jueves, 20 de noviembre de 2008

UN ANALFABETO ECONÓMICO FUNCIONAL II, Paulino Alfonso


Lawton, La Habana 17 de Noviembre 2008 (SDP) Una vez nombrado de índice, el Dr. Dorticós (que dicho sea de paso, era idóneo para ocupar este cargo, tanto así, que el pueblo lo bautizó con el apodo de Cuchara), se entregó con verdadera pasión a dirigir ese flamante cuerpo de economistas y financieros que fue la JUCEPLAN. Muy sabiamente, le propuso al Anciano la variante mas adecuada. Esta sería, no trabajar sobre la base de resultados financieros, sino sobre la administración de recursos. Es decir, un balance material. Al Anciano debió agradarle la idea, que no era tal. Era una burda copia del sistema ruso de planificación, que como todos sabemos, “tuvo muchos aciertos”.

Libre ya, por siempre, de molestas esposas y seguro de la incondicionalidad del Dr. Dorticós, otorgó a éste carta blanca para que se ocupara de la Junta y así poder dedicar su genio a la liberación del Tercer Mundo. Pero sin descuidar algo que consideró muy importante.

La JUCEPLAN era un organismo asesor, distribuía lo que el MINCEX adquiría en el extranjero. A la vez, firmaba los acuerdos con estos. Se subordinaba al Primer Ministro, no al Presidente y adivinen quien era el Primer Ministro. Lo adivinaron, el Comandante. Así las cosas, esto continuó hasta el fatídico año 70, donde después del “Éxito” de los 10 Millones, los soviéticos le impusieron al Anciano la temida camisa de fuerza. Imaginen lo mal que se sintió, con esta imposición y agresión a la soberanía de Cuba. ¡Pero que hacerle a eso, el que paga manda!

Como Nikolai Baibakov había hablado mucho y mal de lo que vio en Cuba y otro, Nikolai (Patolichev), Ministro del Comercio Exterior de la hoy difunta URSS, que sabía de la pata que cojeaba el Anciano, solicitó al Padrecito Leonid que pusiera a Carlos Rafael Rodríguez al frente de la esfera económica. Era un comunista probado y mas fiel a Moscú que el genial Líder.

Este a pesar de ser un buen profesional, y sabedor que el puesto era más inestable que la nitroglicerina, propuso al mejor de sus alumnos, el infeliz Humberto Pérez González. La moción fue aprobada por unanimidad, así como tantas otras, en el 1er Congreso del PCC.

A partir de ahí, los tecnócratas y economistas vivimos en el paraíso de lo que fue el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía. ¡Infelices! El Nirvana duró solo 5 años. En 1979, con la Revolución Sandinista yéndose a pique por falta de fondos, el Anciano echó a un lado tanta bobería y papeluchos, que nadie mejor que él conocía. Destituyó al infeliz, que como Botti, 28 años atrás, creyó que ser Vicepresidente en Cuba, era de verdad. También a sus tanques pensantes y de paso, canceló
10 Ministerios con el pretexto de, y cito: “Por innecesarios e inoperantes”.

Nombró al entonces Ministro de la Construcción y lo hizo Vicepresidente, de un dedazo. No para resolver algún problema, sino para tener a alguien a quien culpar, si las cosas salían mal. Para hacer lo que quería, creó el poderoso Comité Estatal de Abastecimiento Técnico Material (CEATM) con Irma Sánchez al frente, (¿les parece conocido el apellido?). Entonces se dispuso, a partir de ahí, que la Junta no manejara recursos, sino que planificara las demandas.

En una palabra, de gavilán pasaron a polillas y así se quedaron hasta que llegó el periodo especial. Todo lo que conocemos, el perfeccionamiento, la autorización de la divisa, los CUC ,el crecimiento económico y otros tantos asuntos ya tratados en anteriores artículos, desfilaron hasta que ¡SHAZAM¡ llegó el Capitán América, perdón quise decir el Tte. Cor. Chávez y el ALBA. A partir de ahí, los economistas, se han convertido en alquimistas que tienen que trasmutar el pobre desempeño, por no decir inopia de la economía cubana, en algo mas fantasioso que los viajes de Gulliver.

Increíblemente, hay gente que se cree estos cuentos. Creo que al difunto Disney le han salido rivales en candidez o a Drácula, rivales en maldad. No lo voy a averiguar, esto no merece más que una sentencia muy hispana. Los émulos del californiano han nacido en Madrid, Buenos Aires o Caracas. “Cosas veredes, Mío Cid, que os harán palidecer” Cuando oigo al Anciano hablar de analfabetismo económico, me doy cuenta que Sancho fue más sabio que Kant.
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