Boyeros, La Habana, octubre 2 de 2008, (SDP) El tema de la moral y de la ética se pierde en el tiempo. Ya nadie pone en tela de juicio que las bases de estas concepciones surgen en la antigua Grecia, básicamente por las doctrinas morales dada a conocer por los sofistas y posteriormente profundizada por Sócrates y sus aventajados discípulos, Platón y Aristóteles y los estoicos.
Con el ocaso y desaparición del Imperio Romano, se propaga con una fuerza inusitada la ética cristiana, la cual tiene como fundamentos los votos de pobreza. Parte de la revelación divina de que la salvación esta en la fe a Dios y su hijo en la tierra, Jesucristo.
Fueron muchos los pensadores que brindaron su aporte a la nueva ética en contraposición a la prevaleciente hasta entonces, las cual estaba marcada por los dogmas y el misticismo, hipocresías y falsedades de una manipulada religión cristiana.
Las mentes portadoras de ese nuevo pensamiento las encontramos en Francisco Bacon, Hugo Grocio, Espinoza, John Locke, los enciclopedistas franceses. Posteriormente cobra auge la filosofía moral y metafísica de las costumbres de Hegel, las teorías morales del siglo XIX de los pensadores John Stuart Mills y Augusto Comte con su moral positivista.
Conviviendo con estas nuevas teorías éticas y morales burguesas, surgió la ética socialista con una nueva visión de la justicia. Sus teóricos más visibles fueron Proudhon, Saint Simons, Owen y Fourier.
En Cuba, después de 50 años, la dictadura ha fracasado en sus ineficaces intentos de fabricar al hombre nuevo. En todo este tiempo, los gobernantes cubanos no se han cansado de jurar y volver a jurar que esa rara avis, ausente en el jardín virtual como ellos conciben su sistema, nada tiene que ver con el podrido y corrupto capitalismo feroz.
Todo esto es ya algo normal en la actual sociedad cubana. Se manifiesta en fábricas, almacenes, en el turismo, la gastronomía, los comercios de recuperación de divisas. En las ventas, timan sin ningún escrúpulo a los consumidores. Obtienen ganancias por la comercialización ilegal de mercancías provenientes del mercado informal que introducen en los establecimientos.
Como consecuencia de tan vergonzosas y repudiables conductas, hoy miles de personas son sancionadas. Muchas cumplen largas condenas y otros tantos, por iguales delitos, están a la espera de ser sometidos a juicio y ser sentenciados.
Lo más alarmante de toda esta grave crisis de credibilidad, de valores y existencial en que esta sumida Cuba, se localiza en que más del 80% de los miles de involucrados en estos delitos no sobrepasan los 25 años de edad. Es decir, son nacidos en el sistema socialista y nada han tenido que ver con el “capitalismo salvaje y cruel” que dicen los dirigentes del gobierno cubano.
Agréguesele a la debacle anterior, la epidemia generalizada del consumismo. El asunto reside en que hay que estar a la moda.
Los medios, todos en poder del Estado, anuncian, hasta el cansancio y el aburrimiento, la lucha contra el embargo, el terrorista Posada Carriles, el regreso de los cinco héroes. Según ellos, el socialismo es democrático y bueno y el capitalismo, incitador de la violencia y los crímenes, es malo. Pero sucede que los jóvenes añoran este sistema con todas sus crueldades y corren o se tornan sordos cuando alguien les habla del socialismo o la batalla de ideas.
Los mas golpeados y desencantados ante este desastre en que los valores se han subvertido, lo encontramos en aquellos que hoy día con 65, 70 o mas años de edad, se han percatado de manera muy dolorosa que todo el tiempo que dedicaron a la lucha y consolidación de un sistema que creían justo y humano, fue en vano. Ahora por lo que ven y sufren, se han dado cuenta que se equivocaron. Todo fue una mierda.
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