hasta los dientes y dirigidas por los soviéticos, que durante años se estrellaron contra el bastión de la UNITA en el sudeste de Angola. La Unión Soviética ponía las armas, angolanos y cubanos ponían los muertos.
Dice Fidel Castro, “sistemáticamente nos negábamos a participar” en aquellas ofensivas contra la UNITA que casi cada año ordenaban los generales soviéticos. Si acaso, sólo participaba la aviación cubana.
En honor a la verdad, Fidel Castro se opuso desde el principio (y se lo hizo saber a Gorbachov) a la ofensiva sobre el río Lomba que dirigió el general Konstantinov. Aquel desastre condujo a la batalla de Cuito Cuanavale, y le dio el gusto al Comandante de sentar a Cuba a negociar codo a codo con los Estados Unidos. Sólo por eso, merece una película. El Compañero Fidel ya dio las instrucciones pertinentes, así que pronto habrá una película, más dramática aún que Caravana y Kangamba, sobre Cuito Cuanavale.
Mientras, continúa la crisis financiera en Estados Unidos. No es de eso de lo que más se habla por estos días en Cuba. Tampoco de la película Kangamba. No sé por Punto Cero y el Palacio de las Convenciones, pero luego de los ciclones, de lo que más hablan los cubanos que conozco es de la comida que no hay en los mercados.
luicino2004@yahoo.com
Luego de tan autorizada opinión, si interesa la de un servidor (que la vio en la pantalla grande), no me gustó la película. No es de extrañar. Suelo diferir con el Compañero Fidel, pero no pude contener la tentación de colgar mi comentario a su blog personal que es Cuba Debate.
Excepto “Nosotros y la música”, nunca me pareció bueno el cine que hace Rogelio Paris. Menos cuando le da por las películas de guerra. No me gustan los dramas bélicos. Vi demasiadas películas de guerra rusas en los cines de mi niñez.
Fidel Castro reconoce que tal vez su juicio esté “influido por recuerdos que no es posible olvidar”. Me ocurre algo similar. Un amigo que quise mucho murió en el sur de Angola. Lo destrozó una mina. No había cumplido los 20 años. Siempre he sospechado que no sabía bien que andaba haciendo en África. Sospecho que tampoco le hubiera gustado ver Kangamba, aunque fuera con “k”.
La película tuvo buenos actores y estuvo bien la ambientación. La llanura del norte de Camaguey, donde volaban fragmentos de rocas con las explosiones, guarda cierta similitud con el sudeste angolano. Pero no me gustó Kangamba. Demasiada pirotecnia y efectos especiales para mi gusto. Bastante chapuceros, por cierto. Las volteretas de los Migs parecen salidas de uno de los horribles juegos de guerra para computadoras que tanto daño hacen a los niños y a algunos de esos mayores que gustan de las operaciones militares a larga distancia.
En cuanto a las imágenes de las casas incendiadas por los proyectiles que daban los sudafricanos a la UNITA, supongo sean tan difíciles de borrar como las llamas que devoraban los quimbos de los seguidores de Savimbi y sus familias, provocadas por las bombas y los proyectiles que daban los soviéticos a las FAPLA y los cubanos.
Ahora que los barcos de guerra rusos, con apetitos imperiales y nostalgias de la Guerra Fría, navegan por el Caribe con la venia de Hugo Chávez, el compañero Fidel aprovecha su reflexión sobre la película Kangamba para sacar varios trapos sucios a los ex camaradas soviéticos.
Como quien no quiere las cosas, Fidel Castro recuerda el sacrificio inútil de vidas de las brigadas de las FAPLA, armadas hasta los dientes y dirigidas por los soviéticos, que durante años se estrellaron contra el bastión de la UNITA en el sudeste de Angola. La Unión Soviética ponía las armas, angolanos y cubanos ponían los muertos.
Dice Fidel Castro, “sistemáticamente nos negábamos a participar” en aquellas ofensivas contra la UNITA que casi cada año ordenaban los generales soviéticos. Si acaso, sólo participaba la aviación cubana.
En honor a la verdad, Fidel Castro se opuso desde el principio (y se lo hizo saber a Gorbachov) a la ofensiva sobre el río Lomba que dirigió el general Konstantinov. Aquel desastre condujo a la batalla de Cuito Cuanavale, y le dio el gusto al Comandante de sentar a Cuba a negociar codo a codo con los Estados Unidos. Sólo por eso, merece una película. El Compañero Fidel ya dio las instrucciones pertinentes, así que pronto habrá una película, más dramática aún que Caravana y Kangamba, sobre Cuito Cuanavale.
Mientras, continúa la crisis financiera en Estados Unidos. No es de eso de lo que más se habla por estos días en Cuba. Tampoco de la película Kangamba. No sé por Punto Cero y el Palacio de las Convenciones, pero luego de los ciclones, de lo que más hablan los cubanos que conozco es de la comida que no hay en los mercados.
luicino2004@yahoo.com
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