Arroyo Naranjo, La Habana, noviembre 6 de 2008 (SDP). De sobresaliente se consideró la actuación de Cuba en el primer campeonato mundial Sub. 19, en Guadalajara, México. Con un saldo de cuatro preseas doradas, una de plata e igual número de bronce, Cuba cerró el torneo con 40 puntos, desplazando a Rusia a la segunda posición por equipos con 32 puntos. Los laureados con el primer título fueron Frank Isla (64Kg), Rey Eduardo Recio (70Kg), José Larduet (81Kg) y Erislandy Savón (91Kg).
Mientras el equipo cubano de boxeo (categoría 19 años) se batía entre las cuerdas de un cuadrilátero, el presidente del Comité Olímpico Cubano (COC), José Ramón Fernández, manifestaba a Prensa Latina “que Cuba mantiene una posición firme contra la comercialización y repudia el deporte profesional porque convierte a las personas en mercancías que se compran y se venden”.
Lo que sostiene el Gallego Fernández, como se le conoce “popularmente”, es concretamente lo que advierte el discurso representativo del movimiento deportivo cubano, ese que atado entre cuerdas, ha honrado por más de medio siglo al poder totalitario.
Pero no cabe dudas que toda empresa socialista, contratista por excelencia del amateurismo en el siglo XXI, suela venderse en cuerpo y alma aunque el Gallego Fernández diga que “no vendemos a nuestros deportistas ni los prestamos mediante dádivas o dinero”.
Me pregunto a que se debe esa variante de marketing político en la que se apoyan los federativos castristas para hacer de entrenadores y técnicos deportivos una mercancía resguardada en los embalajes de la cooperación. Si sobre su tarima ideológica no conciben la oferta y demanda de atletas, ¿por qué apelan discretamente a licenciarlos para que ocupen una vacante en el deporte rentado, como sucedió con los peloteros Orestes Kindelán, Javier Méndez, Omar Linares y otros en la liga japonesa?
En cuanto a la compra de atletas, el presidente del COC dice que “nos incitan a comercializar pero Cuba se mantiene fiel a los postulados planteados por Fidel al triunfo de la Revolución, a partir del cual se hizo el deporte cubano”.
Me pregunto si es parte de los postulados la inserción de los equipos de voleibol (femenino y masculino), béisbol, boxeo y atletismo, en los Gran Prix, campeonatos mundiales o torneos tradicionales, organizados y premiados con suculentas sumas de dinero, de la cual el gobierno aplica sus impuestos sobre el atleta.
“Rechazamos el fraude, la venta de peleas, el pago de árbitros para beneficiarse de los resultados…”, agrega Fernández en su entrevista a Prensa Latina.
El boxeo es una de las disciplinas deportivas que más crisis afronta luego de la deserción de cinco pugilistas del equipo nacional en el 2007. Quedó demostrado en los juegos olímpicos de Beijing 2008. Cuba se presentó con un equipo renovado, ubicando en la final a cuatro de sus diestros. Ninguno de los finalistas se colgó al cuello el metal dorado, echando a rodar la clásica excusa del “arbitraje desfavorable”.
Moscú será escenario, a partir del 10 y hasta el 14 de diciembre, de la copa mundial de boxeo. Probablemente Cuba se presente con el mismo equipo de Beijing, con la salvedad del subcampeón Emilio Correa, recién operado por el ortopeda cubano Rodrigo Álvarez Cambras, de una lesión en su mano derecha.
Se moverá sobre el cuadrilátero de Moscú la mercancía amateur. Los golpes de derecha e izquierda sacarán temporalmente de dentro de las cuerdas a un gallego que apuesta por los “postulados de Fidel”
odelinalfonso@yahoo.com
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