Habana Vieja, La Habana, noviembre 13 de 2008, (SDP) Durante más de 45 años, el actual gobierno cubano ha declarado que el 80% de los fracasos económicos de la Isla son responsabilidad de Washington. No puede negarse el enorme daño económico que semejante política le ha causado a Cuba. Lo que si es deshonesto ocultar es que los actuales modos de producción vigentes en Cuba, en nada ayudan a que los trabajadores cubanos den lo mejor de sí para un crecimiento económico moderado dentro de la Isla.
Yo no soy economista y apenas puedo calcular si dos más dos son cuatro. Pero tengo una vivencia personal que contar. El hecho data de la década del 80 del siglo pasado. Había trabajado como oxicortador en la ‘Antillana de Acero’. Eso ocurrió en el año 1980. Luego, preferí convertirme en vendedor clandestino de maní tostado. Un día del año 1984 me entero de que el sistema de pago por salario en ‘Antillana’ había sido incrementado, si el obrero superaba su norma habitual de producción. Supe que en menos de seis meses los obreros habían ganado suficiente dinero y habían comprado motocicletas y autos e iban al trabajo en sus vehículos como ocurre en los países desarrollados. Esa felicidad salarial duró sólo un año.
‘Alguien’, que siempre ha sido “candil de la calle y oscuridad de su casa”, montó en cólera y atenazado por la envidia que siempre le ha causado la felicidad de sus compatriotas, dio la orden de que los normadores visitaran ‘Antillana’ y dejaran establecido como norma habitual, el superesfuerzo que los trabajadores hacían, para sobrecumplir la norma.
Los obreros de ‘Antillana’ no se dieron por vencidos. Redoblaron sus esfuerzos para percibir el salario extra que les permite, una mejor calidad de vida.
Los obreros a los dos meses recibieron otra vez al ejército de parásitos conocidos como ‘normadores’, los cuales llegaron a la conclusión que la norma de producción que doblemente hacían, sería la normal. Entonces los obreros hicieron un tercer esfuerzo y triplicaron la producción. A los dos meses, otra vez llegaron los enviados de la ‘Santa Inquisición’ salarial, y esta vez si lograron ponerle la tapa al pomo. Desde entonces, la producción de Antillana de Acero disminuyó y los obreros iniciaron por tácito acuerdo, una huelga de brazos caídos.
La mañana que llegué a la fábrica por segunda vez, me destinaron para el laminador # 250 (donde se hacen las cabillas). Desde las 7AM hasta las 9AM, hora de la merienda, el jefe de mi brigada me observó. Cuando detuvimos el trabajo, el jefe se acercó y me contó la historia de los normadores que les he narrado. Me dijo que por mucho esfuerzo que hiciera, hasta reventar, tarde o temprano volverían los normadores y declararían el resultado de mi esfuerzo extraordinario, mi norma. No sería reconocido como un súper esfuerzo. Entonces me invitó a que disminuyera mi entusiasmo y trabajara al mismo ritmo que mis compañeros. Así, le dije adiós a la motocicleta y al auto que soñé poseer.
Por lo que me han contado y he visto, sé que esta política de los normadores de la ‘Santa Inquisición’ salarial, de nuestro Estado Absoluto se practica desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí.
La organización social del trabajo en Cuba está diseñada para mantener al obrero en la semi miseria. Esto de ningún modo puede achacarse al embargo norteamericano contra la economía cubana. Por eso me pregunto: Si llegaran a levantar el embargo y el gobierno cubano continúa afirmado en ser miserable y mezquino con los obreros, entonces: ¿A quien le echarán la culpa de que nuestro país no salga de la mierda en que está hundido?
primaveradigital@gmail.com
Yo no soy economista y apenas puedo calcular si dos más dos son cuatro. Pero tengo una vivencia personal que contar. El hecho data de la década del 80 del siglo pasado. Había trabajado como oxicortador en la ‘Antillana de Acero’. Eso ocurrió en el año 1980. Luego, preferí convertirme en vendedor clandestino de maní tostado. Un día del año 1984 me entero de que el sistema de pago por salario en ‘Antillana’ había sido incrementado, si el obrero superaba su norma habitual de producción. Supe que en menos de seis meses los obreros habían ganado suficiente dinero y habían comprado motocicletas y autos e iban al trabajo en sus vehículos como ocurre en los países desarrollados. Esa felicidad salarial duró sólo un año.
‘Alguien’, que siempre ha sido “candil de la calle y oscuridad de su casa”, montó en cólera y atenazado por la envidia que siempre le ha causado la felicidad de sus compatriotas, dio la orden de que los normadores visitaran ‘Antillana’ y dejaran establecido como norma habitual, el superesfuerzo que los trabajadores hacían, para sobrecumplir la norma.
Los obreros de ‘Antillana’ no se dieron por vencidos. Redoblaron sus esfuerzos para percibir el salario extra que les permite, una mejor calidad de vida.
Los obreros a los dos meses recibieron otra vez al ejército de parásitos conocidos como ‘normadores’, los cuales llegaron a la conclusión que la norma de producción que doblemente hacían, sería la normal. Entonces los obreros hicieron un tercer esfuerzo y triplicaron la producción. A los dos meses, otra vez llegaron los enviados de la ‘Santa Inquisición’ salarial, y esta vez si lograron ponerle la tapa al pomo. Desde entonces, la producción de Antillana de Acero disminuyó y los obreros iniciaron por tácito acuerdo, una huelga de brazos caídos.
La mañana que llegué a la fábrica por segunda vez, me destinaron para el laminador # 250 (donde se hacen las cabillas). Desde las 7AM hasta las 9AM, hora de la merienda, el jefe de mi brigada me observó. Cuando detuvimos el trabajo, el jefe se acercó y me contó la historia de los normadores que les he narrado. Me dijo que por mucho esfuerzo que hiciera, hasta reventar, tarde o temprano volverían los normadores y declararían el resultado de mi esfuerzo extraordinario, mi norma. No sería reconocido como un súper esfuerzo. Entonces me invitó a que disminuyera mi entusiasmo y trabajara al mismo ritmo que mis compañeros. Así, le dije adiós a la motocicleta y al auto que soñé poseer.
Por lo que me han contado y he visto, sé que esta política de los normadores de la ‘Santa Inquisición’ salarial, de nuestro Estado Absoluto se practica desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí.
La organización social del trabajo en Cuba está diseñada para mantener al obrero en la semi miseria. Esto de ningún modo puede achacarse al embargo norteamericano contra la economía cubana. Por eso me pregunto: Si llegaran a levantar el embargo y el gobierno cubano continúa afirmado en ser miserable y mezquino con los obreros, entonces: ¿A quien le echarán la culpa de que nuestro país no salga de la mierda en que está hundido?
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