Plaza, La Habana, 28 de mayo de 2009, (SDP) En la Revista Bohemia de la década del 50, aparecía una tira cómica donde dos espantajos se espiaban y trampeaban con la intención de destruirse mutuamente. Enemigos y a la vez amigos, uno de blanco y el otro de negro, de una línea con ángulos rectos y definidos, la existencia de uno condicionaba al otro. Mi relación con los comics no empezó con Spy vs. Spy, pero ellos dejaron su huella en la comprensión de lo complejo de algunas relaciones.
Sin comics y con censura, las informadoras internacionales comentan durante estos días sobre un grupo de espías españoles que trabajan dentro de la isla sin conocimiento de la policía política comunista. Al temido G-2, especializado en perseguir, secuestrar e interrogar a los demócratas, se le colaron por la puerta trasera tres agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y durante no se sabe que tiempo, estuvieron entrometiéndose en los problemas de la isla.
Estas son las informaciones conservadoras. Las especulativas hablan de la conexión entre los espías y la democión de los altos miembros del corrupto Partido Comunista y de su presencia en el entramado que llevó a la tumba política a los zares de las relaciones exteriores, Carlos Lage, Fernando Remírez y Felipe Pérez.
Aunque todos prefieran omitirlo, para los especialistas en el protocolo diplomático, la coincidencia en la expulsión de los agentes secretos y la salida del embajador español Manuel Cacho, llamado a consultas en Madrid, habla de la gravedad del asunto. Luego del intercambio de opiniones, el canciller español, Miguel Moratinos restó importancia al asunto y señaló que las relaciones entre Cuba y España son positivas y normales.
Mientras el diario Granma omite el asunto, solo algunos medios como Cubaencuentro, hablan de la queja de la cancillería cubana ante la violación de las normas y acuerdos de seguridad entre los dos países. La Asamblea Nacional cubana (parlamento), tan dada a las declaraciones sobre temas internacionales, guarda silencio sobre el hecho, al igual que el Canciller Bruno Rodríguez.
Este silencio matiza dos cosas, hasta donde es efectiva la política española en la Habana, de cara a la próxima reunión de la Unión Europea para discutir la Posición Común hacia la dictadura, así como la no coordinación del trabajo en la lucha contra el terrorismo internacional entre los mecanismos de seguridad insulares y otras naciones democráticas.
Esta sería la primera crisis importante entre los dos Estados desde la llegada de la democracia a España, que no se relaciona con la violación de los derechos humanos y las libertades ciudadanas por parte de la dictadura criolla.
El tema se complica por dos pequeñeces. Según algunos medios, la misión de los agentes era vigilar la colonia de terroristas vascos radicados en la isla. Para ello, tendrían un detallado plan de seguimiento a los miembros de la banda vasca. Esto no tendría mayores problemas, pero es público que estos se encuentran conectados con la Dirección General de inteligencia (DGI) del Ministerio de Interior. Además, los empresarios vascos en la isla sirven para recaudar dinero para las cuentas secretas de la familia “real” Castro Ruz.
Fuentes bien informadas señalan que la comunidad de empresarios éuscaros es privilegiada entre los empresarios de otras nacionalidades y que sus empresas sirven de tapaderas para negocios no muy legales a nivel internacional. Además, el periódico español El Mundo señala que los terroristas de ETA asentados en Cuba crearon un entramado de sociedades que aportaron beneficios a la organización en el desempeño de labores de logísticas.
Quizás esa información haga comprensible el por que Fidel Castro se negó a condenar el terrorismo euskera en la Cumbre Iberoamericana del 2000 en Panamá.
Por ultimo y no menos importante es la relación que algunos analistas establecen sobre el caso del empresario y agente de la inteligencia Conrado Hernández, representantes de los intereses del País Vasco en la isla y amigo personal de Carlos Lage Dávila desde la infancia.
Según El Nuevo Herald, “al parecer, Hernández decidió grabar las conversaciones informales de Lage y el ex canciller Felipe Pérez con el propósito de entregar evidencias a la inteligencia española sobre la forma de pensar de esos políticos” sin saber que a su vez el era chequeado por la contrainteligencia militar comunista.
El doble seguimiento de los cuerpos de inteligencia se realizó en la residencia campestre de Conrado, en Arcos de Canasí, treinta kilómetros antes de llegar a Matanzas por la Vía Blanca. El lugar era frecuentado por los políticos en sus ratos de esparcimiento.
Conrado Hernández, fue detenido el 14 de febrero en el aeropuerto José Martí de la Habana cuando se disponía a viajar con su esposa a Bilbao. Catorce días más tarde, las oficinas de la representación de los empresarios de país vasco fue registrada por la policía política. Al cabo de 72 horas, se anunció la destitución de personeros del más alto nivel del Partido Comunista.
Imagine a los espantajos de Spy vs. Spy, con las caras de Bruno Rodríguez y Miguel Moratinos, dándose la mano, diciendo que en Cuba no hay presos políticos, mientras por la espalda se sacan cuchillos, se ponen bombas o se mandan espías y agitadores.
aleagapesant@yahoo.es
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