jueves, 13 de noviembre de 2008

EL SOCIALISMO SALVAJE EDITORIAL Nro 46

Nadie en Cuba se siente impresionado cuando se habla de ‘capitalismo salvaje’. Aquí conocemos y convivimos con algo peor: El socialismo salvaje.

Vivimos sin acostumbrarnos, al peor y más destructivo de los sistemas. Un engendro capaz de destruirlo todo en el plano espiritual, emocional y físico. El castrismo es sin lugar a dudas la categoría superior en ineficiencia y crueldad. En cincuenta años destruyó la capacidad para el civismo de la ciudadanía, la economía, la industria y la educación.

Dividió la familia y estableció esa ambivalencia moral que se da en llamar ‘doble moral’, como un eufemismo elegante para una palabra más fuerte: inmoralidad. Creó niños vacunados contra enfermedades infecciosas, pero amputados en la fantasía y atrofiados en la ingenuidad. Niños que despiden a la madre con un beso y se quedan al cuidado del padre. Niños que esperan a que la madre llegue, tarde en la noche, con el regalo de su amigo español o italiano.

El socialismo salvaje de los Castro, es más que todo, el sistema de la más insignificante y cruel minoría. La que crea Emos, balseros, jineteras y hasta dirigentes con derecho de pernada. La que hizo de estafadores, proxenetas, asesinos, ladrones y traficantes, militares, políticos y en contados y útiles casos, convenientes mártires.

Nadie en Cuba teme al capitalismo salvaje que de forma eventual amenaza, con sustituir el actual estado de cosas. No existe algo peor que lo que se vive en la actualidad. Cada hijo de vecino se siente capaz de ser el domador triunfal de ese gatito mimoso al que llaman capitalismo y le ponen de apellido salvaje. Aquí se ha lidiado y se lidia con algo peor.

El socialismo salvaje de la familia gobernante, impide a los transportistas particulares hacer su trabajo y traer las viandas desde el campo. Entonces nos dejan a solas con el hambre y las muchas razones que sobran para sufrirla. Razones todas ubicadas en Washington, Madrid, Londres o hasta París y servidas cada tarde en Mesa Redonda. Porque todo lo que se sufre en Cuba, fue cocinado y adobado por los yanquis, la Mesa Redonda, es sólo eso, una Mesa. Aunque dicen que se fabricó con el mejor roble español.

Cuando llegue el momento, todos nos sentiremos bendecidos por lo que vendrá. Nadie teme al capitalismo salvaje, en Cuba no.
SDP

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto es lo mejor que he leido en mucho tiempo...es breve, es realmente honesto, y con una verdad aplastante...Lo peor y lo mas triste es que este socialismo salvaje deja un pueblo arruinado como herencia...generaciones de familias separadas, Cubanos (como yo que me fui de Cuba a los 10 con mi madre) sin patria...Felicidades por esta editorial brillante!