jueves, 28 de mayo de 2009

OSMANY RICARDO SEGURA GARCÍA PERIODISTA INDEPENDIENTE, Ramón Díaz-Marzo


Habana Vieja, La Habana, 28 de mayo de 2009, (SDP) Estimado Osmany: colega que en Gloria estés en el regazo de la maternal y misericordiosa Virgen María, rodeado de amor, no tuve el honor de conocerte pero te comprendo.

Comprendo que hayas tomado la desesperada decisión de marcharte-escapar de este maldito país, de este infierno en que se ha convertido Cuba con la importante y valiosa contribución del gobierno de los Estados Unidos de América; porque, ¿qué hubiera sido de los hermanos Castro si no hubieran tenido desde el principio de los años mil novecientos y cincuenta y tantos, un aliado tan poderoso a 90 millas? No hubieran llegado hasta donde han llegado (y llegarán) si los EE.UU. no terminan por comprender lo que significa jugar ajedrez con estos astutos naturales de Birán.

Es decir, no hubieran podido destruir, ni por dentro ni por fuera, el alma de la nación cubana. Yo, sin haberte conocido, sé cómo te sentías en lo más profundo de tus pensamientos.

¡Qué asunto este, estimado Osmany, el de ser periodista independiente en un país donde sólo encarcelan a los periodistas y no los asesinan como en el mundo libre y, sin embargo, alguno de nosotros nos queremos largar pal`carajo de Cuba a ver si cuando terminamos de vivir en cualquier otro lugar del mundo, en el momento de la muerte, ni siquiera recordamos que nacimos en Cuba y podemos morir en paz!

Sólo te diré que yo también estoy harto y no sé de dónde he sacado fuerza para aguantar tanta mierda.

Fíjate si te comprendo, colega, que los hermanos Castro han llegado a superar a los españoles y norteamericanos en su afán de que logremos despreciar y hasta odiar a Cuba.

Y te voy a pronosticar algo que tú verás donde quieras que estés: cuando Cuba sea libre será cuando la Isla se quede desierta, porque hasta los perros y los gatos se lanzarán al agua en busca de nuevos rumbos. Nadie querrá vivir en Cuba. Ni siquiera los japoneses, por muy industriosos y capaces que han demostrado ser, querrán repoblarla. Hasta los “muertos de mi felicidad” del cara de guante cantautor Silvio Rodríguez, también se irán en busca de otros “paraísos” o “infiernos”.

La isla sólo se quedará con la plaga de Birán. Y cuando la Isla comprenda que nadie la quiere y se vea sola, se hundirá en el mar por el peso de la tristeza y la hijeputiña.

Cualquier “Más Allá” será mejor que vivir en Cuba.

Sólo me duele que con tus 35 años hayas estado en la morgue de Miami durante 6 meses a partir de que te encontraron a ti y 8 balseros más días después del 21 de agosto del año 2008 porque tu cadáver era irreconocible y le faltaban partes al cuerpo.

Me dicen que hacías periodismo independiente para una página Web conocida como la “Estrella Solitaria” y que tus textos actualmente pueden leerse en la Internet. Por ahora tampoco podré conocer tus textos porque el gobierno cubano nos niega el acceso a Internet.

También me duele que a pesar de que todos los lunes ibas a la SINA a realizar tu trabajo como periodista independiente conectándote al ciberespacio, los norteamericanos nunca hubieran logrado comprenderte o no querían comprenderte.

En mi opinión personal, con todos los hechos de aquí y de allá, he llegado a la conclusión de que este tira y encoge entre La Habana y Washington es un juego macabro. Ambos gobiernos se comportan como traficantes de la muerte, pues cuando los norteamericanos no dan la visa resulta que La Habana sí está dispuesta a entregar la Carta Blanca (léase “Carta de Negro Libre). Y cuando La Habana no está dispuesta a dar la Carta Blanca, Washington sí está dispuesto a dar el visado de Refugiado Político. Es como si entre ambos gobiernos existieran comunicaciones secretas donde se determina cuáles y quiénes son los cubanos que pueden salir de Cuba.

¡Ah, y lo que por poco se me olvida! Para todos esos “grandes patriotas” que están en Miami y le dicen a los que estamos aquí que permanezcamos en nuestros puestos defendiendo la dignidad de la Patria, sólo les tengo una pregunta: “¿Si ustedes quieren que nosotros permanezcamos en Cuba, qué caray hacen ustedes en Miami?

A mí que no me vengan con el cuento de que fueron sacados a rastras por el aeropuerto Internacional “José Martí¨. Todos, los que se fueron desde el principio, los que jalaron años de prisión, los que lograron arribar a las costas de la Florida, los que se reunificaron con sus familias, los que se quedaron en un viaje cultural o gubernamental auspiciado y patrocinado por la propia Dictadura, no tuvieron que ser sacados a rastras, sino que huyeron como ratas introduciéndose en el avión que los sacaría de Cuba.

De modo que podemos llegar a la conclusión de que el pueblo de Cuba, por algún artificio que ahora no podría explicar, fue engañado.

Espero, estimado Osmany, encontrarme contigo cuando Dios lo disponga. Me despido de ti con un fuerte abrazo.
ramon597@correodecuba.cu

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