jueves, 20 de noviembre de 2008

MALOS VENDEDORES, Pablo Silva Cabrera.



Baracoa, La Habana, noviembre 20 de 2008, (SDP) Imagínese que usted sea el propietario de una agencia de venta de automóviles, y uno de sus empleados se dedique a explicarle a posibles compradores todos los defectos y presuntas dificultades técnicas que pueden presentar los autos que allí se venden. Seguramente lo despediría porque ese empleado es un mal vendedor o está empeñado en llevarlo a usted a la quiebra.

Esa es la impresión que tengo cuando veo a personas que se hacen llamar opositoras y se dedican a descalificar a esa misma oposición a la que pertenecen con argumentos tan discutibles como que la oposición democrática no puede ser una alternativa de poder por su fragmentación y el protagonismo de sus principales figuras, o porque atacan los proyectos presentados por otros y están divorciados de la población. Son los mismos argumentos que esgrimen los enemigos solapados o abiertos de la democratización de Cuba.

¿Cuál es la fragmentación que existe en Cuba, si en la actualidad coexisten cuatro o cinco bloques políticos con posiciones que en su mayor parte son coincidentes? En cualquier país latinoamericano se presentan más agrupaciones políticas a las elecciones.

Uno de los rasgos más sobresalientes de la democracia es la libertad para criticar las posiciones de los otros. ¿No se dice que la democracia es una discusión? ¿Acaso no hemos vistos verdaderas riñas tumultuarias en los parlamentos latinoamericanos y de la culta Europa? En Cuba, por lo menos no nos caemos a golpes.

Cómo se puede decir que la oposición está divorciada de la población si está presente en cada desalojo o en cualquier otro de los frecuentes actos de abuso contra el pueblo. Acuden, en la mayoría de los casos, por solicitud de esas personas abusadas que corren a avisar a la gente de los derechos humanos, como genéricamente nos califica la población.

En Cuba, la oposición democrática no va a tener un partido único con un líder carismático al frente, ni va a copiar fórmulas totalitarias, porque por esa vía no se llega a la democracia.

La realidad es que la oposición democrática se convirtió, desde hace tiempo, en la auténtica alternativa a la dictadura. Más allá de sus virtudes y defectos, está compuesta por hombres y mujeres que han tenido la entereza moral para soportar todos los ataques del régimen totalitario y mantenerse en la lucha. ¿Acaso de dentro de la dictadura podría salir una alternativa mejor? ¿O será que para Cuba no hay alternativa?

Tengamos cuidado con esos malos vendedores de autos y de ideas. No sería raro que estuvieran trabajando para la competencia.
primaveradigital@gmail.com
Presidente del Partido Solidaridad Democrática. Miembro de la Unidad Liberal de La República de Cuba.

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