jueves, 13 de noviembre de 2008

¡ME DEBEN UN TIO!, Guillermo Fariñas Hernández



Santa Clara, Villa Clara, noviembre 13 de 2008, (SDP) Aquella histórica tarde del 20 de mayo del 2005, todos los delegados a la Reunión General de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba (APSCC), habían acabado de almorzar y se intentaban sentar de nuevo a debatir por una Cuba libre, en el terreno del habanero reparto Río Verde.

Tanto los invitados, diplomáticos, periodistas extranjeros acreditados, los presentes disidentes de toda Cuba, que conformaban un espontáneo “grupo de apoyo”. Que se encontraba en la calle exterior frontal, junto a los delegados acreditados, todavía no salían del asombro. Que aquel primer congreso de pacíficos opositores, fuese ya un hecho cierto e histórico.

Pero de pronto la naturaleza, en apariencia y supuestamente, se alió al gobierno del Dr. Fidel Castro Ruz. Por lo que en un abrir y cerrar de ojos, como reza la sabia frase, comenzó a caer un intempestivo y copioso aguacero subtropical. Muy cubano y contrapuesto como todos en esta tierra, de la mayor isla del mar Caribe.

Todos los asambleístas instintivamente corrieron a refugiase bajo algún lugar, que tuviera un techo protector que parase el liquido del cielo. Mas un participante de raza blanca con una fina barba en su mejilla, que se distinguía por el uso de una especie de turbante de tela negra en su cabeza, con ropaje todo de blanco. Comenzó bajo aquel diluvio a gritar, ante los asombrados participantes.

“Hermanos, ¿Por qué, corren ante esta lluvia?, todo lo que venga del cielo es enviado por Dios, esto es una señal que El Altísimo. Que bendice a nuestra asamblea, ¡Nuestra asamblea ahora está bendita! Este era el padre de la Iglesia Ortodoxa Cristiana en Cuba, Ricardo Santiago Medina Salabarría o simplemente como se le conoce en los predios opositores “El Reverendo”.

Los presentes allí salieron todos al aire libre, para recibir la acuosa precipitación. Incluidos aquellos que se sentaban en la presidencia, que tenia un pequeño techo sobre sus cabezas. Ellos también se solidarizaron, con los que en el descampado se mojaban. Por eso, de pronto se empaparon con la bendita agua, a los 10 minutos la lluvia de repente cesó.

Ricardo Santiago, nació un 23 de octubre de 1968, en la calle C # 157 e/c Prolongación de Marta Abreu y Callejón Esperanza del reparto Virginia en Santa Clara, Villa Clara. Su progenitor es Ricardo Medina Dulzaides, hoy en día residente Miami, estado de la Florida. Mientras que su mamá es la señora Miriam Salabarría, quien como madre todavía vive y sufre por su vástago.

Se graduó y ejerció la carrera de enfermería en su ciudad natal, específicamente en el Hospital Militar “Comandante Manuel “Piti” Fajardo”. Lugar donde se destacó por ser un incomparable dirigente sindical, siempre en constantes enfrentamientos a los estamentos políticos-militaristas del centro de este centro de salud.

Pero el día 1ro de agosto de 1994, su vida cambió de golpe. Con su familia conoció la muerte de su tío Osvaldo Medina Dulzaides, quien supuestamente se había ahorcado con una sabana. El sitio donde esto ocurrió, era el Órgano de Instrucción de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que los santaclareños lo conocen como “Todo el mundo canta”.

El fallecido fue velado en la funeraria “Las Villas”, antigua Doménech, el cuerpo se encontraba en una caja sellada con grandes clavos. Cuestión que a los familiares más allegados se les hizo sospechosa, incluido al enfermero Ricardo Santiago Medina. Por eso abrieron la caja mortuoria y vieron que estaba reventado a golpes con numerosos hematomas en todo su cuerpo.

Se caldearon los ánimos al instante, el féretro fue levantado por varios de los allegados. Y sobre los hombros de los varones de la familia Medina-Dulzaides, quienes seguidos por las mujeres junto a los niños de la familia. Se dirigieron a la sede provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC), en la Carretera a Camajuaní y la calle Ana Pegudo.

A partir de ese momento, Ricardo comenzó un proselitismo anticastrista público, sin que le importase su status de trabajador civil del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El teniente de la Contrainteligencia Militar (CIM), Leoncio Abreu Aday, por ese entonces atendió el centro de salud, le dijo: “Tengo, que sacarte, porque me tienes revuelto el hospital militar”.

Después laboró por un tiempo en el hospital provincial “Arnaldo Milián Castro”, sin dejar de expresar su abierto rechazo al régimen totalitario. Cuestión que disgustó a los mecanismos de control social, por lo que el director en persona el Dr. Isidoro Padilla lo expulsó. Por su posición abiertamente contrarrevolucionaria y de no mostrar miedo a ser represaliado.

Se trasladó hacia la capital del país, donde laboró junto a su padre. En La Habana se casó con Katia Martín Véliz, incorporándose a los grupos de opositores pacíficos al gobierno. En compañía de el hoy exiliado padre Pedro Crespo Jiménez, fundaron el Vicariato de la Iglesia Ortodoxa Romana Bizantina en Cuba.

Les nacieron 2 niñas gemelas, a las que nombraron Samanta y Samira. Por ese tiempo les decía a sus hermanos de lucha, que la única prueba que le rogaba a Dios, era pasar con dignidad por el calvario del presidio político, para probar su valía como disidente. Todo a pesar de tener que separarse de sus niñas. Pero decía, que José Martí se alejó de su amado hijo José Francisco.

La Seguridad del Estado lo complació, pues el 22 de julio del año 2005. Los científicos represivos lo subestimaron, pues intentaron, que declarase contra la líder opositora Marta Beatriz Roque Cabello. Al no lograrlo, se le envió a las prisiones pinareñas Kilo- 5 y ½ y Taco Taco, como el tácito resultado del fracaso de la Policía Política.

El pro-demócrata está en libertad desde el 23 de octubre del 2006, sin que se le formularan cargos y tampoco sin aparentes causas pendientes. Nada sorpresivo respecto a la “sui generis” justicia castrista, por ello afirma a quien le pregunte: “Ahora soy mejor opositor que antes, la Seguridad del Estado no sabe el favor que me ha hecho”.

Desde que está en la calle se puso al frente del Partido Republicano de Cuba (PRC) y ejerce todas las semanas un rosario por todos presos políticos cubanos. Secundado por su cónyuge Katia, ejerce el periodismo digital en defensa de aquellos hombres y mujeres, que están tras las rejas del Castrismo.

Un día el capitán de la represiva nombrado Yan Santiago, le preguntó en una ocasión al Reverendo: ¿Por qué tú odio tan visceral y casi fanático en contra del sistema socialista? Y después hizo un intento de reclutamiento, que resultó baldío. A lo que Ricardo solo le contestó: ¡Ustedes, los comunistas, todavía me deben un tío, coño!
cocofari62@yahoo.es

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