jueves, 20 de noviembre de 2008

¡SE ACABÓ EL ABUSO!, EDITORIAL Nro 47

En Cuba, la elección del nuevo presidente norteamericano ha creado muchas expectativas, quizás demasiadas. Todos los estratos de la sociedad cubana mantienen una agenda propia a partir de la elección del presidente norteamericano Barack Obama. Para la población marca el fin de una era. Muchos sostienen que el nuevo presidente, con sus posiciones aperturistas, le causará más daño al discurso oficial cubano que todos los ilustres mandatarios norteños que le precedieron. Desde Dwight Eisenhower hasta George W. Bush.

Ojala así sea. Pero falta lo principal. Digamos que el Sr. general-presidente Raúl Castro, en su momento, deberá responder de alguna forma al ramo de olivo que eventualmente le tenderá el presidente Obama. Entonces, alguien deberá hacer papel de aguafiestas. Hay que decir que este sería el comienzo y el fin de todo y todas las cosas. Habrá que ver como reacciona en tal momento la cúpula senil verdeolivo.

De vuelta a lo importante, el pueblo cubano espera con ansia el fin de las restricciones a los viajes y al envío de remesas. La oposición interna, las organizaciones de la sociedad civil y todos los que están en contra (abierta o solapadamente) esperan que haya un cambio en lo que respecta al verdadero destino de la ayuda brindada por el pueblo y el gobierno norteamericano.

Con Obama, se espera (se cruzan muchos dedos para ello) que cambie la conocida tendencia de que la ayuda se queda en Miami y no llega a Cuba. Con Obama se espera muy optimistamente que la ayuda llegue a Cuba y no pase por Miami. Que ese dinero no vuelva a financiar campañas para elegir a representantes en la Florida con el dinero destinado a financiar la actividad opositora en Cuba.

Los más optimistas aspiran a que Radio Martí salga de las manos de esa derecha canalla y regrese a Washington. Que la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA) vuelva a representar el mejor interés de Washington y no las agendas políticas cocidas en el Sur de La Florida, por la derecha canalla, que odia tanto a Castro que perdió el camino del amor por la tierra y el pueblo que dejó atrás.

Una frase preside en Cuba la elección del primer presidente negro de los Estados Unidos: ¡Se acabó el abuso!
SDP

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