Santa Clara, Villa Clara, noviembre 20 de 2008, (SDP) La persona que más desprecia al pueblo cubano es aquel que durante casi medio siglo lo gobierna. Ese es el Dr. Fidel Castro Ruz. Por la propia manera en que está estructurada su personalidad, repudia el hecho fortuito y circunstancial de haber nacido en esta isla del mar Caribe.
Como el Reflexionante Insepulto conoce que pronto fallecerá, ha decidido dar riendas sueltas a tan malsano sentimiento contra sus compatriotas. Ha creado un mecanismo de defensa psicológico nombrado Síndrome Pre-Mortem, pues en sus publicadas reflexiones, proyecta el aborrecimiento.
Esto los lectores lo pueden leer sin gran esfuerzo, en su reflexión titulada Un Tema para Meditar. Se puede hojear. Textualmente dice: “… pero, en nuestro caso, con la agravante de habernos acostumbrado a recibir de la Revolución muchas cosas por las cuales no hemos luchado”.
Es un elemento esencial de cualquier proceso político actual, tras la caída del feudalismo como asociación económico-social. Los gobernantes deben su razón de ser a servir a sus pueblos. O al menos a tratar en serio aparentar con engaños que sirven sus pueblos. Los reyes existían para ser servidos por sus súbditos, para que sus subordinados les rindieran pleitesía.
Al construir el capitalismo y posteriormente con la edificación del socialismo, los analistas y defensores teóricos de ambas ideologías proclaman a toda voz que su objetivo es hacer el bien a sus conciudadanos. Algunos dan a entender a la opinión pública que solo viven para hacer de benefactores.
Es el caso del enfermo Castro Ruz, quien en sus escritos critica y fustiga a los cubanos, sin tener en cuenta algo elemental a todos, que si alguien debe dar explicaciones o realizarse autocríticas es él. Son los miembros del pueblo quienes deben evaluarlo para decir de su gestión como gobernante.
El auténtico poder detrás de las bambalinas es el convaleciente. Su hermano menor Raúl Castro será su segundo mientras este viva. El formal nuevo presidente de Cuba hace lo que su pariente le ordena. Mientras Fidel tenga un halito de vida mandará. Es una relación de subordinación psicológica, basificada en el culto a Fidel.
Fidel Castro aunque trató de simular ser un dios, la propia existencia demostró que es solo un ser humano. Y los seres humanos poseen una conciencia, con una personalidad bien o mal constituida. En las leyendas sobre dioses, si de verdad estos existen, se ha demostrado que tienen los mismos defectos de los hombres y mujeres.
En la estructura de una personalidad humana tenemos al Yo, también conocido como Ego. El componente psíquico donde el sujeto se autodenomina a si mismo y a su vez sirve para proponerse metas y proyecciones individuales. El Ego es la auto percepción del propio humano, junto a sus aspiraciones más personales.
Con el Ego de Fidel Castro se dieron problemas, debido a la educación disfuncional en su niñez. Fidel y sus hermanos fueron en su momento hijos bastardos, por eso sufrieron humillaciones dolorosas. Para poder sobrevivir en un contexto tan adverso, Fidel sobredimensionó su Ego para enfrentarse al mundo.
También es necesario acotar que Fidel Castro y toda su familia son los vástagos de un español derrotado. Por ello asimiló el resentimiento de su progenitor contra los mambises triunfadores. Como mismo su enfermizo antinorteamericanismo es la venganza, porque los yanquis contribuyeron al descalabro bélico hispano.
Este acrecentamiento resultó tan desproporcionado para el ser humano nombrado Fidel Alejandro Castro Ruz que se enraizó en su particular cosmovisión, trazándose como meta controlar a sus semejantes. La política ha sido para el hoy enfermo estadista, un mero instrumento fiscalizador y de dominio.
Para el Ego de Fidel Castro, la pequeña y poco importante Cuba es un castigo, porque no puede dominar al mundo como quisiera. Él cree merecer haber nacido en un gran país, donde una vez tomado el poder político, tener control sobre toda la civilización. Por la insignificancia que atribuye a su patria, la emprende contra sus compatriotas.
Aquellos monarcas despóticos, de igual modo se proyectaban contra sus pueblos. Creían estar obligados a gobernar a sus subordinados y lo veían como una carga demasiado pesada. Para nada consideraban las opiniones de sus súbditos, el único sufrimiento a tener en cuenta era el padecido por ellos.
A muchos cubanos no se le borran las palabras escritas: “Algunos de los nuestros sueñan realmente con satisfacer todas las solicitudes de “pajaritos volando” que la gente desea”. Porque en su opinión, la tierra de los cubanos es intrascendente para lograr someter al mundo. Por eso Castro, como antes hizo su padre Ángel, solo aborrece a Cuba.
cocofari62@yahoo.es
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