jueves, 20 de noviembre de 2008

UNA CRISIS DE COLORETE, Juan González Febles


Lawton, La Habana, noviembre 20 de 2008, (SDP) Dicen que el magnate norteamericano William Randolph Hearts, en la víspera de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, dijo a sus redactores: “Pongan los titulares, yo les daré una guerra”. La anécdota, apócrifa o no, quedó para la posteridad como ejemplo de manipulación y amarillismo.

En Cuba, la policía en cumplimiento de órdenes emanadas ‘del más alto nivel de dirección política del país’ impide el arribo de carne de cerdo, frutos menores y viandas a los mercados y por extensión, a las mesas de la mayoría.

En la actualidad, el pueblo cubano sufre una carestía artificial de muchos alimentos. Digo artificial porque las razones que la sustentan son más del orden policial y político que económico. Alguien decidió en la cúpula verdeolivo que el pueblo cubano sufra una carestía artificial de alimentos. Necesitó una crisis y la creó. El anti periódico Granma y el resto de la fauna mediática nacional, sólo han puesto los titulares.

Desde las localidades periféricas de la capital, los veterinarios no expiden la documentación necesaria para que los cerdos sean trasladados a las ciudades para su comercialización Los que se atreven a contravenir la orden y son sorprendidos en el transporte no autorizado de cerdos, son multados y la carga, decomisada. La transportación de frutos menores, viandas etc., desde el campo también está limitada por regulaciones de todo tipo.

El gobierno creó una crisis de colorete y entró de lleno en el negocio de los ciclones. La realidad es que no se trata de resolver problemas de una santa y buena vez, el gobierno prefiere crearlos. Para citar ejemplos. Cuba cuenta con cinco fábricas de cemento. Nadie se explica por qué no se vende cemento libremente y a precios módicos a la población.

Nadie sabe por qué, la cúpula senil traba al pueblo y le impide resolver de forma preventiva sus problemas. Quiere esto decir, antes que llegue el próximo ciclón. Porque se trata regularmente de problemas perfectamente solubles, sin la presencia siempre entorpecedora del estado.

Pero esto no es nuevo. Hace algunos años, recuerdo que un decepcionado de aquel entonces me relató como el gobierno, por orden de Fidel Castro, destruyó la masa ganadera de Cuba. Completamente ebrio me dijo que Castro era un diablo. Que mantenía algunas creencias esotéricas exóticas y que basado en ellas, decidió privar al pueblo de Cuba del consumo de la carne roja. La razón para ello sería que el consumo de carne roja predispone a la rebeldía y al impulso emprendedor. Aspectos estos muy perjudiciales, para alguien que pretenda convertirse en dictador totalitario.

Fresco está en la memoria como el gobierno, por inspiración y mandato de Castro, se negó a promover y hasta proscribió el cultivo de maíz en Cuba. Sería muy bueno seguir el curso de los futuros acontecimientos. Quizás encontremos el hilo que ayude a desentrañar con tiempo anticipado la madeja que teje el gobierno en su promoción perversa de crisis artificiales.

La victoria de Barack Obama, presupone un escenario nuevo y hostil a las pretensiones de la cúpula política verdeolivo. No me parece probable que a estas alturas, renuncien a su cómodo mega-enemigo del Norte.

Quizás de la crisis de colorete alimentaria pasen a otra crisis más seria y de mayor envergadura. Una crisis real que les permita legitimidad y un mayor grado de aceptación dentro de un pueblo que muestra señales evidentes de hastío y de perder el miedo en un proceso lento, pero irreversible.
jgonzafeb@yahoo.com

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