Managua, La Habana. Noviembre 13 de 2008. (SDP). “(…) los mercenarios cubanos en La Habana fueron consecuentes con el dinero que reciben y votaron por John McCain”.
Ese fue el encabezamiento de un artículo de opinión con la firma de Deisy Francis Mexidor publicado por el periódico oficial Granma tres días después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, evento que pudo presenciar a través de la televisión un grupo de oposicionistas pacíficos en la residencia del jefe de la Sección de Intereses de ese país en Cuba.
El segundo párrafo especifica: “Fue lo de siempre, ni más ni menos, miembros de los grupúsculos contrarrevolucionarios internos citados por el llamado de sus amos fueron a ‘votar’ por un presidente que asumen como suyo y un gobierno que les aprueba dinero por tubería para la subversión”.
Y más adelante, Granma, asegura: “(…) la mayoría de los mercenarios que acudieron al festejo de la SINA estaban puestos, eso sí, para la comida y la cerveza.”
Todo el artículo, de ocho párrafos –largos la mayoría-, tiene el mismo lenguaje de gente de bajo costo.
Lo otro que salta a la vista es la contradicción inocultable de recibir dinero por tubería y al mismo tiempo tener que estar persiguiendo comida gratuita. Cuando se tiene dinero y posibilidades de cubrir sin limitaciones las necesidades primarias la comida deja de ser la mayor atracción.
Salvo excepciones, los integrantes de la oposición interna son personas de origen humilde que toda su vida, o la mayor parte de ella, han dependido de la libreta de racionamiento para comer. Y para nadie es un secreto que lo que se vende a través de ese logro del comunismo en Cuba es una cuota de subsistencia.
Los opositores no pueden ni pensar en tener el privilegio, como tienen algunas otras personas de acuerdo con comentarios al respecto, de que críen para su consumo terneros en áreas de la entidad estatal de Flora y Fauna.
No existe por lo tanto nada anormal, esa es una necesidad fisiológica de primer orden, comer cuando un anfitrión gentil da esa oportunidad. Lo del dinero por tubería no merece ninguna referencia.
En todas las épocas, cuando las clases, castas o grupos que detentan en el poder ven en alguna forma sus intereses amenazados o en peligro, acuden a todos los métodos para defenderse. La difamación de los adversarios – o mortales enemigos-, es una de las armas que ha sido utilizada con mayor frecuencia. Esperar otra cosa del régimen de La Habana sería una ingenuidad garrafal, aunque antes el lenguaje no fue tan burdo.
Este caso, o en otro igual o parecido, quien haya firmado el artículo no tiene la más mínima importancia. En Cuba hay que estar en la prensa independiente para escribir con libertad, los periodistas gubernamentales tienen que hacer lo que les ordenan que hagan.
Hace años, que en la llamada Declaración de Ética de la Unión de Periodistas de Cuba (oficialista) está plasmado lo siguiente: “Contribuir responsable y conscientemente por medio de la actividad profesional, al cumplimiento de los acuerdos y resoluciones de los Congresos del Partido y de las orientaciones del Buró Político, Secretariado y Comité Central del Partido Comunista de Cuba”.
Cuando no se cumple con eso se pasa al campo de los acosados y los difamados.
fornarisjo@yahoo.com
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