jueves, 21 de mayo de 2009

EL MAYOR ABUSO, Iván Hernández Carrillo


Prisión Guamajal-Hombres, Villa Clara, mayo 21 de 2009, (SDP) El mayor abuso llevado a cabo por la dictadura castrista contra los presos y en especial, los prisioneros políticos cubanos, tiene lugar en las prisiones donde cumplen las condenas y no en los cuarteles de investigación e instrucción penal.

Aunque en estos últimos lugares también se infligen torturas, argumento lo anterior en un hecho muy simple: en las cárceles un recluso puede pasar decenas de años en el sufrimiento de maltratos, como hacinamiento, mala alimentación, negligente asistencia médica, inadecuada higiene sanitaria, actos de acoso, extorsión y golpizas.

A lo anterior estamos sometidos todos por igual, pero los reos políticos, como si ya eso no fuese suficiente, además de estos maltratos, sufrimos otros, diseñados exclusivamente para nosotros. Estos tienen como objetivo la degradación total de nuestro espíritu democrático.

Se trata de convertirnos en “sumisos esclavos”, la única clase de ser humano tolerada por la dinastía de los hermanos Castro. Por el objetivo mezquino de estos abusos, por la crueldad con que se nos aplica y las terribles secuelas emocionales que los mismos nos dejan, comencé a llamarlos por su verdadero nombre: “TORTURA”.

Trataré a grandes rasgos de explicar estos métodos y sus consecuencias. Los condenados políticos somos minoría dentro de la población penal de Cuba. Como norma de las cárceles, se nos mantiene separados. Hay unos 200 o quizás 300 sancionados comunes por cada uno de nosotros.

La policía política y otras fuerzas represivas conocen que no hay tortura de mayor nivel de dolor que aquella que puede aplicarse las 24 horas de los 365 días de cada año. Lo mejor para los estudiados chicos de la Seguridad del Estado: ¡Es sin ensuciarse las manos!

Con el otorgamiento de privilegios que pueden ir desde una visita conyugal o familiar, un cambio hacia un régimen de menor severidad penal y hasta una investidura de poder, que permita la realización de todos los negocios lucrativos existentes, con el visto bueno del testaferro que los controla dentro de la ergástula. En fin, en el interior de las prisiones, habitan verdaderos mafiosos.

Esos muchachotes de la policía política a veces logran que algunos reos por delitos comunes, nos hagan la vida lo más miserable posible para tratar de desestabilizar síquicamente y que no te puedas concentrar en tu principal rol como opositor. Es decir, denunciar al mundo estos abusos.

Imagínese usted como es vivir en un ambiente donde te son robados tus pertenencias y alimentos por parte de cualquier recluso común. Esto, aunque no tengas el menor roce con él. Y como es lógico, cuando reclamas, te contradice, te ofende e incluso te agrede físicamente.

Tu mente consciente no descansa nunca. Incluso hasta cuando duermes, te preocupas y te preguntas: ¿para cuando será el próximo ataque? Hablo de las 24 horas de presión psicológica. Por favor amigo lector, transpórtese usted e imagine vivir en este infierno.

Sólo pregunto y por favor, sea lo más sincero posible: ¿Es simple hostigamiento o pasa a la categoría de tortura esto que ocurre? Cuando usted lea estas líneas, entonces me dirá si lo relatado es un verdadero martirio o Cuba es el único país de este mundo donde no se tortura.

Ser personas cínicas es uno de los principales atributos de las que durante 50 años y un poco más, han estado al frente de los destinos de nuestra patria. Cada una de las innumerables prisiones que pululan en nuestro archipiélago puede demostrarlo fehacientemente.
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